Lo que usted no sabe sobre Ovidio: captura y extradición

Primero:

Si, es cierto, Estados Unidos estuvo metido en ambas la captura y obviamente la extradición de Ovidio Guzmán López. 

Segundo: 

Los cargos criminales contra “El Chapito” son muy serios y por eso el proceso jurídico tiene que estar a prueba de huracanes legales. Los cargos están siendo revelados primero en Chicago.

Los fiscales se tienen que asegurar que el juicio contra el hijo menor del “Chapo” Guzmán esté sellado para que no exista escapatoria legal. Los fiscales están aún decidiendo si habrá procesos adicionales contra el heredero de las operaciones del Cártel de Sinaloa; con cargos criminales en San Diego, el Distrito Sur de Nueva York, y en Washington DC.  

Tercero:   

Como se los anticipé en esta misma columna en abril de este año, el presidente Joe Biden no puede seriamente buscar su reelección, sin mostrar que los responsables de las miles de muertes, a causa del fentanilo, están siendo procesados por la justicia estadounidense.

El gobierno de México siempre lo ha sabido. Simple y sencillamente no se podía negar a extraditar a quien durante meses ha sido señalado como el responsable principal de esas muertes.

La DEA contra “Los Chapitos”

El 12 de abril de 2021, el presidente Joe Biden nominó a Anne Milgram para asumir la dirección de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos. La DEA necesitaba un nuevo líder. El presidente decidió, que como había ocurrido durante la presidencia de Barack Obama, lo mejor era traer a alguien de fuera de Washington. Solo 2 meses después, el 28 de junio, la señora Milgram fue confirmada por el senado. A los senadores de los dos partidos les gustó mucho Milgram, una joven abogada que del 2007 al 2010 había sido Fiscal General del estado de Nueva Jersey en donde había manejado más de 9 mil empleados y supervisado a los fiscales estatales y de los condados. Además, Milgram se concentró en mejorar el trabajo de más de 30,000 agentes de policía. Durante su mandato como Fiscal General, Milgram transformó el Departamento de Policía de Camden, y lo hizo el más eficiente de todo EE. UU.

Cuando Milgram llegó a la DEA, la crisis por el uso de opioides había crecido sin que nadie hubiese siquiera intentado pararla. El número de muertes de gente que había consumido fentanilo, creyendo que se trataba de analgésicos, empezaba a aparecer como la peor crisis de salud pública en la historia de Estados Unidos.

En la DEA sabían que la principal fuente de fentanilo era el Cartel de Sinaloa. El problema es que todo esto estaba ocurriendo durante uno de los peores momentos de tensión entre los gobiernos de México y Estados Unidos.

En los dos gobiernos sus funcionarios en ese momento, se echaban la culpa sobre quién era el responsable de la aparición y la extensión del fentanilo. 

En febrero del 2022, Milgram arremetió contra el gobierno mexicano acusándolo de renegar de sus acuerdos de cooperación y asistencia a los agentes estadounidenses que trabajaban en casos relacionados con el fentanilo procedente de México. Poco después, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, respondió que “México no tenía nada que ver con esa droga”.

“El Grupo 959” 

La investigación principal sobre el fentanilo, el Cartel de Sinaloa y los "Chapitos," se estaba llevando a cabo en la oficina del fiscal federal en Manhattan. Pero quien llevaba a cabo las acciones de campo eran los agentes del grupo 959 de la DEA. Anne Milgram vio de inmediato que podía construir un caso legal fuerte para atacar no sólo a los herederos del "Chapo" Guzmán, sino a toda su red de fentanilo: los productores de químicos, los lavadores de dinero, los contrabandistas y los distribuidores.  

El plan de la administradora de la DEA reforzaría el trabajo del Grupo 959, y además reforzaría y sellaría las investigaciones de la oficina del fiscal federal en Manhattan.

Pero los fiscales federales de Chicago, San Diego y Washington insistieron que ellos tenían sus propias investigaciones, pruebas y evidencias contra los cuatro hermanos Guzmán. Eso los llevará forzosamente a decidir si legalmente la justicia estadounidense fusionará los tres casos legales provenientes de esas tres ciudades, o si presentará un solo caso asentado en la ciudad de Chicago. Por eso Ovidio está hoy en Chicago.

El peligro de los desacuerdos de los fiscales es que eso podría exhibir al grupo 959 de la DEA, y podría revelar no sólo su existencia misma sino sus métodos, informantes y hasta a sus agentes. Por eso el proceso legal es tan delicado. Cada vez que hay un juicio abierto en Estados Unidos ese peligro existe. 

 Recuerde usted que, desde abril de este año, la justicia estadounidense presentó cargos en tres distritos federales: el del Sur de Nueva York, el del Norte de Illinois, y el del Distrito de Columbia en Washington. 

Para el gobierno de Estados Unidos, El Cártel de Sinaloa es el grupo de narcotraficantes “más extenso del mundo”. El cartel, bajo la dirección de los hermanos Guzmán, está siendo asistido por compañías farmacéuticas chinas, para que en México y también en Estados Unidos, se alimente la producción, manufactura y distribución de esta droga, que sigue siendo hoy, “la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 49 años”.

El Departamento de Justicia, y el mismo Fiscal General Merrick Garland, han tenido que convertirse en árbitros entre los fiscales federales de Chicago, San Diego y Washington. Cada uno quiere prevalecer sobre los otros, porque los tres han investigado a los “Chapitos” por casi una década y los tres tienen enormes cantidades de pruebas, materiales y testigos inculpatorios contra los cuatro hermanos.

El caso de Chicago ha prevalecido porque no solamente se centra en el contrabando y fabricación del fentanilo por parte de los Chapitos, sino también en sus ventas de droga, y en una multitud de otros crímenes, que son atribuidos al Cártel de Sinaloa en Los Estados Unidos. Los fiscales tienen ya testigos protegidos incluso entre quienes han servido como distribuidores del cartel desde antes del 2008.

Los agentes de la DEA, del F.B.I., y los Investigadores de Seguridad Nacional han incorporado en sus casos las pruebas de varios testigos que cooperan desde la ronda inicial de acusaciones contra los Chapitos. 

Jesús Alfredo Guzmán Salazar, por ejemplo, fue acusado por primera vez en Chicago en 2015; su hermano, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, fue acusado desde antes en San Diego en el 2014.  En el 2019 los fiscales de Washington revelaron los cargos contra sus dos medio hermanos, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López.   

Lo que esto significa es que la extradición de Ovidio no es el fin de la guerra contra los cuatro hermanos, y que el gobierno en Washington aún quiere a los otros tres hermanos encerrados y condenados por la justicia de Estados Unidos. La DEA infiltró al Cártel de Sinaloa y algunos medios informaron en el mes de julio, que dos de esos informantes fueron encontrados, torturados y asesinados en México.  

Hoy, con lo que usted puede contar es que el siguiente paso será el juicio contra Ovidio, y que de ahí saldrán más pruebas contra el Cartel y seguramente también contra los otros tres “Chapitos”.

Los tres hermanos de Ovidio siguen libres en México. Por eso cuente usted con que la insistencia estadounidense para que el gobierno mexicano continúe cooperando en estas operaciones de captura y extradición se va a intensificar.