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Opinión

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Los cambios en el AICM

Hace un par de semanas hubo relevo al frente del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Pese a que muchos atribuyen a Carlos Morán Moguel el deterioro de esta infraestructura, lo cierto es que el AICM viene en declive desde hace muchos años. Esa era la razón de construir un nuevo aeropuerto que lo sustituyera porque -hay que decirlo- la ampliación con la Terminal 2 y las adecuaciones del 2005 y 2006 no eran permanentes, sino temporales y ahora ha llegado el momento de que esta temporalidad cobre factura.

Por eso es que el deterioro se nota cada día más. Desde la inauguración de la T2, personajes de la talla de Federico Dovalí (constructor de aeropuertos, si los hay) advertían de ciertas fallas en la cimentación de los cuerpos de la Terminal, ya que se hallan en terrenos que se hunden de manera diferencial con el consecuente deterioro de la conectividad interna.

Estamos hablando de que el edificio central con su ambulatorio tiene un hundimiento distinto al de los dos "dedos” (donde se encuentran las salas de abordaje y los pasillos telescópicos que conectan a los pasajeros con los aviones en plataforma), denominados norte y sur. En la planta baja de estos “dedos” están las bandas de equipaje y las instalaciones de aduana y migración, que tantos dolores de cabeza han causado a los usuarios, entre otras cosas porque la falta de inversión tiene parados muchos equipos de vigilancia tanto de personas como de maletas y también falta personal suficiente.

Hay, además, un tercer edificio, añadido a fines del sexenio anterior con nuevas puertas y la zona de aerocares para el acceso a las plataformas remotas.Además de estos cuatro cuerpos está el ambulatorio exterior, donde se encuentran las puertas de llegada y salida, los mostradores de acogida y bandas para dejar los equipajes, así como los restaurantes exteriores y otros comercios.

Aunque ya se han hecho algunas de las correcciones necesarias (como iniciar la separación de los tres cuerpos centrales), aún falta mucho para que se considere que la Terminal dos se encuentre en estado óptimo.

No hay que olvidar tampoco los problemas de drenaje. Dentro de la T2 hay un problema grave de tuberías en mal estado o simplemente fuera de su cauce original, por los hundimientos que ya detallamos más arriba y por el desgaste natural de los años que lleva funcionando, cuando la T2 sólo estaba prevista para usarse en un horizonte de mediano plazo.

Desde luego que hay mucho más qué hacer en el resto de las 762 hectáreas del perímetro, que ya iremos comentando, pero al menos en el calendario de Morán, uno de los principales retos era iniciar la cirugía mayor del Aeropuerto capitalino en esta Terminal 2.

El nuevo director, el vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, acaba de decir que no está claro si se seguirá el plan iniciado por su antecesor pues tiene que revisarlo antes. Este es uno de los problemas de los cambios de mandos que en este sector ya se han hecho frecuentes.

Otro tema tiene que ver con el dinero necesario para que los equipos de servicio funcionen y para que las autoridades que concurren en esta infraestructura tengan con qué operar. Urge atenderlo.

raviles0829@gmail.com

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