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Los priistas se merecen a Alito; él enterrará al partido
Alejandro Alito Moreno ha sido presidente nacional del PRI desde el 18 de agosto de 2019. Ayer, 600 integrantes del Consejo Político Nacional del PRI lo reeligieron para que continúe en el cargo hasta 2028.
El desprestigiado e impugnado y aparentemente multimillonario exgobernador de Campeche seguirá dirigiendo al PRI a pesar de las desastrosas derrotas electorales sufridas por sus candidatos en las elecciones federales y locales de 2021 y 2024. Durante su gestión, el PRI ha perdido 11 gubernaturas y se ha convertido en un partido minoritario en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
A pesar de que miles de priistas han exigido su renuncia desde que, en julio de 2021, el PRI perdió las gubernaturas de Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, Moreno continuará en el cargo.
Entre quienes se han opuesto a su reelección están los expresidentes del PRI, José Antonio González, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Ochoa. También se han manifestado un buen número de exgobernadores y quienes formaron parte de algún gabinete presidencial.
El pasado 3 de julio, poco más de 250 priistas, incluidos los arriba mencionados, publicaron una carta abierta en la que exigían, entre otras cosas, que “un grupo de expresidentes, cuadros de prestigio y reconocimiento” condujeran la asamblea nacional de su partido, que se celebraría unos días después. Además, solicitaban la elección de una dirigencia interina que se encargara del “replanteamiento de todos los documentos básicos” del PRI, y que se estableciera la “no reelección de la dirigencia”.
Sin embargo, la asamblea, controlada por Alito, ignoró las exigencias de esos, antes influyentes, priistas y aprobó los cambios estatutarios que permitieron su reelección.
Es curioso que la mayoría de los firmantes de la carta abierta ahora muestren su supuesta vocación democrática, cuando fue precisamente la falta de ésta dentro de su partido uno de los factores que les permitió obtener los diversos cargos públicos que alguna vez ocuparon. Parece que olvidaron que fue el dedazo de presidentes de la República, gobernadores, presidentes municipales, líderes partidistas y legislativos lo que, en algún momento de sus carreras políticas, los favoreció para obtener un cargo o candidatura.
Por ejemplo, de los 25 presidentes nacionales que ha tenido el PRI desde 1982, cuando Miguel de la Madrid y sus neoliberales llegaron al poder, sólo tres fueron electos por la militancia priista: Roberto Madrazo en 2002, Beatriz Paredes en 2007 y el mismo Moreno en 2019.
Los otros 22 llegaron al cargo mediante el dedazo presidencial y, cuando no hubo Presidente de la República emanado del PRI, fueron los gobernadores priistas y otros grupos de poder quienes decidieron quién sería el presidente de su partido.
Es una descarada burla al pueblo de México que varios de los expresidentes del PRI, que ocuparon el cargo gracias al dedazo presidencial, se quejen ahora de la falta de democracia que prevalece en un partido donde esta nunca existió.
Los priistas merecen tener a Moreno como su presidente. Él se encargará de enterrar al partido que mantuvo en México el autoritarismo y la corrupción durante 71 años del siglo pasado.
Facebook: Eduardo J Ruiz-Healy