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"Los que sobrevivan, podrán circular mañana"
Vivo en la Ciudad de México, me ha tocado atestiguar el paso de una ciudad con poca contaminación a esta urbe, hermosa, caótica y desigual en la que vivimos hoy. Uno de los privilegios de la edad es recordar las noches estrelladas y la transparencia del aire de los años 60.
Seguramente el aire no era ya el que vio Alexander von Humboldt en 1804 y que le hizo exclamar: “viajero, has llegado a la región más transparente del aire”, según Alfonso Reyes en la “visión de Anáhuac. Tampoco era la transparencia y la belleza de los volcanes, nuestros guardianes, que capturó en sus pinturas José María Velasco en la segunda parte del siglo XIX. Y, sin embargo, el Valle de México conservaba algo de aquel entorno que impresionaba a sus habitantes y visitantes.
Paz decía en Piedra de Sol: “no pesa el aire, aquí siempre es octubre”, al caminar por la Avenida Reforma, pero nosotros podemos exclamar: aquí pesa el aire y mata. Sin embargo, no veo la suficiente preocupación en mis conciudadanos ni en los medios, mucho menos en el gobierno de la CDMX. Digamos que la nota se ha vuelto anecdótica y ya no ocasiona líos políticos para los gobernantes, como ocurría en otras décadas.
La combinación del calor extremo que padecemos en la república con la sequía nos toma mal parados. Hace algunos días, los medios difundieron que en al menos 10 ciudades se habían roto los récords de altas temperaturas registradas: CDMX (34.3 °C.), Toluca (33.6°C.), Cuernavaca (39.3°C.), Ciudad Victoria (47.6°C), Mérida (43.7°C.), Campeche (45.1°C.), Progreso (44.2°C.), Torreón (44.0°C.), Puebla (35.2°C.) y Querétaro (38.2°C.).
En cuanto a la sequía, con una frescura envidiable, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha dicho que este mes, más o menos el 13 de mayo, será el inicio “oficial” de la temporada de lluvias y huracanes en México. ¿Se puede hacer “oficial” el inicio de las lluvias? ¿Habló Tláloc con AMLO? El presidente ha desestimado la sequía y señala, para variar, que está bajo control. Pero los datos dicen otra cosa.
De acuerdo con el Monitor de Sequía del SMN, este fenómeno afecta a mil 963 municipios, es decir el 79.4% del territorio nacional. Hay 12 estados con el 100% de su territorio con sequía, algunos de ellos son grandes productores de alimentos. Pero lo peor puede estar por venir, el mismo SMN asegura que se presentarán al menos cinco eventos de calor extremo de marzo a julio de 2024, es decir, que aún nos faltan dos meses y medio de clima caluroso.
Al momento de escribir estas líneas llevamos cuatro días seguidos (13 al 16 de mayo) de contingencia ambiental, fase I y las perspectivas no lucen bien. Los medios han circulado la versión de que la contingencia ambiental más larga en el Valle de México fue el 19 de marzo de 1992 y se alargó hasta el 10 de abril de ese año.
El retiro de vehículos como una medida para controlar la contaminación en la CDMX ya no funciona como antes. Todavía menos si se da una combinación de elementos como calor extremo, falta de lluvias y escasos vientos, como está sucediendo ahora. En noviembre de 1989 se lanzó el programa Hoy No Circula en la Zona Metropolitana del Valle de México. Eran los tiempos de la mancuerna de Manuel Camacho y Carlos Salinas. Con el tiempo, esta medida se acompañó con el retiro gradual de algunas de las empresas contaminantes establecidas en el Valle de México.
Después de 35 años han aumentado el número de personas y de vehículos de forma explosiva. En 1990 había poco más de nueve millones de automóviles en todo el país, ahora tan solo en la CDMX hay más de seis millones. Se calcula que el coeficiente entre el número de hogares y vehículos arroja que, en promedio, cada hogar tiene dos autos. El más alto del país. El gobierno de López Obrador y de Claudia Sheinbaum han seguido el modelo de otros sexenios: hacer poco, pero las cosas se han complicado. Más allá de la aplicación de la fase I, los datos de fuentes oficiales señalan que en este 2024 solo ha habido ocho días que se pueden calificar como limpios.
Desde luego, queda claro que todo esto se encuadra en el fenómeno del cambio climático, que también se ha vuelto anecdótico a pesar de las alarmas de científicos e instituciones. La CDMX es especialmente vulnerable a esta situación. Todos deberíamos estar preocupados y ocupados en ello.
Alguna vez, Miguel León-Portilla nos recordó la visión que tenían los mexicas de esta ciudad: “…en tanto que dure el mundo, no acabará, no terminará la gloria, la fama de México-Tenochtitlan".
¿Será?