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Los retos del agua
Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua”.
Loren Eiseley, Escritor y Antropólogo.
En materia de agua, México enfrenta de manera indudable, un reto y una crisis grave en el presente y potencialmente catastrófica en el futuro.
Como todo problema grave, su composición es multifactorial y la capacidad y potencial real de atender el problema, se inicia con un adecuado diagnóstico, que parta de información precisa, que permita identificar causas y vertientes potenciales y posibles para enfrentarlas.
Un primer aspecto fundamental es tener claro el uso que le damos al agua en el país. Frecuentemente escuchamos en muy distintos foros, señalar que la causa de la falta de agua es la actividad industrial, particularmente de sectores como el de refrescos y cerveza. Sin embargo, la realidad es que de todo el consumo de agua, 76%, más de dos terceras partes, se dedican a la producción agrícola; 14% se dedican a atender las redes de agua potable y en general el abastecimiento público y sólo 5% se dedica a la industria llamada autoabastecida, que se refiere las empresas que tienen el suministro directo de agua desde ríos, arroyos y otros acuíferos.
Entender esta distribución en el uso, es fundamental porque existen acciones diferenciadas para enfrentar el problema de escasez, dependiendo de cada sector. De esta manera, por ejemplo, algunas de las acciones que a nivel mundial se encamina a eficientar el consumo agrícola relacionado con la ganadería, pasan por mejorar la productividad del ganado; por ejemplo, en producción de leche. Ganado de mejor nivel de producción consume menos agua por litro generado de leche.
En otros casos, lo que se requiere es mejorar los mecanismos para captación y aprovechamiento de agua pluvial que permita el riego en periodos de mayor sequía, así como procurar tecnologías que permitan hacer más eficiente la producción agrícola, en términos de consumo de agua, tal como ocurre con el cultivo hidropónico.
También se requiere entender que el problema de abasto tiene como un tema fundamental la distribución hídrica en el país, que presenta regiones con alta concentración hídrica y de precipitaciones pluviales, mientras que en otras regiones se carece de estos recursos.
A ello hay que sumar el hecho innegable de que el cambio climático está afectando la frecuencia e intensidad de las lluvias. En junio del 2023, la precipitación pluvial acumulada fue 60% menor al promedio histórico para ese mes entre 1991 y el 2020. Y esa afectación climática no puede ser combatida con medidas nacionales y de corto plazo.
Otro tema fundamental es el mantenimiento de la red primaria y secundaria para consumo, que al igual que la infraestructura de riego es ineficiente y obsoleta y con elevados porcentajes de desperdicio.
Existe también una imperiosa necesidad, en ciudades como la de México, de crear obras que permitan la captación de agua pluvial para la recuperación en mantos acuíferos. La mayor parte del agua de lluvia se va al alcantarillado y de ahí a los sistemas de desagüe; no se genera con ello una recarga de mantos.
La cultura de reciclamiento también enfrenta problemas; en Tijuana una buena parte del agua es tratada, pero no se recicla, se devuelve al mar; con lo que se desaprovechó su utilización para otros usos importantes en la región.
El próximo gobierno federal y todos los estatales, tendrán como un reto urgente analizar de manera objetiva la magnitud del problema y asegurar una conjunción de inversiones públicas y privadas para atender este problema.
La visión simplista de que el agua es un derecho, sin dejar de ser cierta, deja fuera la realidad de que se requieren inversiones y políticas públicas, así como la intervención privada, para asegurar que el agua llegue para garantizar la vida y la continuación de la actividad económica del país.