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Opinión

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Mañana, decisión de política monetaria de Banxico

Mañana la Junta de Gobierno del Banco de México debe anunciar su decisión de política monetaria, en medio de un ambiente turbulento por las evidencias de una baja en la actividad económica de Estados Unidos, quizá hasta niveles recesivos.

Con todo y que una desaceleración estadounidense implicaría un efecto negativo para la economía mexicana, el banco central de nuestro país no tiene otro objetivo que cuidar el poder de compra de la moneda mexicana, no es su atribución cuidar los niveles del empleo.

Así que, en estricto sentido, hasta las más blancas palomitas de la Junta de Gobierno del Banxico hoy deberían estar de acuerdo con que no hay más remedio que mantener la tasa de interés interbancaria de referencia en el actual 11 por ciento.

Es un hecho que en el balance de riesgos actualizado de la economía mexicana sí hay evidencias de desaceleración en la actividad económica, pero ese en un tema de la autoridad fiscal, no monetaria.

Hay datos contundentes de que las políticas de gasto público con fines electorales no acabaron por impulsar la actividad económica, las transferencias de recursos sin control sólo han provocado burbujas que se ven más reflejadas en la inflación que en la expansión del Producto Interno Bruto.

No se verá nada bien en la fotografía final de López Obrador que deje una economía en franca desaceleración y está claro que dentro del banco central sí hay quien le quisiera echar la mano con la política monetaria para hacer un giño al líder con una baja en la tasa de interés.

Pero el mandato único del banco central mexicano obliga a que el dato elemental que tienen que tomar en cuenta la gobernadora y los subgobernadores del Banco de México sea ese estridente nivel de 5.61% de inflación general anual de la primera quincena de julio pasado.

También mañana se hará público el dato de la inflación al cierre del mes de julio y no pinta para mejorar, ni en la inflación general, ni en los precios no subyacentes, quizá la inflación subyacente mantenga su moderación, pero el referente es el Índice Nacional de Precios al Consumidor.

No está tampoco entre sus consideraciones principales, pero una baja en la tasa de interés así sea con un simbólico cuarto de punto, no ayudaría mucho al alicaído peso mexicano que ha esfumado su estabilidad y su fortaleza durante los últimos dos meses.

Por el otro lado, el fracaso en la desinflación mexicana amenaza con abrir una brecha mayor en la orientación de las políticas monetarias de México y Estados Unidos.

No necesariamente tiene que haber una coordinación entre el Banxico y la Reserva Federal (Fed), pero siempre es mejor que la región norteamericana tenga una coordinación monetaria si las repercusiones económicas de allá son inevitables de este lado de la frontera.

Y lo que ocurre es que la Fed podría estar cerca de una baja en su tasa de interés de referencia, incluso antes de la reunión programada de septiembre, porque ese banco central sí tiene el mandato dual, baja inflación-pleno empleo.

Así, si el Banco de México ya lo tenía complicado, ahora tiene que ser muy preciso en sus decisiones y en su forma de comunicarlas.

En estricto sentido, hasta las más blancas palomitas de la Junta de Gobierno del Banxico hoy deberían estar de acuerdo con que no hay más remedio que mantener la tasa de interés de referencia en 11 por ciento.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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