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Opinión

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Mañana se estrena la gobernadora del Banco de México

Fue apenas el 24 de noviembre pasado cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador bajó del caballo a la mitad del río a su ex secretario de Hacienda, Arturo Herrera, para presentar al mundo financiero a Victoria Rodríguez Ceja como su nominada a ser gobernadora del Banco de México.

Su aprobación legislativa fue un mero trámite, porque López Obrador ya había dado la orden. Pero lo que genera dudas desde entonces es si la gobernadora del Banco de México será como ese Poder Legislativo, como esos diputados y senadores de tres partidos políticos, que sólo siguen las órdenes del Presidente sin chistar.

Su currículum y las buenas referencias de personajes fuera de la 4T le daban el visto bueno a la flamante gobernadora electa del Banxico.

Pero esa aparición en la mañanera del 30 de diciembre pasado, unas horas antes de tomar posesión como la titular del autónomo banco central mexicano, sembró dudas y temores.

Y no es que ahí, en esa tribuna de la propaganda mañanera, haya dicho algo fuera de lugar. No, al contario, habló de controlar la inflación y cumplir con el mandato del Banco de México.

Pero siempre esa figura de un Presidente parado detrás de aquel a quien presta la tribuna, con esa mirada de control sobre sus subalternos, no era una buena señal de independencia, menos a unas horas de asumir el cargo.

Desde ese momento hemos sabido poco públicamente de la gobernadora del Banco de México, un par de referencias que la involucran. Una muy buena y otra no tanto.

Fantástica noticia que el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) eligiera a Victoria Rodríguez Ceja como una de las dos únicas mujeres que integran su Consejo Administrativo.

Más allá del reconocimiento que esto implicaba para su persona, esta designación del BIS era un espaldarazo institucional muy oportuno al Banco de México.

El otro hecho, no tan bueno, que involucró de manera indirecta a la nueva gobernadora se dio hace dos semanas cuando del Banco de México se abstuvo en la votación de las modificaciones al Estatuto General del Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE.

Como integrante de la Asamblea General de Asociados, como fundador de una institución académica con una enorme tradición de autonomía de cátedra y con la aplastante bota ideológica del Conacyt sobre el cuello del CIDE, era de esperarse que el Banco de México hiciera lo mismo que hicieron la Secretaría de Economía y el Colegio de México de oponerse a la traición intelectual del cambio de estatutos. Pero no, el Banxico de Victoria Rodríguez Ceja, no se metió en problemas con López Obrador y se abstuvo.

Mañana es un día importante para la Junta de Gobierno del Banco de México porque debe mostrar que no interrumpe su trabajo de poner un dique a la alta inflación.

Será pues el estreno en la toma de decisiones de la gobernadora Rodríguez. Podría ser un estreno fácil porque hace 40 días el presidente López Obrador le hizo saber, ahí en la tribuna de la mañanera, que a él no le gusta la inflación porque afecta a la gente más humilde.

Además de la votación, el mercado estará atento a las señales de autonomía que pueda dar la nueva administración del banco central.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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