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Opinión

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Más bienestar, más salud

José Luis Cárdenas T.

José Luis Cárdenas T. / @PepoCardenasT

En un mundo, donde los sistemas de salud suelen estar abrumados por la carga de tratar enfermedades existentes, es crucial cambiar el enfoque hacia la prevención y el bienestar de las personas. La salud ya no debería limitarse a ser simplemente la ausencia de enfermedad, sino que debería abordar el bienestar en su totalidad.

Pero, ¿qué es el bienestar y cómo se relaciona con la salud?

El bienestar es un estado de equilibrio físico, mental y social en el que una persona puede alcanzar su máximo potencial. Va más allá de la mera supervivencia y abarca aspectos como la calidad de vida, la satisfacción personal y la resiliencia frente a las dificultades. La salud, por otro lado, es un componente clave del bienestar. Una persona con buena salud tiene más probabilidades de experimentar un mayor bienestar en su vida.

Ahora, enforcarse en el bienestar no sólo debe entenderse como un imperativo ético, sino que hace todo el sentido desde la perspectiva económica. En La Economía del Bienestar ("The Economics of Wellbeing") de 2011, se intentó cuantificarlo, mediante el Gallup's Wellbeing Finder, que es una evaluación que mide el bienestar en cinco áreas clave: Laboral, relaciones sociales, salud, comunidad y finanzas, con puntajes de 0 a 100. En base a ello identificó, que la diferencia en el costo anual por persona por pérdida de productividad, debida a los días de enfermedad, entre los que se encuentran en la zona de bajo bienestar (puntuación 50-59) y los que se encuentran en la banda inferior de la zona de prosperidad (70-79) es de 3,384 dólares, es decir, 33,8 millones de dólares por cada 10,000 personas.

Pues bien, para enfocarse en el bienestar como política preventiva, los sistemas de salud deben considerar diferentes prácticas. Tal vez la más obvia, es la promoción de estilos de vida saludables, fomentando la actividad física, una dieta equilibrada y la reducción del consumo de sustancias dañinas, como el tabaco y el alcohol. También el acceso a la atención primaria juega una rol clave, ya que ese nivel se centra más en la atención médica preventiva, como vacunas, exámenes de detección y consejería sobre la salud. Otro pilar urgente y generalmente bastante olvidado es la salud mental y emocional, proporcionando servicios de apoyo emocional y psicológico. Muy efectiva es la educación o promoción en salud, alfabetizando a la población en estos temas para empoderar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su bienestar.

Más recientes, en el mundo occidental, es recurrir a las prácticas contemplativas, como mindfulness, meditación y yoga, que también desempeñan un papel importante en el enfoque del bienestar. Estas técnicas pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar la salud mental y promover la atención plena, contribuyendo así a un mayor bienestar general.

Lo intuitivo sería pensar, que todo esto sería responsabilidad de los ministerios de salud, pero no, el bienestar requiere de colaboración Intersectorial, donde las políticas de educación, vivienda, laborales y otros sectores también desempeñan un papel vital en el bienestar de la población. Esa es la aproximación llamada “salud en todas las políticas” ("Health in All Policies").

Al respecto destacan, a nivel de la Unión Europea, iniciativas llevadas adelante como el EU-Compass for Action on Mental Health and Well-being, que fue un mecanismo basado en la web que se utilizó para recopilar, intercambiar y analizar información sobre políticas y actividades de las partes interesadas en la salud mental y bienestar. Fue desarrollado por EuroHealthNet, una asociación sin fines de lucro de organismos públicos que trabajan en salud desde el nivel local hasta el internacional.

Algunos ejemplos de países que han adoptado un enfoque proactivo en relación al bienestar incluyen a Finlandia, Singapur y Nueva Zelanda. En ellos, se han implementado políticas que van más allá de la atención médica tradicional y se centran en la educación, ingresos, la vivienda asequible y la promoción de estilos de vida saludables. De hecho, Nueva Zelanda, desde el 2019 se enfoca en el denominado Presupuesto del Bienestar (“Wellbeing Budget”), que es una aproximación del presupuesto gubernamental centrada en el bienestar de los ciudadanos neozelandeses, en lugar de centrarse únicamente en el crecimiento económico.

Tampoco el sector privado puede tomar un rol pasivo, sino que debe involucrarse, ya que las empresas pueden tener un alto impacto, positivo o negativo, sobre el bienestar de los trabajadores, por lo que no sólo deben implementar las políticas públicas, sino que innovar con prácticas que impacten positivamente en los trabajadores.

En resumen, la transición hacia un enfoque preventivo y de bienestar en las políticas públicas y privadas es esencial para mejorar la calidad de vida de las personas y reducir la carga de enfermedades. Esto requiere una colaboración intersectorial y un compromiso con la promoción de estilos de vida saludables y el apoyo emocional. El bienestar no sólo es responsabilidad de los sistemas de salud, sino de toda la sociedad, y su logro tiene un impacto profundo en la vida de las personas.

*El autor es experto en políticas públicas en salud, Director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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El autor es abogado (Universidad de Chile) y Doctor en Derecho, Universidad de Friburgo, Alemania, experto en políticas públicas en salud, director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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