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Opinión

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Mexicana ordenó asalto a embajada en Quito

Nació en Durango, México, y luego de varias décadas el destino la colocó frente a la orden de asalto a la embajada mexicana en Quito.

Ella firmó la polémica orden cuyo objetivo era extraer a Jorge Glas para ponerlo a disposición de la justicia.

En efecto, la policía ecuatoriana le reporta a dicha funcionaria; no solo eso, en los momentos que el presidente Daniel Noboa no se encuentra en el interior del país, la mexicana nacionalizada ecuatoriana se queda al frente de la presidencia ya que la vicepresidenta Verónica Abad fue enviada por Noboa a Tel Aviv a cumplir una “misión de paz” (en realidad tuvieron desencuentros y el presidente decidió mantenerla lejos del país).

Se trata de Mónica Palencia, ministra del Interior del gobierno del presidente Daniel Noboa.

Palencia recibió la nacionalidad ecuatoriana 48 horas antes de asumir el cargo. Intentó obtenerla con anterioridad, pero no le fue posible durante los gobiernos de Rafael Correa y Guillermo Lasso.

Mónica Palencia llegó a Quito cuando tenía 20 años, luego de haberse casado con un ecuatoriano. Tras su separación, Palencia conoció al periodista y político ampliamente reconocido en el país, Francisco Huerta a quien lo recuerda como: “mi profesor, guía, amigo, amor” (portal Vistazo, 25 de marzo de 2024).

A Rafael Correa no le gusta que la prensa lo critique. Lo saben directivos y periodistas del periódico El Universo que tuvieron que abandonar el país por la persecución que ejecutó el entonces presidente, y también lo sabía, porque ya falleció, Francisco Huerta.

El azar suele ser generoso, pensaba Borges; en el caso de Mónica Palencia, los dados no le beneficiaron. Es probable que la decisión que tomó el presidente Noboa respecto al asalto de la embajada mexicana, la haya colocado frente a un dilema.

En México, el exceso de dosis de nacionalismo ramplón podría traducirse en duras críticas en contra de Mónica Palencia. Muchos la verían como traidora. Ojalá que AMLO y Alicia Bárcena eviten caer en el error de criticarla.

Mónica Palencia también es ecuatoriana y seguramente le hubiera gustado que AMLO y Noboa hubieran desarrollado una buena relación.

No fue así.

Han sido cuatro ocasiones en las que México ha roto relaciones diplomáticas: con las dictaduras de Franco, Pinochet y Somoza, y ahora con la democracia de Noboa.

Hay algo que las diplomacias dogmáticas generan: incertidumbre y pleitos.

Mónica Palencia hubiera jugado un papel estratégico en la negociación entre Noboa y AMLO. ¿Por qué no ocurrió?

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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