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Opinión

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México, el sexto más violento del mundo

México fue el sexto país más violento en 2023; el primero en Latinoamérica.

Lo revela un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.

La violencia en México parece ser anecdótica para todos los niveles de gobierno de todos los partidos políticos; costumbrista para un segmento de la sociedad; y reflejo de la debilidad del Estado frente a los cárteles del narcotráfico, entre un pequeño segmento de la población. Ya son 18 años sin solución y el Estado va perdiendo control del territorio.

La guerra entre Ucrania y Rusia dejó en 2023 un saldo mortal de 78,400 personas; el conflicto entre Israel y Hamás, 23,000; Myanmar y las secuelas de su golpe de Estado, 19,600; las batallas entre Boko Haram y el Estado Islámico, así como conflicto con las fuerzas armadas, en Nigeria, 10,400; Somalia con una creciente crisis humanitaria sumada al impacto de inundaciones, 9,100 muertos. En sexto sitio: México: 8,800 asesinatos, siguiendo los datos del informe del IISS.

Los niveles de violencia en México ya son comparables con los de Somalia, Nigeria, Franja de Gaza y Ucrania.

El año pasado el mundo vivió el tercer año con mayor violencia desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

Dos eventos superaron la marca de asesinatos del año pasado: la guerra de Corea de 1950 donde murieron 550,000 personas, y 1994, cuando ocurrió el genocidio de los tutsis en Ruanda, con 800,000 muertos.

Durante los últimos 30 años el número anual de muertos provocados por conflictos bélicos se mantuvo por debajo de los 100,000, pero en 2010 los conflictos armados comenzaron a potenciarse en Medio Oriente y en Asia Central, particularmente en Siria, Irak y Afganistán.

El estudio del prestigioso IISS cuantifica 459 grupos armados que controlan la vida de 195 millones de personas.

El año pasado México superó en violencia a Siria, un país en guerra civil desde hace 10 años donde la mitad de su población (23 millones) ha sido desplazada o expulsada del país.

La estrategia de comunicación de AMLO tiene como objetivo principal enmudecer la crisis de inseguridad que vive el país. Su apuesta por militarizar actividades civiles obedece más a un interés personal que social.

El presidente mexicano presume públicamente la popularidad que tiene. Lo que revelan las encuestas no solo son cifras sobre su figura; dibujan un país zombi. Entre impotente, desinteresado y acrítico.

Lo visto en época preelectoral obedece al show tipo fosfo fosfo que propuestas para evitar un Estado fallido.

X: @faustopretelin

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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