México, "en el agua"

El alcoholismo es una enfermedad crónica que se caracteriza por la dependencia al alcohol. Se trata de un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo, y México no es la excepción. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es responsable del 6% de las muertes en todo el orbe y, en nuestro país, el consumo de alcohol es responsable del 10% de los decesos.

El panorama es desalentador. Enfermedades, como la cirrosis hepática, han experimentado un aumento alarmante, y los accidentes de tránsito, donde el alcohol juega un papel significativo, contribuyen significativamente de las muertes en carretera.

Los incidentes de violencia familiar y agresiones callejeras a menudo involucran a personas bajo la influencia del alcohol, y señalan la conexión entre el consumo excesivo y el comportamiento violento.

Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, el alcoholismo en México es elevado. El 72.8% de los hombres mayores de 18 años consume alcohol, mientras que el 48.4% de las mujeres lo hace. 

La cerveza es la bebida favorita, con más del 40% de popularidad. El porcentaje restante se divide entre destilados como tequila, mezcal, brandy y whisky, así como aguardientes y bebidas fermentadas, entre otros.

Los patrones de consumo identificados en la encuesta revelan que el consumo de alcohol entre las mujeres, sobre todo entre las adolescentes, se ha multiplicado.

También se observó que los jóvenes empiezan a beber a edades más tempranas y hay un mayor consumo de bebidas alcohólicas en zonas metropolitanas y entre los grupos sociales con mayores niveles educativos y mejores ingresos.

La radiografía por entidad federativa revela disparidades notables. Algunas regiones muestran una disminución en el consumo, pero en Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León y Sonora, el consumo de alcohol entre los hombres supera el 80 por ciento.

La Ciudad de México, por ejemplo, tiene una tasa de consumo superior a la media nacional: 78.8% de los hombres y el 52.7% de las mujeres mayores de 18 años consume alcohol, sobre todo en las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez.

Si consideramos que la OMS estima que el alcohol es responsable de 37% de los homicidios y 21% de las lesiones no fatales, no resulta extraño que las principales causas de muerte en la Ciudad de México sean las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, los accidentes y diversos tipos de violencia.

Los especialistas advierten que el consumo de alcohol es un factor de riesgo para la violencia familiar y la violencia de género, ya que los hombres que consumen alcohol tienen más probabilidades de abusar física o sexualmente de su pareja o de sus hijos y, con más frecuencia, participan en peleas callejeras o cometen delitos violentos.

Resulta ineludible difundir campañas de sensibilización dirigidas a diferentes grupos de edad, donde señalemos sin eufemismos los graves riesgos a la vida, la salud y la convivencia, que supone el uso excesivo del alcohol.

También es preciso reducir la accesibilidad al alcohol entre los adolescentes y jóvenes y, sobre todo, es imprescindible realizar intervenciones tempranas en entornos educativos y laborales, con programas de tratamiento y rehabilitación accesibles.

La prevención, educación y el tratamiento son pilares fundamentales para revertir las tendencias actuales y construir un futuro más saludable para México.