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México, ni militarizándose ni militarizado
En su conferencia de prensa del lunes pasado, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, negó, una vez más, que el transferir a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional signifique que el país esté militarizado o esté militarizándose, como lo afirman muchos críticos de la Cuarta Transformación. ¿Tiene razón o no al decirlo?
El concepto de un Estado militar se define por el control sustancial o completo de la autoridad política por parte del Ejército. Por lo tanto, México no puede clasificarse como un Estado militarizado como Corea del Norte o Israel.
Un Estado militar típicamente es gobernado por militares, muchas veces tras un golpe de Estado. En México, el gobierno ha estado en manos de civiles desde 1946. Las libertades políticas y civiles existen dentro de una democracia con elecciones regulares y pluralismo político.
La centralización del poder en manos de militares es una característica de los estados militarizados. En México, el Ejército está subordinado a la autoridad civil, el país no opera bajo ley marcial y los procesos judiciales prevalecen a pesar de todas sus deficiencias.
El control económico por parte del Ejército es otra señal de militarización. En México, el ejército controla porciones mínimas de la economía, pero su papel en la gestión de proyectos de infraestructura y aduanas ha crecido, lo cual crea preocupaciones sobre su creciente influencia.
Las justificaciones ideológicas para un gobierno militar a menudo incluyen la necesidad de mantener el orden y la seguridad nacional. En México, la participación del Ejército se justifica principalmente por la lucha contra el crimen organizado y los cárteles de drogas, lo cual refleja su innegable creciente influencia en todas las áreas de la seguridad pública.
El proceso de militarización implica la expansión de la influencia militar sobre la sociedad, la gobernanza y la economía. Entre el 2019 y 2023, el gasto militar anual como porcentaje del PIB se mantuvo entre 0.55 y 0.7 por ciento. El crecimiento del personal militar ha sido constante, pasando de 270,000 en 2019 a 290,000 en 2023, lo que sugiere un esfuerzo deliberado por expandir la capacidad militar. La creación de la Guardia Nacional, compuesta principalmente por personal militar, indica una tendencia hacia la militarización de las fuerzas policiales.
La integración del personal militar en roles civiles, como la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya, difumina las líneas entre lo militar y lo civil, aunque la mayoría de los empleos generados por estas obras fueron para civiles.
Según el Índice Global de Militarización 2022 elaborado por el Centro Internacional de Conversión de Bonn, México ocupa el puesto 136 de entre 149 países. Aunque exhibe algunas características de militarización, sobre todo en áreas de seguridad y combate a la delincuencia, no presenta los rasgos de un Estado militar.
Las actividades no militares de las Fuerzas Armadas durante el gobierno del presidente saliente han generado preocupación en muchos mexicanos. Si la presidenta entrante devuelve a los civiles las funciones que hoy desempeñan los militares, como la administración de aeropuertos, medios de transporte y aduanas, contribuirá a disipar esas inquietudes.
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