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Opinión

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Migrantes

Foto: Cuartoscuro

Foto: Cuartoscuro

Hace un par de días, la ACNUR (agencia de la ONU para los refugiados) denunció la “presión sin precedente” a la que se enfrentan los migrantes, desplazados y refugiados de Centroamérica y México y enfatizó la necesidad de un reparto urgente de responsabilidades regionales. Nada más cierto.

En nuestro país hace algunos años nos convertimos casi sin darnos cuenta en el muro de Trump y ahora, palabras más, palabras menos, seguimos siendo el muro, aunque ahora de Biden. 

Hablemos claro, republicanos o demócratas, populistas o no, en Estados Unidos quieren lo mismo: que nuestro país detenga y retenga a los miles y miles de centroamericanos o caribeños (o de los mismos mexicanos) que con arrojo y jugándose la vida se ven obligados a escapar de situaciones de violencia o pobreza insoportables. En esas estamos. 

Y hablo ahora de todo esto por el terrible espectáculo que presenciamos el pasado fin de semana, cuando un camarógrafo, Benjamín Alfaro, tomó un video en el que un agente de migración, acompañado de varios elementos de la guardia nacional, pisa y patea la cabeza de un migrante que llevaba en sus brazos a un niño. Los minutos que dura esta grabación son muy perturbadores y absolutamente indignantes. ¿De esta forma se va a retener a los migrantes en México? ¿Estamos dispuestos a ser cómplices silenciosos de estas brutalidades?

La respuesta oficial ante estos hechos ha sido de una tibieza, desde mi punto de vista, incomprensible. El Instituto Nacional de Migración reprobó (cualquier cosa que esto quiera decir) los hechos y notificó al órgano interno lo sucedido en Chiapas. Y hasta ahí.

Recordemos que el hombre pisoteado, quería integrarse a una caravana que pretendía llegar a través de nuestro país a los Estados Unidos. Para seguir con las no medidas, la Secretaría de Gobernación contestó que le daba seguimiento “puntual” (cualquier cosa que esto quiera decir) a estos hechos cometidos en la carretera Tapachula-Arriaga. El asunto topó con la suspensión de funciones de dos agentes federales y ya saben…lo de siempre: “no se tolerarán este tipo de actitudes” que violan la Ley de Migración que establece que se respetaran los derechos humanos de las personas en contexto de movilidad reconocidos en la Constitución. ¿Caso cerrado?, qué preocupante.

Además de los golpes, violaciones y vejaciones existe una situación de insalubridad, carencia de servicios, hacinamiento y falta de atención médica que sufren los desplazados que llegan a las fronteras de México Estas condiciones son deplorables y riesgosas para todos. 

Pensemos simplemente que una gran variedad de enfermedades infecto-contagiosas y el mismo Covid-19 ni de lejos están atendidas o controladas y que lo mismo atacan a niños que a adultos. La indiferencia y el mirar hacia otro lado son la respuesta permanente de los agentes migratorios y la versátil Guardia Nacional ante estas situaciones desastrosas.

Y lo que me pregunto es: ¿dónde quedó la actitud del presidente y de su entonces Secretaria de Gobernación al inicio del sexenio, en cuanto a la política de puertas abiertas para los que huyen de países “hermanos” centroamericanos o caribeños para buscarse una vida mejor? ¿Acaso se está trabajando ya en una negociación o acuerdo con Estados Unidos que regule la situación de los migrantes en México y sus anhelos por llegar a USA?

Según entiendo, la vicepresidente Kamala Harris y el presidente López Obrador atestiguaron la firma de un documento de intención de cooperación para atender el problema migratorio. En él se concluyó que se intercambiarían propuestas para atender seriamente esta grave situación. Pues sí, qué bonito, qué esperanzador, pero hasta el momento no se ha logrado nada que defina responsabilidades ni se ha generado un plan o estrategia para atender un asunto de vida o muerte para miles de seres humanos.

La tortura, la brutalidad militar o policíaca, la falta de respeto a los derechos humanos son temas prioritarios que deberían importarnos a todos. De una o de otra manera. Recordemos: en algún momento de nuestras vidas todos somos migrantes.

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