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Migrantes, olvidados
La ocurrida el lunes 27 de marzo en Ciudad Juárez, no es y, probablemente, no será la última crisis sobre migrantes que veamos en México. Al ser nuestro país un territorio de tránsito, destino, retorno de migrantes no puede decirse que existe un profundo desconocimiento sobre la materia.
Años de maltratos, tragedias y crímenes cometidos en contra de esta población, nos han enseñado mucho a diversos segmentos de la población: academia, sociedad civil y, sobre todo, al Estado.
Así que cuando nos enteramos de la noticia sobre la muerte de 40 migrantes como consecuencia de haber quedado atrapados sin salida en medio del fuego de la “estación migratoria”, no quedó otra que preguntarnos: ¿cómo y por qué pasó?
Los acontecimientos en Ciudad Juárez son claros: inicia un incendio y dos agentes salen tranquilamente de la estación migratoria, dejando a los migrantes tras las rejas, mientras el humo se expande. Esta imagen la hemos visto un sinfín de veces en las redes sociales y medios de comunicación, pero para el sexenio del presidente López Obrador el crimen de estas personas no comenzó en ese momento.
En septiembre del 2019 el Gobierno Federal anunció la creación de la Comisión Intersecretarial que sería coordinada y presidida por Marcelo Ebrard e integrada por los titulares de Gobernación, Seguridad Pública, Hacienda, Bienestar, Salud, Trabajo, Turismo y Relaciones Exteriores. Poco antes, Tonatiuh Guillén había dejado el Instituto Nacional de Migración argumentando que la política migratoria se tornaba punitiva en lugar de humanista.
En un contexto donde ya había choques entre migrantes y miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur, el gobierno de México anunció que destinaría más elementos para contener la migración y, en lo oscurito, se estaban firmando acuerdos con el gobierno de Donald Trump.
La población y sociedad no hemos recibido, al día de hoy, información sobre lo que se ha discutido o propuesto en dicha comisión, incluso, no sabemos si ha sesionado.
Ximena Escobar, la titular de albergues (posición que no se encuentra en el organigrama de la SRE, pero ella ostentaba el encargo), lo dejó para asumir la Dirección General de Coordinación Política en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sin coordinación intersecretarial, programas de inclusión ni recursos para atender el fenómeno migratorio, el Estado mexicano se envalentonó al aceptar los términos y condiciones de los Estados Unidos en la materia, para no comprometer los intereses macroeconómicos ni al TMEC.
El único funcionario que orgánicamente se encontraba al frente de la política migratoria era Javier Garduño, el titular del Instituto Nacional de Migración (INM). Un mando alto, sin conocimiento o experiencia en la materia, encargado al principio de esta administración de los sistemas penitenciarios. Razón por la cual, no debe sorprendernos del todo el trato criminal que han recibido los migrantes; cabe recordar que estamos hablando de vidas humanas, y no sólo de cifras.
Tras este breve recuento de la “política migratoria”, donde los migrantes han fungido como el juego de “la papa caliente” pues son ellos la papa que nadie quiere abordar en serio. Reitero, no es para sorprendernos sino para indignarnos que los hechos recientes de Ciudad Juárez hayan ocurrido.
Sirva este precedente como una oportunidad para revirar y redefinir la política migratoria mexicana subsanando las carencias presupuestarias que ha tenido la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), la coyuntura histórica que permita la reestructuración completa y profunda del INM, el apego a la Ley de Migración y, finalmente, acompañar estos esfuerzos de una reflexión donde la migración no cesará en el futuro, por el contrario, aumentará dadas las múltiples crisis en países latinoamericanos y la ubicación estratégica de México para llegar a los Estados Unidos.
Es un asunto que no puede estar supeditado a la agenda del presidente norte americano en turno, debe buscar soluciones regionales recordando que estamos hablando de personas que no han cometido una ilegalidad de acuerdo con la ley de migración.
“Caiga quien caiga”, que la muerte de 40 migrantes sea tomada con seriedad y se lleve al esclarecimiento y jante la justicia a los funcionarios, desde los más altos mandos hasta los más bajos.
*Especialista en temas migratorios