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Opinión

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No caigas en la trampa al inicio de tu vida laboral (Parte 1 de 2)

Cuando uno empieza a ganar dinero, también comienza a tomar decisiones financieras. Lo primero en lo que piensan muchas personas es, tristemente, en qué se lo van a gastar y en todas las cosas que se van a comprar. Incluso antes de recibir su primer ingreso.

No quiero que se me malinterprete. Gastar no está mal, pero sí pensar únicamente en eso: en satisfacer gustos de corto plazo y en olvidarse de lo que realmente es importante, que es construir los cimientos de un futuro brillante, próspero y con libertad financiera.

Yo fui afortunado. Cuando inicié mi vida laboral, ya tenía muchas responsabilidades encima. No había terminado aún la universidad y estaba por casarme, porque en unos meses más tendría un bebé que mantener. Empecé a trabajar y a buscar maneras de administrar lo poco que ganaba. Fue una época sumamente difícil, pero a la vez muy satisfactoria, porque me hizo crecer mucho como persona. Aprendí que en cada crisis hay una oportunidad.

Cuando empecé a ganar dinero, yo ya tenía obligaciones. Aprendí a utilizar mi dinero en lo que era más importante para mí. Pero eso no sucede con la mayoría de las personas, quienes tienen mucha más libertad de gastar el dinero que ingresan. Lo hacen para satisfacer sus necesidades pero también para alimentar sus deseos de “tener”, que son parte de nuestra naturaleza humana.

Si no se encauza bien y no se obtiene cultura financiera, empiezan las malas decisiones. Se enredan con el poder del dinero y con la presión social (influenciada por el marketing y la publicidad) para comprar cosas a las que antes no tenían acceso. El nuevo celular finalmente está cerca al alcance: es cierto que cuesta más de un mes de sueldo pero también se puede pagar a “meses”.

Algunos bancos todavía “regalan” tarjetas de crédito cuando se abre una cuenta de nómina. Unos meses más tarde invitan a la gente a obtener un “adelanto” de su sueldo (un crédito de nómina) que les permitirá darse un gusto sin tener que esperar (o ahorrar) para obtenerlo. Gratificación inmediata.

Así, caen fácilmente en la trampa. La gente empieza la vida sin ahorros, sin inversiones pero con deudas y con la creencia de que esa es la “única” manera de salir adelante. Una gran cantidad de personas, con un ingreso respetable, me han dicho que no tienen capacidad de ahorro. Desde luego: parte de lo que ganan es para pagar esas deudas, aún a “meses sin intereses” que han adquirido. Tampoco están dispuestas a privarse de algunas cosas que ellos piensan que les dan calidad de vida, para preparar un futuro que ven lejano.

Además, se convierten en objetivo de las empresas que tienen que vender sus productos. Empiezan a desear cosas que antes no eran necesarias, como ropa “de marca” o artículos que antes no volteaban ni siquiera a ver. A mí me pasó. Empecé a “descubrir” y a disfrutar ciertas cosas nuevas que son “exclusivas”, en las que antes no gastaba.

En mi caso no había consecuencias porque nunca caí en esta trampa. Las podía comprar sin deudas y sin distraer mi ahorro para el retiro y otras cosas importantes. Pero en muchos casos sí las hay.

También es parte de la naturaleza humana empezar a desear más de lo que uno puede pagar. Por eso algunas personas empiezan a usar las tarjetas de crédito como una extensión de su ingreso. Es tan fácil comprar hoy y pagar después… al principio. Entretanto, el patrón de consumo crece. Uno se acostumbra a un nivel de vida que va más allá de sus posibilidades.

Luego viene la oportunidad de comprar un coche… también a crédito. Después una casa. Muchas personas en realidad trabajan para los bancos y buena parte de lo que ganan se va en pagar los intereses de los créditos que adquieren a lo largo de su vida.

¿Te has puesto a pensar cuánto dinero has pagado en intereses en todo lo que has comprado? ¿En el préstamo del coche, en la tarjeta de crédito o en tu hipoteca? Si haces la suma – si conservas los estados de cuenta para hacerlo – te sorprenderías mucho.

¿Te has puesto a pensar cuánto de lo que ganas has logrado conservar? ¿A cuánto asciende tu patrimonio? ¿Está creciendo con el tiempo? ¿Cuál es tu razón de endeudamiento?

Muchas personas, desafortunadamente, no lo saben porque nunca lo han pensado.

Si eres una persona que recién empieza a trabajar, evita caer en esta trampa. Sé más inteligente. Crea patrimonio. No caves tu propio hoyo financiero, como hace la mayoría de las personas que se integran al mercado laboral. Tienes una gran oportunidad de hacerlo.

Si hoy estás en ella, salir tomará tiempo y trabajo, pero es posible y necesario para empezar a construir un patrimonio para ti. En la segunda parte te diré cómo.

Gastar no está mal, pero sí pensar únicamente en eso: en satisfacer gustos de corto plazo y en olvidarse de lo que realmente es importante, que es construir los cimientos de un futuro brillante y próspero.

contacto@planeatusfinanzas.com

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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