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No se explica el 2024, sin el 2025
Ha comenzado el final del gobierno del presidente López Obrador. El último año de gobierno suele dar resultados positivos para la economía, los gobiernos gastan enormes sumas de dinero para lograr en los electores un ánimo positivo para lograr obtener su voto. Lamentablemente el efecto en crecimiento que tiene el excesivo gasto de público se revierte tan pronto como en el año uno del nuevo gobierno, no habrá excepción a la regla. No podemos explicar o adelantar el 2024 sin el 2025. En caso de no haber desaceleración en EU, en nuestro país, habrá crecimiento, pero sin duda alguna, con una bomba de tiempo con cuenta regresiva al 2025. La experiencia más notable fue la transición entre los presidentes Carlos Salinas de Gortari-Ernesto Zedillo. En aquel entonces el gobierno saliente (1988-1994) sintió la necesidad de terminar exitosamente el último año de gobierno que había sido caótico. En 1994 todo se descompuso, el gobierno tuvo que allegarse de recursos a un enorme costo que incluyó la colocación de deuda pública en pesos liquidable en dólares. Llegó el cambio de gobierno y estalló una de las peores crisis de la historia económica reciente con el quebranto del sistema de pagos.
El proceso político que tenemos enfrente presenta serios riesgos tanto en el lado económico como en el político circunstancia similar a la observada en el cambio de gobierno entre Salinas de Gortari y Zedillo con el agravante de que existe probabilidad de elecciones con resultados cerrados. En todo caso, gane una coalición u otra, existen riesgos. En lo político, asistimos a un intento más en la historia del México de la Revolución de aplicar un nuevo modelo de desarrollo económico. Naturalmente esto incluye modificar los arreglos económicos —cambios de empresarios allegados al régimen—, sociales —reivindicación de causas—, políticos —mayor concentración de poder en uno de los poderes con desaparición de contrapesos— se adiciona la expresa intención del actual régimen de desaparecer la base de la independencia del Poder Judicial.
En la parte económica hay que decir que venimos de un sexenio prácticamente perdido con crecimiento cercano a cero. La economía mexicana hoy es más pequeña que la que existía en el sexenio anterior. Es cierto que al actual presidente le tocó la crisis de la pandemia empero la mayoría de los países lograron superarse incluso en niveles prepandemia mayores, aquí ha habido incertidumbre por el agudo cambio de reglas. Hay que sumar la crisis fiscal en la que ya nos encontramos. En el agregado, este gobierno ha gastado más que lo que ha recaudado y aumentado nominalmente por sí sólo la deuda en 6.2 billones de pesos —millones de millones— cuando los anteriores 12 presidentes juntos, alcanzaron entre ellos 10.5 billones, ya tiene que pedir prestado para pagar deuda. Todos sabemos lo que pasa cuando un gobierno gasta de más. Así, el balance de riesgos políticos y económicos esboza lo que será el 2024, un año con serias posibilidades de que las cosas salgan mal.