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Opinión

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Nuevo Régimen

Pensaba escribir sobre centrales eléctricas de baterías, acopladas a plantas eólicas y solares, como solución a la intermitencia de estas últimas. Pero no. Los vapores de desgracia que se respiran por todo el país hacen ociosa cualquier reflexión técnica, económica, climática o ambiental para esta semana. Deprime y decepciona la deriva terminal de México hacia la consolidación de un nuevo régimen autoritario, impuesto sobre las ruinas que ha dejado por doquier, y que ahora echa mano sin reticencia de la intimidación, corrupción, encarcelamiento oficioso, y extorsión como instrumentos de control. Todavía hay quienes no quieren verlo, y que aun atribuyen al próximo gobierno capacidades taumatúrgicas para enfrentarse a López y contener y revertir la destrucción de nuestra democracia. De manera ostensible, quieren ignorar que, desde el proceso electoral, se promovió con plena aquiescencia el llamado “Plan C”, incluso con las mismas mentiras y muletillas retóricas de López. No hay un solo dato que pudiera sugerir una rectificación; más bien, todo apunta a lo contrario. El Maximato dictatorial y dinástico ya está aquí. Todo se trata de una concentración omnímoda de poder en las manos de López, quien ahora tiene el control del Poder Judicial, del partido Morena (sin disimulo, a través de su vástago), y del Congreso – donde la mayoría calificada sobrerrepresentada cumple sus caprichos fervientemente coreando con ardor religioso “es un honor estar con Obrador” como plegaria de subordinación y culto a la personalidad. (Seguirán teniendo ese honor durante al menos 6 años más). Además, claro, de la eliminación de contrapesos con la desaparición de los organismos autónomos, de la militarización y corrupción de las Fuerzas Armadas, y de blandir la espada de Damocles de la Revocación de Mandato sobre Claudia Sheinbaum. Perded toda esperanza. El ánimo es sombrío y de desilusión profunda. Por ello este año es notoria en estas fiestas patrias la ausencia de banderas nacionales en casas y vehículos. Muchos normalizan la destrucción de la República y se preparan para adaptarse. Otros esperan contratos, o negocios en el nuevo capitalismo de compadres protagonizado ahora por militares, cobijados en la opacidad por razones de “seguridad nacional”, y dentro de las densas redes de corrupción tejidas por el nuevo régimen. Incluso habrá importantes espacios para prosperar en este ecosistema, dados los anuncios de multitud de nuevas obras faraónicas y empresas que serán concedidas a las Fuerzas Armadas para garantizar su lealtad. Es una fórmula muy conocida en Venezuela, en Nicaragua, y Cuba, y lo fue en la Alemania Nazi (Organización Todt). Venezuela no se hizo en un día; pasaron varios años. Mientras subía la temperatura de la tiranía, las élites vinculadas y sumisas al régimen callaban o lo celebraban. Aquí sucede lo mismo; la estufa ha sido encendida, con todo México chapoteando en el agua tibia de la marmita. El desenlace hirviente es fácil de prever: gasto desbocado en subsidios y dádivas y en proyectos faraónicos, déficit, deuda, devaluación, represión, huida y cancelación de inversiones, crisis económica, desempleo, dictadura apenas disimulada, violencia y dominio territorial del crimen organizado, polarización social radicalizada, perpetuación y endurecimiento del régimen; y así, durante décadas: Cuba 65 años, Venezuela 25 años, Nicaragua 20 años. El mejor escenario alternativo es el estancamiento y la mediocridad, la pérdida de oportunidades inéditas, y un improbable autoritarismo benigno. Las dictaduras, una vez consolidadas, ahora son perennes, apuntaladas por élites cómplices, manipulación informática, alta tecnología propagandística, corrupción de las fuerzas armadas, amenazas, dádivas y subsidios generalizados, adoctrinamiento escolar y mediático, y represión de eficacia implacable orquestada por los servicios de inteligencia cubana. (Como ocurre en Venezuela y Nicaragua). En México ya está presente en la forma de miles de “médicos” esclavos, agentes de la dictadura comunista de la isla.

Mientras sube la temperatura del agua, cenizas tóxicas de la destrucción van sepultando a la democracia. La resignación y la adaptación sellan una nueva realidad. Empresarios y jóvenes me preguntan qué hacer. Por lo pronto, no sé qué responder. Debe hacerse notar que otras dictaduras o regímenes autoritarios y represivos como el de Lee Kuan Yew en Singapur, Chung Hee Park en Corea de Sur, Chiang Kai-Shek en Taiwan, Deng Xiaoping en China, o Pinochet en Chile, buscaron el progreso y la prosperidad de sus países – y lo lograron de diversas formas. No así, el nuevo régimen de México, que de manera deliberada y perversa desmantela las instituciones y no duda en sumir al país en la crisis, el atraso, la polarización, y la devastación ambiental. Tiene razón el inefable senador Noroña, quien afirma que no importan la cancelación de inversiones, ni la devaluación, ni el desempleo: el pueblo votó por ello, con plena conciencia. Es la intrigante muerte de la democracia por la vía democrática (Anne Applebaum. El ocaso de la democracia: La seducción del autoritarismo); con la fórmula: polarización (“nosotros contra ellos”); complicidad de ciertas élites; populismo nacionalista; desinformación y mentiras; y dilución de valores democráticos. Añadiríamos, subsidios y dádivas masivos para comprar votos y voluntades. Habemus novum regimen.

@g_quadri

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Político, ecologista liberal e investigador mexicano, ha fungido como funcionario público y activista en el sector privado. Fue candidato del partido Nueva Alianza a Presidente de México en las elecciones de 2012.

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