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Opinión

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Nuevo yacimiento, una prueba para el siguiente gobierno

Cuando alguna de las empresas que obtuvieron contratos con la reforma energética del sexenio pasado para explorar campos petroleros hace algún descubrimiento, seguro que tienen sentimientos encontrados.

Primero, evidentemente la alegría de que una inversión tan importante como la que se requiere para buscar hidrocarburos pueda redituar en una buena producción de petróleo.

Pero, también, deben sentir el temor de que algo muy bueno despierte las inclinaciones autoritarias del gobierno y, con la bandera populista del nacionalismo en la mano, les quieran aplicar la que en su momento intentaron con el yacimiento Zama, descubierto por la empresa estadounidense Talos Energy, en el 2017, y certificado como un gran hallazgo en el 2019.

Cuando el apetito autoritario de López Obrador despertó sobre ese yacimiento, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que era perturbador que Petróleos Mexicanos pudiera tomar el control de Zama y lo consideró como algo potencialmente problemático.

Al final, con tan puntual advertencia desde Washington, se acordó un plan de inversión conjunto Pemex-Talos Energy por más de 9,000 millones de dólares hasta el 2045, incluso con la participación de capital mexicano.

Pero poco confiables como son en este régimen, la Comisión Nacional de Hidrocarburos aprobó para este año la reducción del presupuesto para Zama de 1,243 millones de dólares contemplados a 69.8 millones de dólares, sin importar su acuerdo con los capitales privados.

Pues ahora hay un nuevo yacimiento que también podría resultar una joya y fue descubierta también por particulares.

Los 80 días que le quedan a Andrés Manuel López Obrador como Presidente le serían más que suficientes para provocar otro desaguisado internacional, pero la esperanza es que este nuevo hallazgo quede como la primera prueba de la calidad de la relación de los capitales privados del sector energético con el gobierno de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

Resulta que la petrolera italiana ENI anunció el descubrimiento de un nuevo yacimiento de petróleo en el Golfo de México con un potencial de extracción de hasta 400 millones de barriles de petróleo crudo.

Aquí Pemex no puede argumentar que es el vecino para forzar una sociedad con la empresa italiana, porque el que sí invirtió recursos a 50% en la apuesta de buscar petróleo fue la española Repsol.

Cuando se empiece a extraer crudo de ese yacimiento, las empresas petroleras europeas harán algo que Pemex hoy no hace y será pagar enormes cantidades de impuestos por aprovechamiento. Será un buen negocio para la hacienda pública.

Desde el diseño de la reforma energética a Pemex le dejaron los mejores campos para explorar, sonaba alevoso pero necesario para una empresa con tantos problemas financieros.

Desafortunadamente, la que parecía una puerta de salida para los profundos problemas financieros de Pemex se desvió hacia el desfiladero del populismo de la refinería de Dos Bocas y el sueño de revivir el monopolio paraestatal de mediados del Siglo XX.

El respeto a las inversiones y al producto del trabajo de los privados en el sector energético será determinante para fijar la relación futura del gobierno federal con los capitales privados y este descubrimiento es una prueba muy a tiempo para la siguiente administración.

Desde el diseño de la reforma energética a Pemex le dejaron los mejores campos para explorar, sonaba alevoso pero necesario para una empresa con tantos problemas financieros.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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