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Opinión

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Oportunidades en el mercado financiero sostenible

La temperatura de la tierra está en aumento y en México los efectos son cada vez más palpables. Apenas en 2021 la NASA identificó que el desierto de Sonora fue el lugar más caliente en la superficie del mundo, registrando 80.8°C, temperatura alcanzada anteriormente solo en el desierto de Lut y 10° por encima del último máximo mundial observado en 2005. 

Reciclar, migrar a energías limpias y cuidar el agua son acciones indiscutibles para mejorar la salud del planeta, pero hay otras que están tomando relevancia por el impacto que pueden generar para contribuir con los objetivos sobre cambio climático planteados para 2030 y 2050. Por ello, las autoridades internacionales encontraron en los servicios financieros una herramienta potente para reaccionar e impulsar economías de desarrollo sostenible.

Los retos son mayores, porque a pesar de los esfuerzos que se realizan para contrarrestar el calentamiento global, la última publicación de la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI), expone que las inversiones anuales requieren incrementarse hasta 2025 por 230 mil millones de dólares y este déficit de inversión crecerá más del doble para 2050.

En México la transición a la sostenibilidad es una necesidad que abre grandes retos a distintas industrias, ¿Cómo se puede seguir contribuyendo desde el país? Actualmente, las autoridades en el sector financiero trabajan activamente sobre los objetivos, no solo fomentando la movilización de recursos a actividades sostenibles, sino también apoyando la mejora en la información sobre temas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), que ayuden a las personas a pasar del compromiso a la implementación de estas actividades.

Asimismo, la banca impulsa el desarrollo de los marcos de actuación que la establece UNEP FI para lograr entidades financieras con inversiones responsables y seguros sostenibles. 

Como resultado, la Asociación de Bancos de México (ABM) enlista al menos 40 entidades signatarias del protocolo correspondiente al gremio, mientras que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cuenta con 25 asesores de inversiones independientes, 7 Afores, 8 aseguradoras y 13 operadoras de fondos comprometidas con la divulgación de información ASG e inversión en bonos verdes.

La primera participación en mercados internacionales que se dio en México ligada a  bonos verdes fue la de NAFIN en 2015, por 500 millones de dólares, desde entonces las emisiones de estos productos con etiquetas relacionadas a la sostenibilidad han ido en aumento. Actualmente, por estos bonos se tiene un monto total emitido de 551 mil 17 millones de pesos, de acuerdo con el Informe Anual del Comité de Finanzas Sostenibles publicado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En ese sentido, y buscando adherirse a estos objetivos, paulatinamente las empresas e instituciones han creado estructuras atractivas y alcanzables para todos los inversionistas. El sector de metales y fibras destaca por su estrategia ASG. 

Por otro lado, las bolsas de valores nacionales cuentan con programas especializados para empresas que buscan soluciones basadas en naturaleza, lo que abre espacio para la creación de otros productos, tal es el caso de los Títulos Referenciados a Acciones (TRACs), fondos referenciados a índices sustentables, Certificados de Capital de Desarrollo y de Proyectos de Inversión (CKDs/CERPIs).

Actualmente, existen necesidades de financiamiento para empresas y gobiernos de todos los tamaños, lo que representa un incremento en las oportunidades que ofrece un mercado verde en franca expansión. La posibilidad de estructurar vehículos de inversión es amplia, así que contribuir al logro de la agenda sobre cambio climático como acreditado o inversionista es posible.

Verónica Viridiana Ramirez Pedraza es Asset & Liability Management Senior Manager

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