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Opinión

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Para honrar a los héroes

Si queremos una Selección de la talla de la Sub-17 para enfrentar los problemas nacionales con garra y madurez, necesitamos cambiar nuestro viejo sistema.

El triunfo de los nuevos niños héroes, como se le ha apodado a esta Selección Mexicana Sub-17, representa mucho más que un campeonato de futbol. Para muchos es la esperanza de escapar del secuestro en el que otros jóvenes tienen al país.

Es evidente que la emoción la vivimos y la necesitamos todos; sin embargo, es lamentable que este lunes ya nadie se acordara de los cerca de 100 mexicanos asesinados el fin de semana pasado, excepto quienes leyeron la prensa internacional.

Hoy, en vísperas de las campañas presidenciales del 2012, los mexicanos tenemos que darnos a la tarea de escoger la mejor selección para gobernar al país. Pero a diferencia del futbol, donde los equipos premian o castigan la madurez, el juego, la templanza, la técnica y la creatividad de los jugadores, nuestro sistema político no nos permite premiar o castigar el comportamiento de nuestros representantes o partidos.

Ésta es una de las causas por las que México no tiene reformas económicas ni políticas modernizadoras desde su naciente democracia parlamentaria, que tiene casi la misma edad que los jugadores de nuestra Sub-17.

Si queremos una Selección de la talla de la Sub-17 para enfrentar los problemas nacionales con garra, coraje, madurez y templanza necesitamos cambiar nuestro viejo sistema político. Necesitamos uno que permita la competencia a través de las candidaturas ciudadanas, la reelección inmediata y la transparencia en el gasto de los partidos para hablar de un equipo que realmente sabe jugar en equipo.

Los mexicanos necesitamos partidos y representantes dialogando y encontrando soluciones independientemente de su corriente política, color, genero, religión u orientación sexual. De lo contrario, seguiremos siendo un país rezagado que sigue sin entender por qué sólo nosotros y los norcoreanos no permitimos la inversión privada en exploración, explotación y distribución de hidrocarburos en el mundo o por qué somos los únicos latinoamericanos sin reelección de presidentes municipales y diputados.

El domingo se sintió la esperanza de este nuevo México: joven, luchón, de equipo, alegre y solidario. Sin embargo, por otro lado, en la tribuna mostramos ese México acomplejado, tramposo, que siente que la forma de ganar es a través de insultos y que es, precisamente, el México que vemos todos los días en nuestro Congreso. Es tiempo de hacerle honor a la Sub-17, de que nuestro sistema de representación política permita a la ciudadanía premiar y castigar a sus representantes, tal como sucede en el futbol.

rgallegos@eleconomista.com.mx

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