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Para salir de deudas debemos tomar el control de nuestro dinero
Muchas veces hablamos en este espacio de la importancia de tener muy claras las cosas que son más importantes para nosotros en la vida. También mencionamos que algunas veces, nuestras prioridades cambian. Para las personas que tienen deudas, particularmente crédito al consumo, sin duda una prioridad será salir de ellas.
Lo primero, como mencionamos en la columna del martes, es dejar de usar el crédito para comprar cosas. Esto significa guardar las tarjetas de crédito (o de plano, meterlas al congelador). Esto a veces es muy difícil, sobre todo para las personas que están demasiado acostumbradas a usar financiamiento o a aquellas quienes tienen que enfrentar gastos irregulares para los cuales no se habían preparado.
También es difícil porque las personas que usan el crédito, incluido aquellos clientes “totaleros” (los que pagan el total de lo que gastaron durante el mes anterior, antes de la fecha límite marcada por el banco) están viviendo por detrás y no por delante. ¿Qué significa eso? Que el dinero que ganan hoy lo están usando para pagar la tarjeta –es decir– lo que compraron el mes pasado. No tienen suficiente, entonces, para pagar lo de este mes, gastos que nuevamente estarían financiando con sus tarjetas.
Entonces, muchas veces no se puede simplemente dejar de usarlas de golpe, de un día para otro. Sin embargo, hay que hacerlo poco a poco y para esto es fundamental empezar a tomar control de nuestro dinero.
¿Cómo hacerlo? También lo he mencionado ya muchas veces: con un plan de gastos que nos permita decirle a cada peso que ganamos qué es lo que debe hacer por nosotros, pero que también nos permita cambiar esas órdenes en caso necesario, porque la vida nunca se da exactamente como la planeamos. Cuando eso sucede, tenemos que modificar y adaptar nuestro plan sobre la marcha.
Desde luego, cuando intentamos salir de deudas tenemos que buscar prescindir de cualquier gasto no necesario y tratar de dedicar lo más posible a esa prioridad. Eliminarlas es lo más importante para nosotros en este momento.
Así, cada vez que recibamos un ingreso, debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que necesito que este dinero haga por mí, antes de que me vuelvan a pagar? Consideremos todas nuestras necesidades, los pagos que hay que hacer antes de que nos llegue más dinero. Dejemos de lado, por ahora, salidas al cine o la compra del café en la oficina.
Ahora bien: algo que es importante y que quizá no hacíamos antes: consideremos gastos irregulares. Muchísima gente los olvida y no debemos caer en ese error. Son parte de nuestros gastos, de nuestras obligaciones aún cuando no suceden cada mes. De esta forma, cuando vengan, tendremos el dinero listo para pagarlos y no tendremos, nuevamente, que recurrir al crédito. Recordemos nuevamente: el primer paso es precisamente dejar de tomar nuevos créditos. Hay que resolver el problema de fondo, aunque duela.
Tomar el control de nuestro dinero significa también aprender a utilizar nuestro plan para tomar decisiones y hacer ajustes sobre la marcha, cuando sea necesario. Por ejemplo: si consideramos 700 pesos para el recibo de la luz, pero llega por 500 pesos (menos de lo que pensábamos), podemos darles a esos 200 pesos restantes otro trabajo (por ejemplo, ir hacia el pago de deudas). Si sucede lo contrario y el recibo llega por 900 pesos (es decir, nos faltaron 200 pesos) tendremos que reasignar 200 pesos de otro lado. Si no hacemos esto, perderemos el control. Antes de terminar, vale la pena reiterar que, si queremos salir de deudas, primero tenemos que cortar de tajo el uso del crédito y debemos aprender a tomar control de nuestro dinero. Ningún plan para salir de deudas funcionará si no hacemos primero esto.