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Paradigmas, retos, dificultades
Cuarenta años de neoliberalismo han producido un rechazo en muchos países importantes. La explicación es que no ha dado respuestas satisfactorias a los problemas sociales, ha aumentado la pobreza y la concentración de la riqueza. Ello ha facilitado la llegada del populismo que ofrece ilusiones y destruye instituciones. Hace poco, en Francia estuvo cerca de lograrlo.
En el mundo, las innovaciones son un eje de la competencia en los mercados. Impulsan avances rápidos, sin precedentes en los últimos 50 años. Los países líderes de innovaciones son Estados Unidos, China, Alemania, Corea del Sur, Francia, Japón, Reino Unido, Suiza, Holanda, Italia, Suecia y Austria. Cubren todas las áreas del conocimiento y han creado miles de aplicaciones sistémicas, entre otras las siguientes: inteligencia artificial, semiconductores avanzados, biotecnología, almacenamiento de datos de alta densidad, tecnología para imagen digital, equipos médicos y diagnósticos, optoelectrónica, superconductores.
El Índice Global de Innovaciones que realiza la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual de las Naciones Unidas con 132 países, posiciona a México en el lugar 58 debajo de Brasil y Chile.
Otra característica global es la enorme desigualdad de los ingresos y la riqueza. Dicen los economistas Dani Rodrik y Stefanie Stantcheva de la Universidad de Harvard: “Uno de los problemas fundamentales del capitalismo contemporáneo reside en que no ha producido un número adecuado de buenos empleos como para sustentar a una clase media próspera y creciente”. La creación de buenos empleos es preferible a la entrega de un ingreso básico universal. Los empleos crean vínculos comunitarios, autoestima y confianza. Esto no se logra quedando en casa para esperar los apoyos del gobierno.
De toda la riqueza mundial, el 1% de la población más pudiente tiene el 50%. De ahí movimientos de protesta con lemas como “Somos el 99%”. Y en América Latina se cuenta con la mayor desigualdad en los ingresos de todas las regiones del mundo.
Otra cuestión que influye negativamente en la estabilidad social es la precariedad de los servicios públicos, particularmente en los países en desarrollo donde existen grandes deficiencias en salud, educación, seguridad social, suministro de agua, luz, infraestructura. Si algo beneficia al ciudadano es la existencia de estos servicios que forman parte de su cotidianidad. Ahí es donde se manifiesta la eficacia de la función gubernamental. Más que grandes utopías se necesita gestionar con los problemas de la calle.
La devastación del cambio climático es una receta para el desastre. Es el caldo de cultivo para las protestas sociales, la polarización y el surgimiento de extremismos violentos. Así como la población protesta porque los salarios no alcanzan y el empleo se esfuma, se agudizan las movilizaciones por la falta de atención a los problemas medioambientales.
Ante la indiferencia de la clase política y de los gobiernos, un grupo de 12,000 científicos han alertado sobre el problema e insisten en que los gobiernos aumenten sus esfuerzos para que la sociedad global funcione con los ecosistemas naturales.
Es una bomba de tiempo. La solución está en el diseño de formas de vida más benignas para el planeta.