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Pemex no perdió $44,000 millones, sino casi seis veces más: pasivo laboral la hunde
Todos estaban mirando por el ojo de la cerradura la primera audiencia de Emilio Lozoya. Ahí se trata de entender una parte del pasado de Petróleos Mexicanos (Pemex). En otro lugar, la empresa dio a conocer su informe de resultados del segundo trimestre del 2020. En la página 2 se informa que la petrolera tuvo una pérdida neta 44,000 millones de pesos. Los funcionarios comparan esta cifra con los 562,000 millones del primer trimestre y se congratulan, hasta el punto de hablar de una recuperación en V.
En el mismo documento, 33 páginas más adelante, nos encontramos con que las pérdidas fueron bastante mayores: 238,600 millones de pesos. La diferencia es enorme: equivalen a 8,800 millones de dólares. No es un error: el diferencial se explica por el pasivo laboral.
En este rubro caben las obligaciones que tiene Pemex con sus trabajadores. Aquí están las pensiones por jubilación, vejez, invalidez y viudez, además de los compromisos derivados de los contratos colectivos. ¿De qué tamaño es el pasivo laboral de Pemex? Al cierre de junio del 2020 ascendió a 1 billón 490,000 millones de pesos. En dólares son 64,870 millones. Atención: esta cifra no tiene que ver con otras deudas financieras, que el informe cuantifica en alrededor de 103,000 millones de dólares. Cuando se suman los pasivos laborales y las deudas financieras resulta que el pasivo de largo plazo de Pemex suma 3 billones 837,000 millones de pesos.
Tenemos a la empresa petrolera más endeudada del mundo, pero además tenemos la mala costumbre de subestimar la deuda que carga esta empresa. No son 107,000 millones de dólares, sino una cifra 62% más grande, alrededor de 167,034 millones de dólares, tal y como reconoce la empresa en la página 32 de su informe. Pemex tiene alrededor de 120,000 trabajadores activos y más de 130,000 trabajadores jubilados. Para éstos, hay uno de los esquemas de retiro más generosos que existen en la República mexicana en donde es “normal” jubilarse antes de cumplir los 58 años de edad y gozar de 100% del último salario durante más de dos décadas. Es el cielo para los petroleros. El infierno para las finanzas públicas. Pemex no tiene dinero para pagar estas jubilaciones.
¿Qué implicaciones tiene esto? Que el esfuerzo de rescate de Pemex es una tarea aún más complicada de lo que normalmente se asume. Obliga a atender muchísimos detalles y cuidar los pesos, pero también a pensar a gran escala e imaginar de dónde saldrán los millones. Un ejemplo: el informe de Pemex “celebra” los resultados en el combate al robo del combustible. Bajó de 804 millones de pesos en el segundo trimestre del 2019 a 601 millones en el mismo periodo del 2020. El avance equivale a un ahorro de 2.2 millones de pesos diarios. Es una cifra importante, pero se convierte en migajas cuando la comparamos con la evolución de los pasivos laborales. En los 91 días que van de abril a junio, crecieron 33,352 millones de pesos, a un ritmo de 366 millones de pesos diarios.
¿Tiene futuro Pemex? Como va, no. Por prudencia, porque estoy consciente de que estamos frente a un organismo muy enfermo, no quise hablar de lo poco que está haciendo Pemex para reconvertirse. La duodécima petrolera del mundo no tiene un plan para sobrevivir en un mundo que prescindirá de los combustibles fósiles en las próximas tres décadas. Quise enfocarme en uno de los mayores retos que implica para la política petrolera de Andrés Manuel López Obrador: sacar adelante la empresa en sus tareas sustantivas, como la producción de petróleo y derivados, además de generar los recursos para hacer frente a compromisos que más parecen de otra empresa, de otro país... o de otro planeta.