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Pemex y los cubanos
La situación de Pemex es cada vez más crítica y seguirá siendo un problema creciente de finanzas públicas para quien sea la próxima presidenta de México. La ya de por sí vapuleada empresa que recibió esta administración se ha visto envuelta en más problemas, no sólo por la política energética de este gobierno, sino por su política exterior.
Pemex enfrenta serios problemas de liquidez en su balance, principalmente por el tamaño de su deuda, lo que ya ha afectado a las finanzas públicas. Según el IMCO, en este sexenio, el gobierno federal, a través de reducciones en los Derechos de Utilidad Compartida (DUC) y transferencias presupuestales, ha aportado más de 1.3 billones de pesos a Pemex. Además, planea transferir 170,000 millones de pesos más el próximo año, junto con una reducción adicional de 30% en la DUC.
Como he mencionado previamente, Pemex tiene un grave problema de pasivos a corto plazo; en el 2024, deberá pagar o refinanciar 10,900 millones de dólares en deuda, además de sus deudas con proveedores, especialmente empresas de servicios petroleros, de las cuales se rumora que no se han cumplido. Aunque obviamente Pemex no generará el flujo de caja para pagar estos pasivos, inevitablemente tendrá que refinanciarlos a futuro.
Pero refinanciar esta deuda no será nada sencillo. Como bien sabe el gobierno federal, el mundo de las bajas tasas de interés se acabó. Cualquier refinanciamiento que lleve a cabo Pemex será mucho más caro que antes. Además, debido a las metas de ESG, muchos fondos de inversión y bancos ya no pueden tener más deuda de Pemex. Y si bien el gobierno federal ha recomprado parte de esta deuda, no será fácil conseguir compradores o prestamistas para montos de estas dimensiones. Este año, Pemex había anunciado que renovaría líneas revolventes de crédito por 9,500 millones de dólares. Esta negociación parece haberse quedado corta. Pemex logró renovar 6,500 millones por tres años y 2,000 por 6 meses, dejando un boquete de 1,000 millones de dólares.
Como si no fuera suficiente, la política exterior del gobierno empeora aún más las cosas. La decisión, claramente ideológica, de enviar crudo a Cuba, colapsó las negociaciones para una línea de crédito de 800 millones de dólares con US Exim, el banco de exportaciones e importaciones del gobierno de EU. Sabemos que las conversaciones para esta nueva línea de crédito pararon. Pero, como lo reportó REDD Intelligence, los registros de Pemex en la Bolsa muestran que existían dos líneas adicionales de 400 millones hasta el 2T23 y para el 3T23 habían desaparecido, indicando que la tuvieron que pagar. Lo raro es que estas líneas vencían hasta el 2030 y 2031. Aunque la empresa que aparecía como prestamista era Pefco y no EXIM Bank, se reportó que los primeros son más “facilitadores” que dan créditos teniendo como garantía las líneas que da el EXIM Bank.
Aunque 1,200 millones de dólares no parecen significativos para las sumas que maneja Pemex, en un contexto de déficit de refinanciamiento este año, y mayores desafíos el próximo con altas tasas de interés y prestamistas impedidos de asumir más deuda de Pemex por políticas internas, andarle jugando a salsas con el gobierno de EU en el tema cubano no es la mejor idea.
Pemex, junto con el problema fiscal que hereda este gobierno, podrían ser los grilletes que impidan a la próxima presidenta asumir cualquier proyecto importante. Ojalá ahora que inician las campañas y los grupos de propuesta de ambas coaliciones, escuchemos propuestas y no sólo consignas e ideologías.