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Opinión

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Perdimos los medios públicos

Los medios públicos federales y el de la Ciudad de México decidieron voluntariamente cruzar el Rubicón, la delgada línea que separa entre preservar su función social e independencia editorial a pesar de ser medios oficiales y “pertenecer” a un gobierno, a convertirse en espacios abiertamente propagandistas de la Cuarta Transformación.

El domingo 27 de noviembre, los medios públicos Canal Once, Canal 22 (cuyos espacios informativos no suelen abordar aspectos políticos sino culturales), Canal 14 y la estación de radio Altavoz (ambos del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano), el Instituto Mexicano de la Radio (Imer, organismo descentralizado de la Administración Pública Federal no sectorizado), Radio Educación y Capital 21 (Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México, cuyo decreto de creación viola la Constitución de la CDMX) se coordinaron para realizar una “cobertura informativa especial” de la “Marcha por la Transformación”.

La marcha fue convocada por el gobierno federal y constituye un acto político directamente organizado, promovido y auspiciado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores. Se sabe que el slogan oficial tiene que ver con la palabra “transformación”. 

Desde el viernes 25 de noviembre circuló en redes sociales un video producido y difundido por el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM) con escenas de manifestantes, pancartas e imágenes exclusivamente favorables al Ejecutivo Federal, impropio de un medio público obligado por su ley de creación a ser un espacio para las diversas corrientes políticas e ideológicas.

¿Por qué se coordinaron los medios públicos? No es la primera vez que ocurre y es un mecanismo de colaboración para múltiples fines. Ley de creación del SPREM (presidido por Jenaro Villamil) le otorga la atribución de “coordinarse con los medios públicos de radiodifusión de carácter federal” (no menciona los medios públicos estatales como Capital 21 de la CDMX), pero “a efecto de garantizar el cumplimiento de sus fines”.

¿Cuáles son los fines del SPREM? Entre otros, difundir información imparcial y objetiva, tener independencia editorial y dar espacio a la expresión de la diversidad y pluralidad de ideas y opiniones que fortalezcan la vida democrática de la sociedad. Garantizar el derecho a la información y ser una plataforma de la libertad de expresión. El SPREM también tiene el compromiso de que la información se ajuste al pluralismo político y facilitar el debate de las diversas corrientes ideológicas, políticas y culturales.

La cobertura coordinada fue ilegal porque violó el artículo décimo transitorio de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión de 2013, así como el artículo 86 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión de 2014, que señalan que “los medios públicos que presten el servicio de radiodifusión deberán contar con independencia editorial”.

Los directivos de los siete medios públicos mencionados se coordinaron y realizaron la “cobertura informativa especial” de la “Marcha por la Transformación” por razones políticas, porque en mayor o menor medida comparten la visión y los ideales del presidente López Obrador y su gobierno, pero además fue una celada que les tendió Jenaro Villamil. 

Todos los medios sabían que coordinarse bajo la tutela del SPREM para transmitir la “Marcha por la Transformación” significaba hablar bien del gobierno, sus políticas y celebrar el cuarto año de la administración del presidente AMLO… y perder independencia editorial. 

No coordinarse y realizar una cobertura por separado y realmente independiente significaba tomar distancia editorial a favor de sus audiencias, no salir en la foto colectiva de los medios públicos oficialistas, arriesgarse a enfadar al propio Villamil, a Jesús Ramírez (Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República), al gobierno, a la 4T, a Morena y comprometer su presente y futuro político. 

Por intereses políticos personales de las cabezas de los medios públicos es que éstos cruzaron la línea; a cambio dilapidaron años de trabajo, incluso trayectoria de décadas a favor de un sistema de medios electrónicos auténticamente público, sacrificando uno de los principios más importantes de los medios públicos: la independencia editorial. 

Es muy sencillo dimensionar lo ocurrido durante la cobertura coordinada de los medios públicos. Si el convocante de la marcha no hubiera sido el actual Ejecutivo Federal, sino los ex presidentes Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón o cualquier otro, ¿les hubiera gustado a los oficialistas de hoy, les hubiera parecido correcto que los medios públicos de entonces se coordinaran para hacer una cobertura tan sesgada, parcial y tan a favor de las políticas y mensajes del gobierno en turno? 

Lo que hicieron los medios públicos coordinados por el SPREM fue un acto de propaganda y de difusión acrítica de un acto convocado, organizado y auspiciado por el gobierno federal y sus seguidores, sin independencia editorial de la directriz, sin equilibrio informativo, totalmente parcial, sin pluralidad de voces ni diversidad de opiniones (entendidas como aquellas distintas a la del discurso oficial que se escuchó a lo largo de la cobertura y de la marcha).

No se puede argumentar que la “cobertura informativa especial” de los medios públicos el domingo 27 fue de interés público o para informar a las audiencias, porque los medios de comunicación se dedican todo el tiempo a informar ese y otros acontecimientos.

Precisamente porque no aceptaríamos una cobertura favorable para mandatarios del pasado, debemos seguir defendiendo que los medios públicos tengan una postura editorial independiente e intemporal del gobierno en turno; promuevan el pluralismo informativo, político, social y cultural; garanticen el derecho a la información y sean una plataforma de la libertad de expresión. 

La batalla no termina para que los medios públicos sean realmente garantes de la expresión de la diversidad y la pluralidad de ideas y opiniones, del debate político y no sólo las representativas del gobierno, como ocurre actualmente en mayor o menor medida en los siete medios que se coordinaron y perdieron independencia editorial el domingo 27. Fue la marcha de la transformación de los medios públicos a los medios propagandistas.

Twitter: @beltmondi

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Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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