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¿Permutas en el PRI?
La narrativa de la dirigencia nacional del PRI está sustentada con hechos. En la pasada legislatura federal, Alejandro Moreno Cárdenas y Rubén Moreira Valdés evitaron que la Cuarta Transformación consumara su agenda legislativa y tiraron las iniciativas de reformas eléctrica, de la Guardia Nacional y la electoral.
Al arranque de la LXVI legislatura federal, los diputados ya votaron contra la reforma al Poder Judicial. Alito y Moreira ahora están en la primera línea de defensa, en el bloque parlamentario que votará contra el Plan C.
“Ninguna presión o chantaje podrá cambiar el sentido de nuestro voto”, clamó Moreno Cárdenas. “Estamos del lado correcto, pensando en lo mejor para el pueblo de México”.
Los 43 senadores de oposición han comprometido su voto. “Solo un traidor podría ausentarse y darle la mayoría calificada al régimen morenista”, sentenció el panista Marko Cortés. “Ahora hay que exigir que nadie se raje”.
El exgobernador de Campeche garantiza el control de los 15 senadores que integran el grupo parlamentario del PRI. Incluso el de Miguel Ángel Riquelme, quien permanece hospitalizado. Su suplente podría entrar en funciones a principios de la próxima semana en caso de que no obtenga autorización de sus médicos, pero lo que es más importante, el exmandatario de Coahuila no podrá seguir —al menos en el corto plazo— los pasos de su compadre Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien ha quedado al margen de las presiones de las organizaciones ciudadanas que reclaman a los legisladores opositores su voto en contra de la reforma al Poder Judicial.
Beltrones Rivera podría estar en el epicentro de una bancada independiente. Una bancada antiAlito, para ser más precisos. Y en la que tendría cabida, sin mayores problemas, Alejandro Murat Hinojosa, quien reclama el cumplimiento de viejas deudas a su antiguo aliado.
Como telón de fondo, la disputa por la dirigencia nacional del PRI. En ciernes, las impugnaciones a la reelección de Alito y Carolina Viggiano, sobre lo que deberá resolver en última instancia la Sala Superior del Tribunal Electoral.
En el peor escenario para los dirigentes reelectos —la anulación—, al CEN priista regresarían Graciela Ortiz y Miguel Alonso Reyes regresarían a la Presidencia y la Secretaría General, con el único mandato de convocar a la elección interna. Entonces, Alito activaría su plan B: la unción de Pablo Angulo. ¿O de Emilio Suárez Licona?
La oposición interna tendría que buscar un retador… aunque la última palabra quedaría a cargo de Moreira.
Efectos secundarios
NOVEDADES. Al igual que lo ocurrido en el Congreso de la CDMX, donde la bancada perredista se sumará a la coalición oficialista, en el Estado de México, los diputados del PRD se han deslindado de lo que fue la coalición Va por México y están listos para construir un “pacto estatal de unidad”, según lo manifestado por el líder estatal del sol azteca en la entidad, Omar Ortega Álvarez en la sesión solemne de apertura del primer periodo ordinario de la LXII Legislatura mexiquense, a la que acudió la gobernadora morenista, Delfina Álvarez.