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Perpetuando el mito de los Sex Pistols
Cuando el 27 de mayo de 1977 los Sex Pistols lanzaron “God Save the Queen”, el cuarteto era considerado el líder de un nuevo movimiento que había comenzado a gestarse como parte de una escena subterránea alrededor de la tienda de ropa SEX, operada por la diseñadora Vivienne Westwood y el elusivo agente Malcolm McLaren, en el 430 de la Calle King’s Road de Londres. El sencillo era el primer adelanto de lo que sería su esperado álbum debut, y el único de su carrera, Never mind the bollocks here 's the Sex Pistols y la presentación de la banda en sociedad. La canción fue prohibida en la radio y pese al número de ventas la estación Radio 1 nunca reconoció su número 1.
En paralelo con las celebraciones del Jubileo de la Reina Isabel II el cuarteto londinense conformado en ese momento por: Johnny Rotten, Steve Jones, Paul Cool y Sid Vicious, decidió promocionar el lanzamiento de su primer sencillo con una presentación sobre un barco en el Río Támesis, en una jugada financiada por la disquera Virgin Records, propiedad del empresario Richard Branson. McLaren, fungiendo como su mánager, había hecho un ballet con una serie de disqueras, incluyendo la legendaria EMI Capitol, para tratar de conseguir un contrato discográfico y sería la primera banda de punk en alcanzar ese éxito.
El acto performático tenía la intención de provocar a los grupos de poder, mofarse de las otras disqueras y a la vez promocionar un disco que buscaba conquistar las listas de popularidad. El punk trataba de rechazar el exceso de la música heredada de la generación de 1960, de la complejidad del rock progresivo, la desconexión que existía entre las superestrellas musicales del momento con su público y a la vez anhelaba insertarse dentro de ese mundo.
Las frenéticas guitarras de “God save the Queen” impulsadas por una dosis de anfetaminas, era la piedra en el zapato de lo que la sociedad inglesa quería esconder bajo las celebraciones del Jubileo. “No hay futuro en el sueño de Inglaterra”, declamaba Johnny Rotten en su asalto frontal y su voz nasal. Inglaterra se encontraba sumergida en una crisis no vista desde la década de 1930 con un alto desempleo y una economía estancada sin una verdadera promesa para la juventud y las clases trabajadoras.
El imperio británico aún lidiaba con las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y los movimientos de la derecha neofascista empezaban también a cobrar fuerza. Para una generación el punk representaba un rompimiento con los valores impuestos después de la guerra que culminaron con los movimientos contraculturales en la década de 1960 y un escaparate de un futuro poco prometedor. Los medios decidieron hacer a los Pistols los enemigos públicos de la sociedad y su forma de exorcizar los pánicos morales de la época.
La historia de los Sex Pistols está íntimamente relacionada con la mitología del punk. El falso documental The Great Rock and Roll Swindle, dirigido por Julien Temple, trató de imponer la narrativa de que la banda siempre había sido concebida por la mente maestra de McLaren. Una idea que siempre ha sido rechazada por la banda. La película de Alex Cox Sid and Nancy fue la que cristalizó la mitología de Sid Vicious como el prototipo perfecto del punk en una extraordinaria actuación de Gary Oldman. La película de Cox sirvió para crear la mitología de Vicious como un personaje caracterizado por su nihilismo histriónico y que con su trágica muerte a los 21 años se convirtió en el mártir eterno del punk.
46 años después de que los Sex Pistols cruzaron el Río Támesis, “God Save the Queen” vuelve a ser un contrapunto de las celebraciones del Jubileo de Plata de la Reina Isabel, pero en esta ocasión para promocionar la serie Pistol (FX Networks). Basada en las memorias del guitarrista Steve Jones publicadas en 2016, Lonely Boy: Tales from a Sex Pistol, la serie dirigida por el aclamado director Danny Boyle es una nueva reinterpretación del mito de los Sex Pistols.
La serie de Danny Boyle ha sido criticada y cuestionada por los miembros de la banda, pero es una forma de volver a contar la mitología sobre los Sex Pistols. En 2021 Johnny Rotten se enfrentó en los tribunales a sus excompañeros para tratar de evitar la realización de la serie. Además de las memorias del guitarrista Steve Jones, la historia de los Sex Pistols ha sido contada por John Lydon en su libro Anger is an energy y por el bajista original Glen Matlock en I Was a Teenage Sex Pistol. Ninguna de las versiones coincide con la verdad y con el paso de las décadas tenemos más la mitología de los Sex Pistols, los escupitajos, la violencia y un romanticismo nostálgico alrededor del fenómeno punk.
La mitología del punk siempre se cuenta con esta idea de que el género buscaba romper con lo establecido en la industria musical, cuando en realidad inconscientemente siempre trataba de insertarse en la corriente principal. Tras el lanzamiento de Never Mind The Bollocks Here's the Sex Pistols, los Pistols implosionaron en enero de 1978 durante su primera gira por los Estados Unidos. El género que se denominaba como punk se atomiza y se dispersa en una serie de variaciones que surgieron en los años siguientes en la isla como el post punk, new wave, goth rock, etc.
Los Sex Pistols no duraron más de dos años, pero en su breve paso por el mundo enseñaron a una generación de músicos a hacer música en sus propios términos y con todo y sus contradicciones su influencia se sigue sintiendo casi medio siglo después con la misma fuerza, energía y furia.