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Opinión

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Pesca y mares en México: vergüenza y crisis

Probablemente no exista en México otro sector con tanta impunidad y consecuencias ambientales tan graves como el de pesca; ni un ámbito territorial con tanto desgobierno como los mares y costas de nuestro país. Tampoco, paradójicamente, otro sector y ámbito territorial tan alejados de los reflectores mediáticos, de la atención de la opinión pública y de las voluntades políticas; esto, a pesar de una profunda crisis ecológica y de gobernanza. Mares y costas son una torre de Babel de competencias y responsabilidades difusas y contradictorias, y la pesca ocurre en un vacío casi absoluto de regulación ambiental, a pesar de ser una actividad de explotación directa de ecosistemas naturales, poblaciones y especies.

Escándalo tras escándalo en la pesca han dejado imperturbable al statu quo, basado en una visión sobre el mar exclusivamente consuntiva: Destrucción y colapso de pesquerías en el Golfo de México; inminente extinción de la Vaquita Marina; saqueo de Totoaba al alimón con el narco; exterminio de tortugas en BCS; defaunación de Áreas Naturales Protegidas; pillaje y desmantelamiento ecológico en el Mar de Cortés (miles de toneladas de sardinas hechas forraje para ganado); muerte artera de especies de interés turístico y de buceo (tiburones en Quintana Roo, donde uno vivo genera 200,000 pesos anuales, muerto, sólo 3,000); uso generalizado de artes de pesca depredadoras; subsidios descarados a combustibles marinos que promueven sobreexplotación (71% del presupuesto de la Conapesca se destina a subsidios clientelares en 100,000 embarcaciones); impunidad en violación de vedas; e ilegalidad casi intrínseca (la pesca ilegal representa 45-90% adicional a la producción nacional oficial). En la última década aumentó de 69 a 83% la proporción de las pesquerías que se encuentran en el máximo de su capacidad y en deterioro o degradación. Cada año se capturan y matan alrededor de 100 millones de tiburones, mientras la NOM-029-PESC-2006 para una supuesta pesca responsable de tiburones y rayas no limita ni establece ninguna restricción sobre el esfuerzo pesquero. Varias especies de tiburones han sido diezmadas hasta en 90% en el Golfo de México y 80% en el Pacífico, debido a pesca incidental y comercio ilegal de aletas para exportación al mercado asiático. La población de atún aleta azul del Atlántico se encuentra a la mitad del tamaño que tenía en la década de 1970. La población actual del atún aleta azul del Pacífico en Baja California ha sido abatida en 97% con respecto a su tamaño histórico y la especie continúa siendo sobreexplotada. La Zona de Exclusión Pesquera (ZEP) en la Sonda de Campeche, que es la única zona de no pesca en México y que opera como única reserva marina de facto para recuperar y conservar la biodiversidad, es codiciada por la Conapesca y sus clientelas políticas para abrirla a la depredación, como lo han hecho durante décadas en el Golfo de México.

En este escenario, las áreas marinas protegidas y refugios (donde aún se sigue pescando) en México suman apenas 5.6 millones de hectáreas, equivalente a menos de 2% del territorio marino; extensión muy por debajo de 10% comprometido por nuestro país en la Convención sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas.

Es urgente una reforma institucional en pesca, mares y costas. La SHCP debe cortar totalmente a la Conapesca el presupuesto para subsidios; la regulación ambiental pesquera pasar a la Semarnat junto con facultades integradas de gestión de mares y costas; crearse una Guardia Costera en Secretaría de Marina con facultades consolidadas de inspección, vigilancia y aplicación de la ley; ampliarse considerablemente las Áreas Naturales Protegidas en mares y costas; prohibirse la pesca de tiburones y rayas; vedar al atún aleta azul; e impedirse la apertura a la explotación de la Sonda de Campeche. Es todo...

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