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Opinión

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¿Peso fuerte o dólar débil?

La cotización del peso frente al dólar ha tenido una importante recuperación después de alcanzar un máximo histórico de 25.34 pesos el 23 de marzo. Entre el 23 de marzo y el cierre de ayer 24 de agosto, el peso se apreció casi 10% para cerrar en 21.99.

Sin embargo, el nivel actual se encuentra todavía 18.5% por arriba del nivel mínimo de este año de 18.55 pesos registrado el 18 de febrero. Esto contrasta con la mayoría de las monedas de los principales socios comerciales de Estados Unidos que han recuperado todo el territorio perdido frente al dólar y cotizan a niveles similares a los que prevalecían antes de la propagación de la pandemia.

La aparente fortaleza del peso de los últimos meses es en realidad una considerable debilidad en el dólar. El índice que usa la Fed para medir el desempeño relativo del dólar frente a una canasta de monedas, el Trade Weighted U.S. Dollar Index: Broad, Goods and Services, ha registrado una caída de casi 10% después de alcanzar un máximo histórico de 126.5 puntos el 23 de marzo pasado, para ubicarse en 117 puntos, nivel prácticamente idéntico al que tenía el 18 de febrero, cuando el peso registró su mejor nivel frente al dólar en este 2020.

La fuerte depreciación que sufrió nuestra moneda frente al dólar entre febrero y marzo con la llegada de un fuerte incremento en la aversión al riesgo a nivel global fue evidente también en otras monedas emergentes. Sin embargo, el peso mexicano fue de las más afectadas por ser una moneda muy líquida que había atraído fuertes inversiones de portafolio por el atractivo diferencial de tasas que ofrecía en ese momento.

En febrero la tasa que pagaban los Cetes a 28 días se ubicaba cerca de 7% mientras que las tasas de corto plazo en Estados Unidos se encontraban en 1.5 por ciento. Ese diferencial de tasas que fungía como gran atractivo en un escenario de estabilidad global se volvió irrelevante ante el repunte de aversión al riesgo que provocó una estampida de recursos hacia activos refugio como los bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Sin embargo, el fuerte incremento en los niveles de aversión al riesgo que llegó con la pandemia se fue con las decisiones de política monetaria de la gran mayoría de los bancos centrales (llevando las tasas de interés a cero —y en algunos casos niveles negativos— en combinación con inyecciones de liquidez inusitadas a los mercados).

Desafortunadamente, no todas las monedas son creadas de la misma forma y las de los países emergentes han recuperado menos territorio que las monedas de economías desarrolladas.

Las economías emergentes han sido más afectadas por su menor capacidad para reaccionar ante la pandemia incluyendo un menor espacio fiscal para implementar políticas de estímulo y una mayor dependencia de sectores fuertemente afectados por la pandemia (como las exportaciones y el turismo).

Muchas personas se preguntan por qué el peso se ha apreciado cuando las noticias en el frente doméstico no son buenas.

La realidad es que independientemente de lo que sucede en el frente doméstico, la debilidad generalizada del dólar, el aumento en el precio del petróleo y un entorno de optimismo en los mercados financieros son los principales factores que han impulsado a nuestra moneda.

A pesar de este impulso, el dólar se cotiza casi 16% más caro que a principios de este año.

Joaquín López-Dóriga Ostolaza es Socio Director de EP Capital, S.C., una consultoría especializada en fusiones y adquisiciones fundada en 2009.

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