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Petróleo al alza, ¿golpe de suerte?
Con la oleada alcista del precio del petróleo en el mundo y las decisiones en México para evitar el aumento en el precio de la gasolina, han surgido muchas preguntas y también muchas respuestas.
¿Qué es mejor?: ¿Que el gobierno mantenga un precio artificial en el precio de la gasolina para los consumidores? ¿Implícitamente está conteniendo la inflación?; el esquema para “suavizar” los precios de la gasolina ¿se convertirá en un problema para las finanzas públicas? ¿Cuánto costará el no cobro del IEPS y la acreditación del ISR e IVA para los importadores y productores de Pemex?
En los últimos días se han hecho públicos varios cálculos, sobre el potencial costo.
El equipo de análisis económico de Banco Base, que encabeza Gaby Siller, calcula un costo de 330 mil millones de pesos.
Bank of América señaló que si la mezcla mexicana de exportación ronda los 95 dólares por barril, en promedio, durante este año, el gobierno recibiría ingresos adicionales por 2 puntos del PIB (cerca de 500 mil millones de pesos), los cuales se gastarían en su política de estímulos.
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) anticipó que costará al erario cerca de 30 mil millones de pesos, mensuales.
Para el equipo de análisis económico de Monex, en caso de que el subsidio se mantuviera al 100% el resto del año, los ingresos tributarios podrían caer hasta en 6.0% respecto a 2021 lo que implicaría un faltante de cerca de 215 mil millones de pesos; más del triple de lo asignado a la construcción del Tren Maya en el actual ejercicio.
Y el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) calcula que podría generar pérdidas recaudatorias por alrededor de 554 mil millones de pesos, equivalentes al 2% del PIB.
Mientras que el incremento en los ingresos petroleros derivado de un mayor precio del petróleo sería de 643 mil 941 millones de pesos.
Lo que daría un resultado neto de una recaudación adicional de 89 mil 747 millones de pesos.
Lo cierto es que tales cálculos, pueden o no cumplirse. Depende de la duración de la invasión de Rusia y Ucrania.
Sin embargo, todo indica que este conflicto geopolítico, y más específicamente la elevación en el precio internacional del petróleo que ha provocado, “le cayó como anillo al dedo” al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El súbito encarecimiento del precio del petróleo y los ingresos extraordinarios que recibirá la hacienda pública podrían permitir al actual gobierno compensar sobradamente los efectos del menor crecimiento económico esperado, aplicar el subsidio al precio de las gasolinas, la disminución de la producción petrolera y el aumento inminente del costo del servicio de la deuda.
Es prácticamente un golpe de suerte, sintetiza en su último análisis el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) del Consejo Coordinador Empresarial.
Y ¿por qué es un golpe de suerte? Porque a pesar de todo es poco probable que al cierre del 2022 las finanzas públicas sean un factor de riesgo para el país.
Sin embargo –advierte–, evitar o mitigar el aumento de precio en las gasolinas puede ser acertada para la popularidad del régimen, pero no para mejorar el crecimiento ni el bienestar de los hogares en el mediano y largo plazos, advierte el CEESP.
El equipo de análisis económico de Monex señala que es difícil considerar que la política de subsidios representará un reto de envergadura mayúscula para las finanzas públicas, aunque en caso de que la magnitud de los incentivos se mantenga por varias semanas es posible que los resultados se alejen del objetivo de un déficit primario de 0.3% del PIB para 2022 y en su lugar la figura llegue a ubicarse entre 0.5% y 1.0% del PIB.
Pareciera que efectivamente, como lo dijo desde un principio el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. existe una cobertura natural y un efecto espejo entre los ingresos y egresos por la venta de petróleo y la importación de gasolinas.
Parece que se trata de un golpe de suerte para el gobierno lopezobradorista. Al tiempo.
