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Pluralidad política
Mientras la vida tiende al pluralismo, un sistema post totalitario exige monolitismo, uniformidad y disciplina. Václav Havel
La pluralidad política es un principio fundamental en las democracias modernas, promueve la coexistencia de diversas ideas, valores y opiniones dentro de una sociedad, a partir de las diferentes ideologías y de la libertad de expresión, que son elementos fundamentales para el funcionamiento saludable de un sistema político y de la armonía en el tejido social. Contribuye a prevenir conflictos al asegurar que todas las voces sean escuchadas y consideradas.
Para la democracia el pluralismo político resulta vital porque evita que un solo grupo o individuo domine el sistema político; permite la definición de soluciones más creativas y efectivas para los problemas sociales; fomenta la innovación y el progreso, y contribuye a que los ciudadanos desarrollen una mayor comprensión y respeto por las diferencias.
Asimismo promueve, entre otras cosas, la participación activa de los ciudadanos en los asuntos públicos ya sea a través del voto; la formación de movimientos y partidos políticos, y permite que las decisiones políticas se tomen a través del compromiso y el consenso entre diferentes grupos. Esto asegura que las políticas reflejen el amplio abanico de intereses y valores que existen en un tejido social en vez de que sean impuestas por un solo grupo o individuo a partir de la sobrerrepresentación, como la que se ha propuesto el mandatario.
La sobrerrepresentación legislativa ocurre cuando un partido político obtiene un porcentaje mayor de escaños en el Congreso al porcentaje de votos que recibió en las urnas, con lo que se distorsiona la representación democrática, ya que un partido, como pretende el oficialismo, podría tener más influencia de la que le otorgaron los votantes.
La sobrerrepresentación propicia que las oposiciones y las minorías estén “subrepresentadas”, con lo que se afecta la equidad en la participación política y, por lo tanto, se viola la voluntad popular que votó en favor de partidos distintos a los oficialistas.
Un partido sobrerrepresentado tendrá una influencia indebidamente desproporcionada en la legislatura y por lo tanto en la toma de las decisiones, lo que sin duda afectará los equilibrios, los contrapesos y a la democracia, además de propiciar una inconveniente concentración del poder y un gobierno autoritario.
La sobrerrepresentación debilita el tejido social al crear divisiones y resentimientos entre diferentes grupos. Sin embargo, un tejido social fuerte puede mitigar los efectos negativos de la sobrerrepresentación al promover la equidad y la inclusión, situación que no prevalece en nuestro país.
La pluralidad política en la Constitución de México es un principio fundamental que garantiza la representación de las diversas corrientes ideológicas y políticas en el sistema democrático del país por ello establece que ningún partido puede tener un número de diputados que exceda en ocho puntos porcentuales su porcentaje de votación nacional. No es casual que nuestro sistema electoral haya adoptado la representación proporcional para garantizar que los partidos políticos obtuvieran los escaños en el legislativo de acuerdo con el porcentaje de votos que recibieran, no para propiciar una sobrerrepresentación que pretenda borrar a las oposiciones y, por lo tanto, al pluralismo.
En octubre de 1998, a instancias del Partido de la Revolución Democrática, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, actualmente en la mira de Palacio Nacional, aprobó de manera unánime la tesis de jurisprudencia 70/98, esa que hoy ignora su inquilino, y de la que su ponente fue la Ministra Olga Sánchez Cordero.
En la referida tesis quedó asentado los siguiente:
- El principio de representación proporcional en materia electoral garantiza de manera efectiva la pluralidad en la integración de los órganos legislativos;
- Impide que los partidos dominantes alcancen un alto grado de sobrerrepresentación, y
- Atiende los fines y objetivos que se persiguen con el principio de representación proporcional y al valor del pluralismo político que tutela.
No debe soslayarse que si se impone la “subrepresentación” a las minorías al desconocer la votación que recibieron en las urnas y dejan de estar representadas en el sistema político, la falta de pluralidad política resultará en la concentración de poder en manos de unos pocos lo que facilitará abusos, arbitrariedades, opacidad, usurpación y corrupción.
La falta de pluralidad política que propiciaría la sobrerrepresentación que pretende el presidente sería una fuente de conflictos en perjuicio del tejido social al obstaculizar o cancelar la coexistencia de las diversas ideologías y grupos políticos, con lo que se generarían tensiones y divisiones profundas que se pueden evitar.
Lo más grave es que se podrían suprimir o modificar los derechos de las personas y destruir el Estado de Derecho, la Justicia y a la Nación cambiando la Constitución para satisfacer el apetito de una persona o de un grupo. Existen claros indicios y anuncios de esos inaceptables objetivos.
Sin una diversidad de opiniones se acrecentará la ausencia de debate y de consenso con lo que se adoptarán políticas que no reflejarán las necesidades ni los deseos de la población en su conjunto, con el subsecuente descontento y la generación de conflictos sociales.
La polarización política -que tanto agrada al mandatario-, aumentará con la falta de pluralidad y las diferencias ideológicas se volverán más extremas y menos susceptibles de compromiso. Esto podría dificultar la gobernabilidad y aumentar las tensiones sociales.
El próximo gobierno habrá de enfrentar el reto de impulsar su agenda política sin caer en la confrontación ni en la polarización.
Evitar la sobrerrepresentación irregular es el desafío de las autoridades electorales para salvar el Estado de Derecho y a la Justicia en beneficio de todos, de la sociedad y de los individuos.
*El autor es bogado y mediador profesional.
Contacto: mediador.negociador@gamil.com
X: @Phmergoldd