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¿Podemos poner precio a la gobernanza global?
El presupuesto bienal de las Naciones Unidas es cercano a los 6,000 millones de dólares. ¿Es mucho dinero para una de las principales instituciones de gobernanza global o es poco?
Como las cifras siempre hay que ponerlas en contexto para entenderlas, presento dos posibles escenarios futuristas: uno con instituciones efectivas y otro sin ellas.
Escenario 1
Ronda el año 2040. Tras el Covid-19, los Estados han detectado la importancia de actuar coordinados en la lucha de los problemas globales como pandemias y el cambio climático, entre otros. Los países deciden ir unificando sus políticas, y lo que es más impactante, todos los países deciden ceder soberanía a los organismos supranacionales.
El acuerdo Schengen, que permite la libertad de personas, mercancías y capitales, principalmente en la Unión Europea, empieza a ampliarse. El 90% de los países de la OCDE son firmantes y existe un acuerdo global para que en el 2070 exista libertad de movimiento de capitales y mercancías en el mundo. El acuerdo de libertad de movimiento de personas queda pendiente por la reticencia de países con mayor PIB per capita y el apoyo de la OMS para evitar nuevas pandemias.
El mundo tras las enfermedades ha perdido 25% de su población pero ésta se ha fortalecido. El cambio climático sigue siendo un reto, pero la emisión de gases ya ha alcanzado los niveles de la década de los setenta. Varios líderes globales han comenzado a destacar en el mundo y las personas han empezado a no fijarse en la nacionalidad de la persona que tienen en frente. Las Naciones Unidas, por fin, consigue volverse un organismo de gobernanza global efectiva y los Estados miembro aceptan ceder la recaudación de 0.7% del IVA de sus países. Su presupuesto se ha disparado gracias a la cesión a la impresionante cifra de 43,000 millones de dólares (a valor constante de 2020), consiguiendo así, aumentar el bienestar de la humanidad.
Este es un escenario en el que la pandemia ha fortalecido la cooperación internacional y el mundo se piensa como uno solo.
Escenario 2
La crisis del Covid-19 y la reelección de gobernantes nacionalistas en la mayor parte de los países del G-20 han hecho que todos los pasos dados tras la Segunda Guerra mundial se reviertan. Tras la lucha comercial entre China y Estados Unidos se fueron cerrando las fronteras de la mayoría de países y la autarquía llegó al mundo, pese a las reticencias de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Ha comenzado una época sin control y los Estados han perdido su peso en el escenario global. La sociedad ha dejado de confiar en ellos y ha empezado a moverse hacia una sociedad descentralizada completamente. El blockchain y las criptodivisas se han convertido en la divisa vehicular para las transacciones globales. Aunque cada país sigue manteniendo su emisión de moneda los ciudadanos no confían y los ahorros están en criptos. El comercio internacional se hace en criptodivisas pese a las reticencias de la OMC.
La seguridad y la salud se han convertido en un tema clave para la población, que han visto limitados sus movimientos debido a diferentes crisis económicas y sanitarias. Los conflictos asimétricos se acrecientan ya que la tecnología es el punto clave, y no el desarrollo de armas convencionales. Con ello los países con mayor PIB pueden controlar e influir en decisiones de países con menor desarrollo económico y social.
Los Estados reducen el presupuesto de las Naciones Unidas a 100 millones de dólares por la desconfianza creada por ellos mismos tras la pandemia. Eso ha hecho que las Naciones Unidas no pueda mantener los organismos que apoyan el crecimiento de las naciones y se han profundizado las disparidades entre países ricos y pobres.
Las instituciones que han permitido la gobernanza global desde la II Guerra mundial han muerto y nadie confía en ellas. Los detonantes fueron dos: El cierre de fronteras tras el COVID-19 y la reducción drástica del presupuesto de las Naciones Unidas por la necesidad de liquidez inmediata de los Estados.
Ahora, el presupuesto bienal de 6,000 millones de dólares para las Naciones Unidas, que equivale a la última emisión de deuda de México, ¿te parece que es suficiente para ayudar a la gobernabilidad mundial?