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Opinión

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Políticas de corto, mediano y largo plazos

En nuestro país la política económica privilegia el corto plazo, pero hay focos rojos en el largo plazo.

Las políticas de corto, mediano y largo plazos entran siempre en conflicto o las últimas son ignoradas. Pero no es un problema técnico sino político.

De fondo subsiste una realidad: el futuro se compra con el presente que lo determina. Keynes, el gran economista de la primera mitad del siglo pasado, decía que no se preocupaba del largo plazo porque ahí todos estaremos muertos. Por eso privilegió el análisis económico de corto plazo.

Pero si bien en el siglo XX se entendía que los horizontes del mediano y largo plazos se sacrificaban por la existencia de conflictos bélicos mundiales, ahora es posible formular políticas con repercusión para el mediano y largo plazos. Fuera del conflicto regional en el medio oriente el resto del mundo está relativamente en paz.

En la Unión Europea se da el ejemplo más obvio de la primacía del corto plazo en la formulación de políticas. Se fijan objetivos y metas, que sus países miembro tienen que cumplir porque de lo contrario se les fijan sanciones y reciben menores apoyos. Un objetivo fijado en los 90 del siglo pasado y que prevalece es la decisión dentro del Pacto de Estabilidad de que un déficit fiscal de más de 3% del Producto Interno Bruto (PIB) es el equivalente a bajar al infierno. Esas normas se fijaron para un momento en que se justificaban, pero que ahora son obsoletas.

Otro ejemplo es el contenido del Consenso de Washington definido en los 80 que estableció políticas de corte restrictivo para los países de América Latina, privilegiando a los mercados y reduciendo la participación del sector público en la economía. Estas políticas ahora son objeto de impugnaciones incluso de sus defensores, porque ha significado el triunfo excesivo del yo en el universo de los valores.

En nuestro país la política económica privilegia el corto plazo y se subestima el mediano y largo plazos. Pero los avisos de muchos focos rojos están determinando la necesidad de tener una visión estratégica que defina objetivos políticos y sociales para los tiempos que vienen, de tal manera que tengamos capacidad defensiva ante eventos desestabilizadores.

Una cuestión importante es la relación de México con Estados Unidos, que con el cambio de gobierno significará una revisión no sólo de los grandes temas sino también una cuestión neurálgica como es el problema asociado a la inseguridad y las violaciones de los derechos humanos. En fechas recientes el Senado de EU supedito parte de la ayuda de ese país a México al avance de la justicia.

En la economía hay dos avisos importantes para modificar políticas. Uno es el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, que en el primer semestre de este año fue de 3% del PIB, el mayor nivel desde que existen registros. Otro es la menor Inversión Extranjera Directa y la inversión financiera en portafolios, también para el primer semestre. Ambos fenómenos tienen que ver con las próximas elecciones en EU, la volatilidad internacional y la política monetaria de EU.

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