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Opinión

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¿Por qué quiero ser comisionado del Inai?

Los seres humanos tenemos una tendencia general a evitar los problemas y postergar los conflictos. Desde luego, no soy la excepción. He vivido algunos años haciéndome esta pregunta y había decidido deliberadamente ignorarla.

Voy a contar un poco de la historia. Empecé a trabajar en el Inai el 1 de junio de 2014. Tenía 31 años cuando llegué al edificio marcado con el número 3211 de Insurgentes Sur. Mi primer sentimiento al llegar fue ilusión, seguido de incertidumbre. Era la primera vez que trabajaba en una institución que garantizaba derechos humanos y sentía una gran responsabilidad.

Mi acercamiento con los derechos de acceso a la información y protección de datos personales había sido muy tangencial. Pero ahí tenía enfrente una oportunidad y la tomé. Un abogado formado inicialmente en el sector privado ahora trabajando en un órgano constitucionalmente autónomo que garantiza derechos humanos.

Algunos meses después recibí otra oportunidad. En noviembre el Pleno del Inai me nombró Director General de Investigación y Verificación de la Secretaría de Protección de Datos Personales. Por casi 4 años tuve esa posición, la cual no fue nada fácil. Me enfrenté por primera vez a la desigualdad de condiciones y a la frustración de los procesos. Fue la primera vez que sentí que los problemas y el estrés laboral me rebasaban. Fue una época de sufrimiento profesional y crecimiento personal. Tuve que exigir mucho más de mí y dejar de voltear a ver a los demás.

Conocí a grandes personas en ese camino. Tuve muchas satisfacciones personales y fue justo ahí, desde la frustración y la desventaja, cuando empecé a disfrutar a lo que me dedico. Luchar por los derechos humanos no es un proceso de la noche a la mañana, aún más si no son conocidos, conlleva un proceso de enamoramiento.

Soy Secretario de Protección de Datos Personales del Inai desde septiembre de 2018 y dentro de mis actividades, además de mis funciones, doy clases, conferencias, escribo, leo y sigo aprendiendo cosas nuevas en la materia. Me apasiona, lo disfruto, me gusta y dedico mi tiempo a seguir creciendo. Cuando esto sucede, amar tu trabajo, las personas se dan cuenta. Me declaro involucrado permanente con el derecho a la protección de datos personales en todas sus vertientes, facetas, matices e imperfecciones.

Quiero servir a mi país, quiero seguir compartiendo mi pasión y dejar mi corazón en ello.

Es por esto que competiré para ser comisionado del Inai y poder seguir sumando y aportando con mi trabajo en la tutela y socialización de estos derechos humanos y que se consolide una cultura en torno a ellos para los mexicanos.

El Inai es mi hogar profesional. Aquí crecí y me desarrollé. Hoy, otra vez tengo ilusión y siento incertidumbre. Para mí este sentimiento es una señal de vida, lo ha sido y lo seguirá siendo.

Esto no se concreta a través de una sola persona. Para lograrlo se necesita de un grupo de personas que sean líderes y que trabajen juntas por conseguirlo. Esas personas existen, las conozco bien, y trabajan en este Instituto. Compito por el gran privilegio de servir a mi país y poner mi granito de arena para ser un factor de cambio. Lo hago por mis hijos, porque es la mejor forma de enseñar con el ejemplo. También lo hago por mi mamá que me ve desde el cielo y que quiero que siempre se sienta orgullosa del hijo que educó.

Secretario de Protección de Datos Personales del INAI, especialista en tecnologías disruptivas y ética digital. Conferencista en foros nacionales e internacionales. Autor y coautor de diversas publicaciones sobre derechos humanos, democracia, protección de datos personales y privacidad.

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