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Opinión

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Preocupaciones por la inflación

Y el otro efecto es que al deteriorarse la rentabilidad de las empresas, también cae su cotización en Bolsa, afectando el patrimonio de las personas…

Recuerdo que antes de estudiar economía, escuché a algún interlocutor necio proclamar: “¡Pero si la inflación es buena!”.  No por casualidad, un reportaje de ayer aquí en El Economista, bajo la cabeza “Inflación afecta a las empresas del mercado bursátil en III Trim.”, asesta severo mentís a la expresión citada.

La inflación es un fenómeno perjudicial que afecta a todos los agentes económicos, entre ellos a las empresas productivas que cotizan en Bolsa. Y los daños correspondientes se confirman en las respuestas recabadas de un conjunto destacado de esas empresas. En fases de repunte de la inflación, como la que se está viviendo, los niveles de utilidad de muchos negocios tienden a deteriorarse y ese efecto se genera, en lo principal, por la imposibilidad de trasladar o repercutir a los precios finales la elevación de los costos de producción. Y esto último se debe, a que la inflación también deteriora la capacidad de compra de los consumidores.

Los consumidores y los ahorradores que invierten en Bolsa fueron, casi, los grandes ausentes en el reportaje periodístico que sirvió de fuente para el presente editorial. Como una excepción, la subdirectora de Análisis Económico del Banco Monex señaló que “la inflación afecta por un lado al productor, y por otro al consumidor…”. Al consumidor lo afecta en razón de que éste, en su gran mayoría, deriva sus ingresos de salarios que se van quedando atrás en capacidad de compra mientras avanza el incremento del nivel de los precios. Y el otro efecto, es que al deteriorarse la rentabilidad de las empresas, también cae su cotización en la Bolsa. Así, la repercusión negativa final es que sufre reducción el patrimonio de las personas que invirtieron en las acciones de las empresas que cotizan.

Una de las consecuencias negativas mas importantes por causa de la inflación es la incertidumbre que despierta. Y otra, la percepción muy generalizada, de que las presiones alcistas tienden a permanecer. En este respecto, se anotó en el reportaje citado, “especialistas indicaron que la inflación no ha sido tan transitoria como se esperaba…”, y una de las consecuencias más graves es que las expectativas o pronósticos de inflación han tendido a mantenerse altos. Ante ese panorama de presiones alcistas que no ceden con el paso de los meses y expectativas de inflación altas, las autoridades monetarias no tendrán más remedio que fortalecer la postura restrictiva de la política monetaria.

bdonatello@eleconomista.com.mx

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