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Opinión

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Primero evitar la inflación, después la recesión

Las recesiones detienen la generación de riqueza, empleos y crecimiento, lo hacen temporalmente y suelen ser seguidas de periodos de crecimiento. La inflación en cambio destruye la riqueza que se ha logrado, desaparece el valor del dinero y de nuestras pertenencias; su daño llega a ser permanente. Hoy nos enfrentamos a la posibilidad de experimentar estos dos fenómenos. Por inflación entendemos el aumento generalizado del nivel de precios en un periodo determinado mediante un índice. Por su parte, recesión es una fase del ciclo económico en la que la actividad económica se reduce o cae, disminuye el consumo y la inversión y, aumenta el desempleo. Por principio general, las economías recesivas no detonan incrementos de precios. La inflación, normalmente tiene origen en la demanda (gasto de gobierno, consumo privado, inversión y demanda exterior) aunque puede ocurrir por el lado de la oferta (bienes y servicios disponibles para su venta). Un ejemplo de lo delicado que es vivir con inflación lo podemos apreciar cuando pese a la buena cifra de crecimiento del Q3, creció en números de mexicanos en pobreza laboral, ello como resultado precisamente de la inflación.

Así, la recesión es producto del ciclo económico que es natural en todas las economías, quienes experimentan lo que coloquialmente se conoce como altas y bajas. Los ciclos son, por tanto, inherentes a la actividad propia de la economía. Son difíciles de prever por lo que la única certeza es que siempre ocurre el ciclo alto seguido por el bajo. En este sentido, es común que lo que se llegue a perder en los ciclos bajos sea recuperado por el subsecuente ciclo alto lo que es todavía más evidente, cuando las economías son flexibles, con marcos regulatorios que promuevan la inversión y el crecimiento e implementaron medidas fiscales y monetarias expansivas para salir del bache económico recesivo. Lamentablemente, a largo de la historia económica de México no hemos desarrollado la suficiente capacidad para salir de los ciclos recesivos adecuadamente. La inflación no, necesariamente, es parte de los ciclos, pero tiene tal impacto que afecta los salarios, empleo, inversión, perdida del valor de la moneda, y notoriamente aumenta el número de personas en pobreza. Es en efecto, un fenómeno devastador que siempre afecta mayoritariamente a las personas que están más debajo de la pirámide social. Ante el surgimiento de los dos fenómenos al mismo tiempo, que, dijimos, no suele suceder normalmente, hemos comenzado a tener en claro que los gobiernos están plena y totalmente enfocados a contener la inflación aún a costa de que ello desemboque en una recesión.

Doctor en Desarrollo Económico, Doctor en Derecho y Doctor en Historia del Pensamiento Filosófico Especialidades en desarrollo económico en Oxford University y en Economía Internacional en Georgetown University. Profesor en la Universidad Panamericana y la Ibero. Ha colaborado en la Presidencia de la República, el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, fue Ministro de Asuntos Economicos de la Embajada de Mexico en EEUU (Washington). Autor de libros en Regulación Financiera, Historia Económica, Política Fiscal, Políticas Públicas y Ética.

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