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Opinión

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Prosperidad digital compartida

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha propuesto como visión de gobierno la "prosperidad compartida", una idea que busca garantizar que los beneficios del crecimiento económico y social lleguen a todos los sectores de la población. En la era digital debemos preguntarnos qué significa la prosperidad digital compartida y cómo se puede lograr.

La prosperidad se refiere al estado de bienestar y riqueza que permite a las personas y comunidades desarrollarse de manera integral, especialmente los más desfavorecidos. 

En el entorno digital, la prosperidad compartida implica que todos los individuos y grupos tengan acceso equitativo a las oportunidades, recursos e información que ofrece la tecnología para reducir las desigualdades, como el acceso a dispositivos, a Internet, educación y salud digital, capacitación en habilidades y participación en la economía digital, para que toda la sociedad se beneficie de la transformación digital.

Y es que la tecnología ha pasado de ser un lujo a una necesidad. Según el Indice de Prosperidad del Instituto Legatum, la prosperidad no sólo se mide por la riqueza material, también por factores como la salud, la educación, la seguridad y la libertad personal.

Diversos pensadores han abordado la intersección entre tecnología y prosperidad. Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, ha sostenido que la Cuarta Revolución Industrial ofrece oportunidades sin precedentes para mejorar la calidad de vida de las personas, siempre que se gestione de manera inclusiva y sostenible. 

Altagracia Gómez, próxima coordinadora del Consejo Asesor Empresarial del gobierno de Sheinbaum, ha enfatizado que el crecimiento se debe traducir en cinco objetivos: inclusión, innovación, sostenibilidad, digitalización y vocaciones regionales.

Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2023, 81.2% de la población mexicana tenía acceso a Internet, lo cual significa que 18.8% de la población todavía se queda fuera de los beneficios de la prosperidad digital. Además, la brecha digital se agrava en áreas rurales, aisladas y entre poblaciones de bajos ingresos.

Para lograr la prosperidad digital compartida hacia 2030, cuando concluirá el mandato de Sheinbaum, es prioritario garantizar el acceso universal y significativo a Internet de alta velocidad y calidad, especialmente en áreas rurales y marginadas. Según la ENDUTIH, en las zonas rurales sólo 66% de la población tiene acceso a Internet.

La visión de prosperidad digital compartida (PDC) debería traducirse en un México donde todos los ciudadanos tengan acceso a las herramientas digitales necesarias para mejorar su calidad de vida. Esto incluye no sólo el acceso a la infraestructura tecnológica que es el primer paso, también la capacidad de utilizar estas plataformas para el aprendizaje, el trabajo, la participación cívica y la innovación.

La expansión y modernización de la infraestructura tecnológica es crucial para la PDC. Las inversiones en infraestructura digital generan un crecimiento económico significativo. México necesita invertir en redes de alta velocidad, especialmente en 5G, para asegurar que la conectividad no sea un impedimento para el desarrollo.

Sabemos por diversas fuentes de organismos internacionales, que un aumento de 1% en la penetración de la banda ancha móvil en los países de América Latina se genera un alza de 0.23% en el PIB (CEPAL, 2022). Otros datos indican que con 10% de incremento en penetración de banda ancha, el PIB crece 1.38% (Ericsson-Banco Mundial). Mil conexiones de banda ancha generan 80 nuevos empleos (Ericsson-Arthur D. Little). Duplicar la velocidad de banda ancha hace crecer el PIB 0.3% (Ericsson). El 10% de incremento en penetración de telefonía móvil detona que el PIB crezca 0.5% (Ericsson).

Para tener prosperidad es importante invertir en educación digital y capacitación en habilidades digitales. La UNESCO destaca que la alfabetización digital es clave para el desarrollo sostenible. Las iniciativas de educación digital deben ser implementadas desde temprana edad, asegurando que todos los ciudadanos, independientemente de su origen socioeconómico y ubicación geográfica, tengan las habilidades necesarias para navegar y beneficiarse de la economía digital.

La implementación de políticas públicas que promuevan la inclusión digital es esencial para la PDC. Esto incluye subsidios para dispositivos tecnológicos y planes de datos, programas de acceso gratuito a Internet en espacios públicos y proyectos de inclusión digital para grupos vulnerables.

Es necesario promover la participación de la sociedad y el sector privado en la economía digital. Según el Inegi, de un universo de 4.8 millones de pequeñas y medianas empresas en México, sólo 44% de las pymes tiene acceso a Internet. La digitalización de las pymes debería ser una prioridad. 

La prosperidad digital también debe considerar la seguridad, la privacidad de los datos, la protección de los derechos digitales y una vida virtual libre de ciberviolencia. Es decir, la entrega de prosperidad digital no está exenta de riesgos. 

La brecha digital puede aumentar si no se implementan políticas inclusivas. La seguridad en línea está en constante amenaza de ciberataques. La automatización podría desplazar empleos. La sobreexposición a la tecnología lleva a problemas de salud mental y adicción, sobre todo entre los más jóvenes, por lo que deben existir estrategias para mitigar los riesgos que surjan de la adopción tecnológica y la digitalización.

La prosperidad digital compartida no debe quedarse en un bonito slogan de gobierno sino es un objetivo ambicioso de visión y política de Estado, necesario para garantizar que todos los mexicanos tengan acceso equitativo a las oportunidades y recursos que ofrece la tecnología como motor de desarrollo y bienestar.

X: @beltmondi

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Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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