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Putin rompe con la diplomacia; Biden gana credibilidad
El final de la diplomacia es el inicio de un recorrido sin rumbo, lleno de peligros y de un final atemporal.
En octubre de este año se cumplirán 60 años de la reconocida crisis de los misiles, el momento de mayor tensión nuclear en la historia.
Una serie de vuelos de reconocimiento efectuados por Estados Unidos sobre Cuba detectaron un arsenal de armas incluyendo misiles con ojiva nuclear. Fueron dos semanas de máxima tensión internacional, pero los canales diplomáticos fueron activados por John F. Kennedy y Nikita Krushchev.
Las armas nucleares se fabrican pensando sólo en dos objetivos. Para los pocos países que las tienen les aportan una sola utilidad: persuadir. El segundo objetivo es la destrucción masiva.
Kennedy pudo haber invadido Cuba esperando lo peor para Estados Unidos. Krushev pudo responder lanzando fuego en contra de Berlín. Dos semanas de persuasión, pero no de destrucción.
Kennedy y Krushev llevaron a buen puerto la diplomacia con discreción.
Lo que hemos visto en las primeras seis semanas del año es una acumulación de interacciones rodeadas casi siempre por la ambigüedad. Llamadas telefónicas entre Biden y Putin; Putin y Macron; Scholz y Zelenski; Macron y Biden; y una serie de permutaciones y combinaciones que incluyeron a sus respectivos ministros de Exteriores.
El presidente Biden hizo pública parte de su estrategia de negociación con el presidente ruso: la invasión de Rusia a Ucrania es inminente. Algo más. El estadounidense sorprendió al dar a conocer la fecha de la incursión. El presidente Putin, por el contrario, optó por patear el balón al negar la intención de una acción bélica. Su ministro de Defensa calificó como “histérico” el comportamiento de Estados Unidos.
Ayer, la decisión que tomó el presidente ruso de reconocer la independencia de dos regiones separatistas de Ucrania (11% del territorio, conformado por Lugansk y Donetsk) confirma que Biden tenía razón, pero no sólo eso, la batalla de la comunicación, hasta el día ayer, la ganó el estadounidense.
Al contemporizar el aniversario 60 de la crisis de los misiles queda claro que, por fortuna y por el momento, no se habla de ojivas nucleares, pero sí de la redefinición del orden multilateral.
Una clave la mencionó el domingo el Alto Representante de la Unión Europea durante la Conferencia de Seguridad de Múnich. “Afrontamos un decidido esfuerzo para redefinir el orden multilateral. El resultado de esta lucha definirá si nos mantendremos en un sistema multilateral centrado en la ONU, con normas internacionales y derechos universales; o si esto será reemplazado por un orden multipolar basado en el poder, con zonas de influencia y actitud relativista con respecto a los derechos humanos”, dijo Josep Borrell.
La geografía de la ONU se modifica. El multilateralismo, en riesgo. Ojivas nucleares contra la democracia global.
@faustopretelin