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Opinión

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Que detallen sus principios

Un secreto de la comunicación política, aparentemente bien guardado entre los que saben del tema, es que los detalles siempre son más vulnerables que los principios. De ahí se desprende una máxima que debería ser más famosa: “si estás explicando, estás perdiendo”.

Al menos en energía, el gobierno ha explotado esta dinámica. Con cómodas mayorías en ambas cámaras del Congreso, el presidente López Obrador ha podido dictar los cambios legislativos sin tener que convencer o explicar. Desde su posición de fuerza, su gobierno cita principios populares y elude los detalles incómodos. Le ha tocado a la oposición, a las partes afectadas y a los expertos sustentar y explicar, con lujo de detalle, los impactos negativos de estas iniciativas.

Si la oposición es inteligente, la discusión de la reforma eléctrica a la Constitución debería ser completamente diferente. Contrario lo que pasó con la reforma legislativa a la Ley de la Industria Eléctrica o a la Ley de Hidrocarburos, esta reforma no reúne los votos para poderse dictar ni para intentarse imponer. Esta se tiene que explicar y sustentar. Las condiciones están dadas para que el análisis costo-beneficio, por incómodo que le resulte para comunicar al gobierno, se le exija al proponente.

Un buen mantra sería “que detallen sus principios”. Como punto de arranque, suena bien que su prioridad sea la energía soberana. Pero, podrían explicar, por favor, ¿qué tipo de controles, legales o constitucionales, se le van a imponer en la gestión al Lic. Manuel Bartlett y sus potenciales sucesores como el principal operador de dicha soberanía? También tiene buena pinta lo del orden de los mercados y las inversiones. Así como lo dice la secretaria Nahle, suena a auténtica rectoría. Pero, ya en la redacción de las leyes, ¿nos explican, por favor, ¿cómo se va a prevenir que estas facultades soberanas no resulten en planes de inversión con razonamiento político, a pesar de sólo agravar técnicamente los problemas de congestión en regiones particulares? Lo de Sonora ha generado ciertas dudas. 

Suena imponente e importante que la poderosa Comisión Federal de Electricidad adquiera la garantía constitucional de generar al menos 54 por ciento de la electricidad del país. Y es super vendedor eso de decir que es porque no tiene fines de lucro. ¿Nos podrían recordar por qué los electrones que se producen en condiciones de pérdida económica son mejores para la nación? Al final del día, todas las subsidiarias de generación de la CFE pierden dinero. Y, si no queremos apagones, ¿no necesitamos más inversión, en casi todo, de lo que la CFE puede comprometer para ese 54?

En un plano un poco más técnico, ¿sería mucho pedir que modelen las emisiones y el costo medio de generación de electricidad si la CFE hace valer este nuevo derecho? Sería bueno entender el impacto de despachar más sus plantas de carbón, diésel y combustóleo. Sólo lo básico: finanzas públicas, costos para el consumidor e impacto ambiental, que cada vez está más de moda en el plano internacional.

Por cierto, hablando de lo internacional, ¿qué tipo de provisiones presupuestales va a tomar Hacienda para garantizarle a la próxima Administración una bolsa de recursos para pagar las indemnizaciones de arbitrajes internacionales? El propio Congreso ya advirtió ese riesgo, de miles de millones de dólares, si se altera el orden de despacho.

Por último: cambiar la Constitución como respuesta a los amparos, suena a principio de político pragmático. Minimiza lo ideológico. Pero, sólo por si su intento llegara a fracasar por falta de votos, ¿nos podrían detallar los daños al Estado de Derecho que generaría un gobierno que intenta cambiar la ley solo para dejar de violarla?

@pzarater

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