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¿Qué es el terrorismo para AMLO?
Sus reflejos internacionales son domésticos.
El gobierno de Vicente Fox tardó en reaccionar ante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Le costó una semana enviar un mensaje de solidaridad.
El día en que el Consejo de Seguridad tomaría la decisión de dar luz verde a la reacción estadounidense, el pobre de Fox se encontraba en el Hospital Militar por sufrir dolencias en la espalda.
Dos décadas después, frente al 11 de septiembre de Israel, el presidente López Obrador reacciona de manera cándida.
A estas alturas del sexenio no deberían de saltar sorpresas en su política exterior por varios motivos.
El primer de ellos es la inexistencia de una política exterior. El segundo elemento es la inconsistencia presidencial cuando apela a la no injerencia. AMLO ha llegado a criticar públicamente el contenido de la Constitución de Perú.
El tercer rasgo es el refriteo de su frase favorita: “No intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias”.
Si AMLO fuera consistente manifestaría su apoyo al proceso independentista de Cataluña del 1 de octubre de 2017. Puigdemont presidente de la República de Cataluña.
Un cuarto elemento apunta hacia la solución pacífica de las controversias. ¿Por qué razón AMLO no le pidió a Evo Morales que, luego de haber violado la Constitución de Bolivia y presentarse a las elecciones de 2019, provocando decenas de muertos, convocara a una solución pacífica de controversias?
El quinto elemento tiene que ver con la falta de horas gimnasio en política exterior, lo mismo del gobierno federal como de la oposición.
Si el grupo terrorista Hamás fuera un país, podría AMLO establecer equilibrios comparativos entre dos Estados. Pero al decir que está a favor de no tomar partido, es no querer aceptar una realidad. Los hechos no están encadenados a dogmas de la Guerra Fría.
En efecto, Netanyahu ha intentado socavar la democracia de su país al romper los equilibrios entre poderes. La reforma judicial, como muestra. Por cierto, una reforma similar con la que AMLO intentará desmantelar el Poder Judicial.
En efecto, Netanyahu ha desobedecido resoluciones de la ONU en materia de los territorios ocupados en Cisjordania. Los efectos de esta política ha generado pérdidas de vidas humanas, y como tal, habría motivos suficientes para abrirle un expediente en tribunales domésticos e internacionales.
Pero otro hecho fue lo ocurrido el sábado: el ataque terrorista de Hamás.
Quien apele el “ojo por ojo” confunde el conflicto de Medio Oriente con un partido de futbol. Mejor que lo resuelvan en penales.
El “ojo por ojo” es la ruta más corta hacia la deshumanización.
El pasado sábado charlé en la Ciudad de México con el diputado israelí Ofer Cassif, del partido Hadash-Taál, de extrema izquierda. Fue invitado por el PT a un evento donde asistieron partidos que simpatizan con el comunismo.
Cassif condenó el ataque terrorista de Hamás y, al mismo tiempo, calificó de fascista a Netanyahu por el rostro del gobierno que dirige, producto de una coalición de partidos ultraconservadores y ultrareligiosos. Se refería a la expansión de los asentamientos.
Ofer Cassif es una muestra representativa de los viejos dogmáticos que no logran analizar los hechos por separado sino que, por el contrario, todo lo justifican, incluyendo actos crueles como videograbar cadáveres saltando de alegría.
Un día, el presidente de México miró hacia la historia y ya no logró voltear su mirada hacia el futuro. Lo mismo le ocurrió a la esposa de Lot. Pasaje bíblico en el que ella se convierte en una estatua de sal.
Tiempos de oscuridad racional.
México ha perdido la empatía diplomática.
@faustopretelin