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¿Qué es lo que está en juego?
El mundo está en manos de magnates, dueños de poderosas corporaciones multinacionales, y de un grupo emergente de políticos con sueños de grandeza, no de servicio. Ambos grupos, los magnates y los políticos, quieren estar sujetos a sus propias reglas, no a leyes y normas nacionales e internacionales. Para muchos, esto que escribo es una exageración, pero mejores plumas que la mía han señalado que el arribo de esta casta dorada está poniendo en peligro el futuro del sistema capitalista, la democracia representativa e incluso el futuro del mundo.
Veamos algunos ejemplos. ¿Qué dijo el New York Times (NYT) que indignó a López Obrador y a Elon Musk (Dios los cría…)? Cito el párrafo que me parece más esencial, pero todo el editorial no tiene pierde: “Pero lo que está en juego en esta elección no son fundamentalmente desacuerdos políticos, sino cuestiones más fundamentales: qué cualidades son las más importantes en el presidente y comandante en jefe de Estados Unidos.
“Trump ha demostrado tener un carácter indigno de las responsabilidades de la presidencia. Ha demostrado una absoluta falta de respeto por la Constitución, el Estado de derecho y el pueblo estadounidense. En lugar de una visión coherente del futuro del país, Trump está animado por una sed de poder político: utilizar las palancas del gobierno para promover sus intereses, satisfacer sus impulsos y cobrar venganza contra quienes, según él, le han hecho daño.
“Él, sencillamente, no es apto para liderar”.
Por supuesto, el NYT reprobó el ataque contra Trump, como cualquier institución o persona civilizada, pero tuvo algo que escasea en estos días: el valor de ver más allá y dar una opinión en medio de la confusión y el griterío.
¿Exagera el Times al calificar la sed de poder del Donald?
En México, opositores serios, periodistas con principios e intelectuales críticos han señalado durante todo el sexenio la tendencia autoritaria del presidente López y su camarilla (perdón por el uso de este término que podría parecer despectivo. Lo es). Han dicho con mejores letras que las mías que si se otorga la sobrerrepresentación a Morena y sus aliados y se abre paso a una reforma al Poder Judicial que lo subyugue y una reforma electoral que posibilite que las elecciones estén controladas por el Poder Ejecutivo se acabará nuestra frágil, inacabada y joven democracia y caeremos en un autoritarismo peor que el que vivimos durante 70 años; un autoritarismo más ignorante, demagógico e insensible.
¿Exageramos los que pensamos esto?
En la Unión Europea (UE) la ultraderecha avanza, lenta, pero firmemente en varios países: Italia, Hungría, Polonia, Francia, Alemania, Bélgica y España; gobierna en Italia, Hungría, Polonia, República Checa y Finlandia. En paralelo, ha crecido el número de europeos que ven a las instituciones de la UE como un grupo de burócratas alejados de la gente de a pie.
Todas estas corrientes tienen en común el echarle la culpa de los males a la migración indocumentada, a la que equiparan muchas veces con el aumento del crimen organizado; también son, en buena medida islamofóbicas.
Muchos creen que el avance de la ultraderecha representa un peligro hacia las comunidades de migrantes, pero también el riesgo de un retroceso en los derechos que parecían firmes: el de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, los de las comunidades LGBTQI+, en especial los grupos trans.
¿Exageran aquéllos que creen que el sueño de la Unión Europea está erosionado?
Por supuesto, cada uno tendrá sus respuestas, pero tengamos clara una cosa: las elecciones se han convertido en un ejercicio cortoplacista, generalmente sin visión de mediano o largo plazo. Las narrativas nacionalistas radicales y excluyentes están a la orden del día.
Los que dicen que el mundo ya pasó por este tipo de corrientes y que en democracia se gana y se pierde parecen no darse cuenta de la fragilidad en la que están las democracias occidentales. La vieja Europa está estancada y hoy es un jugador menos importante que hace un cuarto de siglo. Estados Unidos se está convirtiendo en una nación cada vez más dividida. En pocos años, Asia se convertirá en el factótum mundial, con sus gobiernos y población acostumbrados a la disciplina y el trabajo.
Nuevas corrientes políticas están tratando de acabar con los contrapesos, muchas veces con el apoyo del voto de las grandes mayorías de sus países y el silencio de muchos medios. La seducción del abismo. Mientras la riqueza se concentra cada vez más, se extingue en muchos países el pequeño empresariado y los comerciantes de barrio. La riqueza produce riqueza, pero no necesariamente más empleos, más productos y mejores niveles de vida.
Vale la pena parafrasear al NYT: en todos estos ejemplos, ¿estamos hablando sólo de desacuerdos políticos o de temas más relevantes?