Lectura 4:00 min
¿Qué significa que México crezca 2.2% o menos en 2024?
El Fondo Monetario Internacional ajustó su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para 2024 a 2.2 por ciento. En enero proyectaba 2.7% y para abril ya lo había bajado a 2.4 por ciento. ¿Será el último ajuste del año? Me temo que no.
Las revisiones a la baja del FMI coinciden con las que han hecho otros organismos internacionales. La OCDE pasó de 2.5 a 2.2% y el Banco Mundial, de 2.6 a 2.3 por ciento. En el vagón de los optimistas, se mantiene la Secretaría de Hacienda y la Cepal. Hacienda no ha modificado su proyección de que el crecimiento estará en el rango de 2.5-3.5% y la Cepal en 2.5 por ciento.
¿Cómo se justifican los ajustes a la baja? Hay un enfriamiento de la economía de EU, que crecerá menos de lo esperado y también menos que México: 1.7%, augura el FMI. En lo interno, tenemos una pérdida de dinamismo significativo. Así lo reflejan las ventas de la ANTAD, los pagos hechos con tarjetas bancarias y, principalmente, el mercado laboral. Los empleos formales registrados en el IMSS han registrado caídas en los meses de mayo y junio. Estos descensos en meses consecutivos son los primeros desde el 2020, cuando la pandemia arrasó con la economía, que cayó 8.3 por ciento.
Hacienda mantiene su pronóstico por muchas razones. Ese optimismo hacendario se justifica, en parte, porque en 2023 el tiempo le dio la razón a las proyecciones de Hacienda. El más optimista resultó el más preciso en los pronósticos el año pasado. Ahora, Hacienda sigue en modo optimista por los buenos datos de Inversión Extranjera Directa en el primer trimestre y por los anuncios de inversión en el primer semestre. La recaudación también ayuda y está creciendo. En los números de la inversión se siente el efecto del nearshoring, aunque todos coinciden en que lo más relevante está por ocurrir. La happy face está ahí y hay muchas preguntas qué hacerle, por ejemplo, ¿podrá el nearshoring compensar en el corto plazo la debilidad del mercado laboral y la pérdida de dinamismo del consumo y el mercado interno? ¿El nearshoring sobrevivirá al Plan C y al proteccionismo reforzado de Trump?
Nadie está haciendo las cuentas del impacto económico que podría tener el Plan C. Es la reforma al Poder Judicial, pero también las reformas al sector energético y otras cosas más, como la desaparición de los órganos autónomos. Es un secreto a voces que hay grandes inversiones detenidas, en espera de que haya una desenlace en todo lo relacionado con el Plan C. En Palacio Nacional, predomina la idea de que lo que ocurra en el terreno político no afectará la economía. “los agoreros se equivocaron varias veces, porque no entienden la 4T”, dicen. En este sexenio hubo “una alineación de planetas”, ¿seguirán los astros alineados?
Los números del sexenio
Vale la pena mirar hacia atrás y hacer el balance de la administración AMLO en materia de crecimiento económico. Si los pronósticos se confirman y el PIB de 2024 queda en 2.2%, tendremos que el PIB habrá crecido en los seis años a una tasa anual promedio ligeramente inferior a 1.1 por ciento. Sería el segundo menor crecimiento en los últimos sexenios, sólo superior al que se registró en la administración de Miguel de la Madrid. En ese sexenio fue el terremoto de 1985. En éste, tuvimos el covid y la invasión rusa de Ucrania.
A pesar de la bajísima tasa de crecimiento, México recuperó algunas posiciones en la tabla de posiciones de las mayores economías del mundo. Quedamos entre las 12 mayores, avanzando tres o cuatro posiciones, entre otras cosas por la magia estadística que deriva del superpeso. México ganó terreno frente a países como España porque nuestra moneda se revaloró 10% frente al dólar, mientras que el euro tuvo una depreciación frente a la divisa estadounidense. Y eso qué preguntarán ustedes: el PIB se mide en dólares, cuando se hacen comparaciones internacionales. Para hacer las cuentas nacionales, seguimos usando el peso. Ahí, el crecimiento del PIB mexicano queda a deber; 1.1% anual es una miseria, porque tenemos potencial para crecer 3, 4 o 5% anual. Necesitamos hacerlo para abatir la pobreza y reducir las brechas de desarrollo regional, ¿podremos hacerlo de manera sostenida?