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¿Quién fue el peor?
Como inexpertos e irresponsables aprendices de brujo, LEA y JLP lanzaron a la economía de México por la senda del expansionismo inflacionista y expropiador...
La competencia está fuerte. ¿Quién fue el peor presidente de México a partir de la Revolución? El tema viene a cuento por el reciente fallecimiento de Luis Echeverría (LEA). Los contendientes finalistas son el propio Echeverría y su sucesor José López Portillo (JLP). Aunque la situación del país era mucho peor al término del gobierno de JLP, Echeverría tiene un agravante en su contra: él seleccionó al llamado “Jolopo” para su relevo.
La batalla en el frente de la economía está particularmente apretada. A la cuenta de LEA cabe abonar la destrucción del modelo “Desarrollo Estabilizador”, que había convertido a México en una suerte de estrella en estrategia económica en el universo de los países emergentes. Y a pesar de la fuga masiva de capitales y devaluación en que terminó LEA, con total insensibilidad JLP decidió aplicar en su sexenio el mismo enfoque inflacionista y endeudador que había implantado su antecesor. “¡Así fue, y así nos fue!”
Como inexpertos e irresponsables aprendices de brujo, Luis Echeverría y José López Portillo lanzaron a la economía de México por la senda del expansionismo inflacionista y expropiador. Pero cuando sus sexenios terminaron en devaluaciones traumáticas, se enojaron muchísimo y le echaron la culpa a otros. LEA expropió las tierras del Valle del Yaqui y JLP a los bancos privados, tratando de tapar el sol con un dedo.
En ambos sexenios, el expansionismo fiscal y monetario se trató de justificar intelectualmente, bajo el argumento supuesto de que eran discípulos “keynesianos”. ¿Keynesianos? No. Viles y vulgares inflacionistas y endeudadores.
De 1970 a 1982, la deuda exterior de México pasó de 3.8 a 80 billones de dólares. ¡Se hipotecó al país en la “Docena Trágica”! A la conclusión del sexenio de José López Portillo la inflación era de 100%, la economía estaba estancada, el déficit fiscal era alrededor de 17 % sobre el PIB, la confianza de los agentes económicos estaba destruida…
Andrés Manuel López Obrador, cuidadoso observador de la historia de México, sabe del desenlace fatídico en que terminaron sus respectivos sexenios LEA y JLP. Posiblemente con la asesoría de sus economistas, tiene consciencia de que la principal causa económica de esa terminación fatídica fue el expansionismo inflacionista. De ahí, en parte, su consigna de cuidar el equilibrio de las finanzas públicas y, también, de respetar la autonomía del Banco de México. En bien del país, ojalá conserve esas dos convicciones para lo que resta de su sexenio.