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Quinquenio bajo acecho
Después de la toma de posesión, Andrés Manuel López Obrador se trasladó al Palacio Nacional para ofrecer un banquete, en honor de los Jefes de Estado y de Gobierno que atestiguaron en inicio de la Cuarta Transformación. En la Plaza de la Constitución, miles de simpatizantes del político tabasqueño esperaban escuchar el primer mensaje del primer presidente izquierdista en la historia contemporánea.
Al frente del templete, las primeras filas de asientos estaban reservadas para los integrantes del gabinete, recién designados, y los representantes de Morena, el PT y el PVEM que tres meses antes habían llegado al Congreso de la Unión. Gonzalo, Andrés Manuel Jr. y José Ramón —los hijos del primer matrimonio del político tabasqueño— se dejaron ver en el Zócalo, acompañados.
En la víspera circularon rumores sobre la presunta boda de Andy en una antigua hacienda de la península de Yucatán. Entre la nota rosa y el cotilleo político —debido al reciente affaire protagonizado por César Yáñez— entonces el interés mediático enfocó al estatus civil de los hijos.
¿Benditas redes sociales? José Ramón acudió a la inauguración del sexenio con Carolyn Adams, quien se había convertido en su pareja en el 2016. Exempleada de empresas petroleras, experta en temas energéticos, la consultora brasileña-americana con frecuencia compartía imágenes de sus estancias en centros vacacionales, en México y el extranjero.
Gonzalo, el menor de los López Beltrán, fue el primero en dejar el país, para mudarse a la península californiana. El negocio familiar —Chocolates Rocío—quedaba a cargo de Andy, mientras que José Ramón y Carolyn decidieron asentarse en Houston, donde nacería Salomón, el primer nieto de AMLO, en la navidad del 2022. Ni en Palacio Nacional ni en Houston manejaron claramente una política comunicacional sobre la familia presidencial. El Ejecutivo federal había definido que solo respondería por su hijo menor, Jesús Ernesto, cuando surgieron —en agosto de ese año— los primeros señalamientos contra su hermano Pío Lorenzo.
¿Cabía esperar que los hijos del presidente izquierdista tuvieran una conducta pública más discreta que los anteriores, priistas y panistas? José Ramón usó las redes sociales para desestimar la versión sobre el nacimiento de su primogénito. Desde entonces, sus irrupciones digitales han sido recurrentes en el argumento: no es funcionario público (suspendió su carrera partidista cuando inició el sexenio), no recibe ingresos por contratos oficiales y por ende, los medios debían respetar su vida privada. La revelación sobre su residencia en Houston vino enseguida. Desde entonces y hasta la reciente divulgación de su número telefónico —incluida la fiesta de XV Años de la hija de Carolyn— han ocurrido intermitentes episodios de acoso, siempre reprendidos por el hijo del presidente.
¿Las imágenes de la llamada Casa Gris y las fotografías de José Ramón en restaurantes de la CDMX y Texas tienen el mismo origen? ¿O son producto del espionaje de agentes foráneos que han monitoreado las reuniones de negocios y los eventos privados de la familia presidencial?
Efectos secundarios
PENDIENTES. Al arranque del 2024 se dieron las primeras señales ominosas: Fibra Terrafina informó al público inversionista que su comité técnico analizaría la internalización de la administración del fideicomiso, tras de un año a cargo de PGIM Real Estate uno de los fondos especializados del sector más relevantes a nivel global. Alberto Chretin, mandamás de Fibra Terrafina confirmó que convocará a una sesión extraordinaria de la Asamblea de Tenedores, que daría paso a la votación sobre esta delicada moción. El administrador externo actualmente es responsable de 95% de la operación de la fibra.