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Opinión

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Reflexiones en torno a las sorpresas en el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura y Economía: El caso de Ben Bernanke

Un impasse necesario

El presente ensayo constituye un impasse intelectual dedicado a exponer las razones por las que se han otorgado el premio Nobel en literatura y economía, siendo de particular importancia el caso del Nobel de economía otorgado a Ben Bernanke expresidente de la Reserva Federal. En las tres últimas semanas se publicaron tres artículos consecutivos sobre la situación productiva y financiera de Pemex el cual consta de siete partes, y ya se publicaron las tres primeras. Después de este ensayo reanudaremos las cuatro partes faltantes sobre la singularmente compleja problemática de la empresa productiva del Estado.

En torno a la designación de los premios Nobel

Los premios Nobel son concedidos por un fondo establecido por Alfred Nobel por cuatro instituciones: tres de Suecia y una de Noruega. En el testamento dejado por Alfred B. Nobel se indicaba el nombre de las instituciones que tendrían a su cargo la elección del galardonado, siguiendo reglas y procedimientos que para tal efecto se debían crear. Las instituciones seleccionadas fueron: 1. Real Academia de Ciencias de Suecia. Esta institución se encarga de la elección de los premios Nobel de física y química. En 1969 quedó bajo su supervisión la elección del premio Nobel en ciencias económicas. 2. Instituto Real Médico-Quirúrgico de Carolina. Se asignó a esta institución, la elección del premio Nobel de medicina y/o fisiología. 3. Academia de Artes de Suecia. Tiene la difícil tarea de otorgar el premio Nobel de literatura. 4. Parlamento de Noruega. Este parlamento es responsable de la entrega del premio Nobel de la paz. A continuación, haremos una reflexión breve en torno al otorgamiento de los premios Nobel de literatura y de ciencias económicas, por ciertos paralelismos de actuación existentes entre ambos con relación al proceso de otorgamiento del preciado galardón. La similitud se debe a los sorpresivos que, han resultado la nominación y otorgamiento del premio Nobel en los campos de la literatura y la economía. Comenzaremos con el primer campo, y luego con el segundo que estará dedicado a Bernanke

Reflexión acerca de las sorpresas en el otorgamiento del premio Nobel de literatura.

La Academia de Artes de Suecia sorprendió al mundo cuando otorgó por vez primera el premio Nobel de literatura en 1901, al escritor francés Sully Prudhomme, un poeta menor, cuyo mérito mayor no fue su poesía, sino su participación en la creación del movimiento artístico parnasiano, cuyo objetivo cumplía con los estándares conservadores establecidos en la Academia por su secretario Carl David af Wirsén, que estaría en el cargo por más de treinta años. El escritor Sully Prudhomme fue premiado por la perfección formal de su poesía sin considerar la Academia el fondo vacío de su poesía puramente formalista, muy distante del elan épico de un Virgilio autor de la “Eneida” (siglo I a.C.) o de la épica poética de Homero autor de la “Ilíada” y la “Odisea” ambas creaciones pertenecientes al siglo VIII a.C.

La gran sorpresa que dio la Academia de Artes de Suecia en los primeros premios Nobel otorgados, fue la exclusión del escritor vivo más importante del mundo en aquella época, el escritor ruso León Tolstoi, autor de por lo menos cuatro obras monumentales: “Guerra y la Paz” (1867-1869), “Ana Karenina” (1878), “Resurrección” (1911) y la extraordinaria novela corta La muerte de “Ivan Illich” (1886), cuya lectura conmociona a todo lector sensible por la intensidad única con que Tolstoi narra la muerte de un burócrata mediocre autosuficiente, y arrogante, quien luego de una súbita enfermedad, que le conducirá lenta e inexorablemente a su muerte, adquiere sólo hasta entonces una viva consciencia de su ser en el mundo, de las condiciones de su existir. La narración de Tolstoi describe con una peculiar atmósfera arrebatadora, el proceso de la fatal enfermedad que, va minando a Ivan Illich él personaje central de la trama, y que gradualmente le va haciendo comprender al amparo de su deterioro físico (con una consciencia cada vez más nítida a medida que avanza la enfermedad), sobre la banal calidad de su existencia, concluye este personaje después de una intensa reflexión, que su vida es una gran derrota no sólo física, sino también moral y espiritual, y constata que esa derrota es irremediable. Mi vida -piensa Ivan Illich- ha sido una vida futil y vacía, sin plenitud existencial. Al respecto cuenta Tolstoi en su trepidante novela lo siguiente que vala la pena transcribir: “Los sufrimientos físicos de Ivan Illich son terribles, sin duda, pero aún más atroces eran los tormentos morales, y que estos eran la principal causa de su suplicio […] Al ver la cara soñolienta y apacible de Gerasim su bondadoso cuidador, le vino a Ivan Illich de repente la siguiente idea ¿Y si en realidad toda mi vida consciente no ha sido como debía ser […] el trabajo, mi modo de vida, la familia, los intereses mundanos y profesionales: todo eso podía ser una estafa […] veía todo aquello por lo que había vivido, y vio claramente que nada había sido como habría debido ser, que todo había sido un colosal y grotesco engaño que le habían ocultado tanto la vida como la muerte. Esa consciencia multiplicaba por diez sus sufrimientos físicos. Al fin comprendió todo en un momento de súbita inspiración. ¿Y la muerte? ¿Dónde está”? Buscó en su interior ese temor a la muerte que le había acompañado a lo largo de toda su vida y no lo encontró. ¿Dónde estaba? ¿Qué muerte? No tenía ningún temor porque tampoco había muerte. En su lugar había luz. - ¡Conque así es! – Exclamó en voz alta- ¡Qué alegría! Todo sucedió en un instante. Después de dos horas de agonía cruenta devino la muerte. Al lado de él alguien dijo ¿Ha expirado! Ivan Illich oyó esas palabras y las repitió en su alma “La muerte ha expirado -se dijo-. La muerte no existe más y pronto mi cuerpo físico, y entonces Ivan Illich murió”. Los Buddenbrooks (1901), ese monumental fresco que narra la decadencia de una familia aristocrática, le confirió a Thomas Mann (por ese único trabajo sin importar las demás obras del escritor alemán) el Nobel de literatura en 1929. Sin embargo, no fue suficiente para la Academia de Artes de Suecia, la inmensa obra de Tolstoi, Guerra y La Paz una novela épica sobre familias nobles rusas en la época de las guerras napoleónicas de 1812, o Resurrección que versa sobre la injusticia de las leyes humanas, en las que aparece furtivamente, la Asociación Internacional de los Trabajadores, vinculada al nombre de Karl Marx, o Ana Karenina que narra las veleidades del amor romántico. La Academia de Artes de Suecia integrada entre 1901-1911 por miembros muy conservadores, censuró el pesimismo de Tolstoi, porque erosiona el idealismo demandado por el testamento de Alfred Nobel como requisito para obtener el preciado galardón. Pesimismo, ejemplificado en la novela “La Muerte de Iván Illich”. La Academia ignoró que dentro de un fondo pesimista con el que se movía el escritor ruso, habitaba la esperanza y sobre todo la piedad, como puede apreciarse en expresiones inolvidables de Ana Karenina tales como: “La felicidad, no consiste en tener lo que deseas sino en apreciar lo que tienes”; “la verdadera grandeza resplandece en los momentos de adversidad”, y la gran visión social de Tolstoi se aprecia en la siguiente expresión también de Ana Karenina “El verdadero amor no es aquel que demanda sacrificios, sino aquel que te hace querer ser una mejor persona”.

Décadas después de la negación del premio Nobel a Tolstoi se apreció una evolución progresista en los miembros de la Academia de Artes de Suecia, cuando otorgaron el premio Nobel de literatura en 1954 a Ernest Hemingway considerado en una visión superficial de apariencia (Schein) como un escritor fundamentalmente pesimista y creador de personajes violentos y despiadados. Aunque el autor de “Por quién doblan las campanas” (1940), censuró en muchas de sus obras la cobardía, sorprendió al mundo con la noticia de su suicidio ocurrido el 2 de julio de 1961 en la ciudad de Cuba. Una reflexión más aguda, más penetrante (más en el tono Wesen), nos permite encontrar que hay un fondo de piedad y de solidaridad humana, de gozo camusiano (“El extranjero”, 1942-; “La caída”, 1956) hacia la naturaleza y el sol en las obras fundamentales de Hemingway (“Adiós a las armas”, 1929; “El viejo y el mar”, 1952). Tal cómo relató el notabilísimo crítico de arte, Nathan Scott en un penetrante ensayo sobre el autor de The Sun also Rises (1926): “Hemingway a menudo ha pasado inadvertido, desde luego, para aquellos que sólo pueden discernir las superficies ásperas de su ficción. Han notado con cuánta frecuencia figura en sus novelas e historias la iconografía y el ritual de la guerra y el crimen, la promiscuidad sexual y la muerte, cuán comúnmente los personajes de la ficción habitan en un mundo brutal y sin ley, cuán tenazmente sus vidas están ensombrecidas por la derrota y la ruina, cuán generalmente la situación humana típica parece ser un pozo de desesperación y riesgo aterrador y, llegan a la conclusión de que la vena que explota Hemingway es la de un violento naturalismo inclinado a probar como dijo Van Wyck Brooks que, la vida es un pequeño reducto oscuro”. En contraste a sus críticos superficiales, para Nathan Scott y estoy de acuerdo con él, en el centro de la visión de Hemingway está la solidaridad y la piedad que constituye el centro de su universo novelístico y personal. Nathan Scott cita justamente como prueba de la solidaridad humana y la piedad la escena en que muere Robert Jordan en la novela “Por quién doblan las campanas”. Este combatiente en la guerra civil española antifranquista es cercado por los fascistas en un monte elevado y escarpado, sabe que va a morir, y súbitamente hace un acto de gran piedad y solidaridad. Impedido para fugarse por una pierna herida en combate, que le impide moverse pide a Pablo jefe de la pequeña banda guerrillera, a Pilar su esposa, a Primitivo, a Agustín y a María que escapen y sigan combatiendo en otro lugar, porque serán útiles, el decide quedarse a enfrentar la muerte a manos de los franquistas, no tiene alternativa. Este gesto de Jordan recuerda el del personaje de Rick Blaine (protagonizado por Humphrey Bogart) en la película Casablanca, en la que consigue dos salvoconductos para escapar a la persecución nazi, uno para Victor Laszlo (protagonizado por Paul Henreid) el jefe de la resistencia checa antinazi y, otro para IIsa Lund (protagonizada por Ingrid Bergman), esposa de Laszlo y amante de Rick, quien no obstante ser cínico, conservador, y escéptico, renuncia al amor de Lund, para ayudar a la resistencia checa contra los nazis y salvar a la revolución. Este acto que, redime humanamente a Rick, lo asemeja a Robert Jordan en virtud de que hay en ambos personajes un fondo de solidaridad humana y de piedad. Rick Blaine renuncia al amor encarnizado hacía su pareja, por el amor solidario de la rebelión checa contra el nazismo porque, este último solo trae muerte y destrucción humana. Por su parte, Robert Jordan al quedar sólo en espera de los franquistas que, sin duda lo asesinarán, elige ese destino cruel e irremediable y reflexiona en la novela lo siguiente en palabras de Hemingway: “Cuando uno sabe que tiene que hacerlo (el sacrificio por un bien mayor) no se tiene miedo. Jordan enfrenta lo inevitable con una severa y digna serenidad, confortado por el pensamiento de que el mundo es un hermoso lugar, por el cual vale la pena luchar y es al mundo al que le dice adiós […] Aborrezco mucho abandonarlo eso es todo, pero debo abandonarlo […] Después alzó la vista al cielo. Había grandes nubes. Y finalmente viendo que la caballeriza del ejercito franquista empieza a subir la cuesta, acarició las agujas de Pino sobre las que yacía y tocó la corteza del pino detrás del que se encontraba. Y habiendo tocado la buena tierra en un acto final de homenaje, se echa de espaldas y descansa todo lo que le permite el dolor lacerante de su pierna, para aguardar el fin”.

La Academia de Artes de Suecia otorgó el premio Nobel de literatura 1964, al jefe del existencialismo Jean Paul Sartre, quien lo rechazó en congruencia con su militancia política de izquierda. Sartre quien en el “Ser y la Nada” (1943) había escrito que “La existencia humana es un absurdo, debido a que el ser está marcado por el aburrimiento incurable en que se abisma la existencia humana”. Sin embargo, al descubrir Jean Paul Sartre en la guerra, la solidaridad humana, encontramos que el pesimismo en él no es todo, que habita también en el filósofo y escritor francés un fondo de solidaridad y piedad humana, en “Existencialismo es un humanismo” (1946), Sartre expresa de manera conmovedora que “La vida comienza en el lado lejano de la desesperación”. Esta actitud hace semejante a Sartre con Hemingway, con Albert Camus (“La peste”, 1947), con el personaje de Rick Blaine de la película Casablanca, con Ti-Noel el personaje central del “Reino de este mundo” de Alejo Carpentier (1949). Aún en un revolucionario duro, como el legendario León Davidovich Trotsky hay un espacio significativo para la solidaridad y la piedad humana. En su célebre testamento, el revolucionario ruso escribió: “Mi presión arterial alta (que sigue aumentando) engaña a los que me rodean sobre mi estado de salud real. Me siento activo y en condiciones de trabajar, pero evidentemente se acerca el desenlace. Estas líneas se publicarán después de mi muerte […] agradezco calurosamente a los amigos que me siguieron siendo leales en las horas más difíciles de mi vida. No nombro a ninguno en especial porque no puedo nombrarlos a todos. Sin embargo, creo que se justifica hacer una excepción con mi compañera, Natalia Ivanovna Sedova. El destino me otorgó, además de la felicidad de ser un luchador de la causa del socialismo, la felicidad de ser su esposo. Durante los casi cuarenta años que vivimos juntos ella fue siempre una fuente inextinguible de amor, bondad y ternura. Soportó grandes sufrimientos, especialmente en la última etapa de nuestras vidas. Pero en algo me reconforta el hecho de que también conoció días felices. Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma […]Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal y opresión” (“Testamento” 27 de febrero de 1940). Este fondo de piedad y solidaridad humana se echa de menos en la praxis de la política económica y financiera de Ben Bernanke, quien fuera presidente de la Reserva Federal (FED) y quien obtuvo el premio Nobel en 2022.

Ben Shalom Bernanke: Una sorpresiva nominación

Si en 1901 y en los pocos años subsecuentes antes de su fallecimiento, la sorpresa que dio la Academia de Artes de Suecia fue ignorar, al otorgar el premio Nobel de literatura, a León Tolstoi, en visible contraste a este hecho ominoso, cuando se otorgó por vez primera el premio Nobel de economía (financiado dicho premio por el Banco Central de Suecia para conmemorar el tricentenario de su fundación), no hubo sorpresa alguna, el galardón fue para Ragnar Frisch y Jean Tinbergen (1969), ambos creadores de la ciencia de la econometría como rama cuantitativa y numérica de la ciencia económica; no hubo sorpresas tampoco en los galardonados con el Nobel de economía de los años subsecuentes, en el que destacan los nombres Paul A. Samuelson (1970) el wunderkind de la economía neoclásica, prolífico autor y considerado el último de los generalistas en la ciencia económica; Simon Kuznets (1971) economista empírico con notables aportaciones al campo del crecimiento económico; John Hicks y Kenneth Arrow (1972), premiados por sus contribuciones al equilibrio económico y la economía del bienestar; Wassily Leontief (1973), premiado por ser el creador del método de insumo-producto; Gunnar Myrdal y Von Hayek, quienes fueron premiados con el Nobel en 1974. El primero por sus imponentes contribuciones al desarrollo social, y el segundo por su análisis agudo de las instituciones sociales. Sin embargo, con este último nombre, la Academia de Ciencias de Suecia comenzó a premiar a través de su Comité Nobel de economía a economistas fundamentalmente de la escuela ortodoxa de economía neoclásica, que señala bajo su visión positivista una implacable división entre él debe ser y lo que es.

En 2022, la sorpresa mayor del Comité Nobel no fue la nominación al premio Nobel de economía a Phillip H. Dybvig y Douglas Diamond, expertos analíticos en las cuestiones más abstractas sobre la naturaleza de los bancos y de la intermediación financiera, sino la inclusión de Ben Shalom Bernanke como merecedor del Nobel <>. Fue toda una sorpresa el por qué el Comité Nobel de economía decidió que un ortodoxo investigador neoclásico, muy lejos de la chispa de la creatividad científica, como analista del sistema bancario y financiero se le concediera el premio Nobel. ¿Cuáles son las contribuciones científicas de Ben Bernanke? Académicamente, su producción científica es parca por no decir magra. La producción científica de calidad puede ser copiosa como la de Paul Samuelson premio nobel 1970, o cómo la de Franco Modigliani premio Nobel de economía 1985, o puede ser breve, densa y revolucionaria como la obra de Piero Sraffa que, le hizo merecedor de la medalla Söderström -equivalente al premio Nobel de economía- en 1961 por la Academia de Ciencias de Suecia (Rogério Arthmar y Michael Mc Lure “Sraffa, Myrdal and the 1961 Söderström Gold Medal”, The University Western Australia, Discussion Paper 16.18, April, 2016). La obra de Bernanke es magra sin alcanzar los niveles de excelencia de un premio Nobel, constatemos este severo dictamen con la revisión de algunos de sus libros y ensayos.

El expresidente de la FED escribió un artículo intitulado “Nonmonetary Effects of the Financial Crisis in the Propagation of the Great Depression” publicado en junio de 1983 en la prestigiosa revista American Economic Review. En este artículo, Bernanke, contribuye muy poco a elucidar la naturaleza de la Gran Depresión de 1929-1933, se basa en las ideas de Friedman y Schwartz (“A Monetary History of the United States, 1867-1960”, Princeton University Press, 1971) según la cual una respuesta inadecuada de la FED, al no expansionar la oferta de dinero de manera agresiva, convirtió lo que era una contracción menor en una gran crisis financiera, es decir, en una Gran Depresión Económica en los años 1929-1933. La intensidad de esta crisis se amplificó -apuntalaron Friedman y Schwartz- por permitir la FED con su inacción, la reducción del valor de la riqueza de los accionistas bancarios. Estos dos puntos guiaron claramente, la actuación de Bernanke como presidente de la FED en su praxis ara enfrentar la Gran Crisis Financiera de 2008. En el citado ensayo, la contribución científica de Bernanke es de talla menor, apunta al hecho de que el sector financiero en 1929-1933, fue incapaz de reaccionar con acciones positivas debido a que no dispuso de información completa (esta es una idea tomada de Joseph Stigitz premio Nobel de economía 2001, sobre información imperfecta. Ver su texto clásico “Credit Rationing in Markets with Imperfect Information” The American Economic Review, 1981), y no hubo alguien -expresa Bernanke-que informara al sistema financiero con amplitud, lo que generó una disrupción entre los participantes del mercado financiero (tomadores de crédito y ofertantes del mismo). Esta disrupción agravó la magnitud de la crisis. Se trata de una contribución complementaria en este artículo.

Otro ensayo de Bernanke ocurrió en 1992 cuando publicó el artículo con la participación de Alan Blinder intitulado "The Federal Funds Rate and the Channels of Monetary Transmission" (American Economic Review, 1992). Este es un ensayo, más relevante desde el punto creativo que el anterior. Los dos autores intentan demostrar que, la tasa de fondos federales (una tasa de corto plazo que utilizan los bancos que operan en EUA en el otorgamiento de préstamos de sus reservas monetarias en exceso que mantienen con la FED) porta mucha información extremadamente útil para los mercados financieros, y su seguimiento-argumentan Bernanke y Blinder- permite buenos pronósticos, tesis que resultó falsa de toda falsedad en la Gran Crisis Financiera de 2008, cuando la tasa de fondos federales fue incapaz de predecir la dirección del sistema financiero y sus riesgos. Blinder y Bernanke, creyeron vanamente (como revelaron los eventos de la crisis de 2008) que, empleando las innovaciones en el mecanismo de la tasa de fondos federales, ello arrojaría luz en determinar cómo actúa la política monetaria en el canal del crédito (préstamos) y en el canal monetario (bancos de depósitos). La crisis de 2008 descartó la tesis Blinder-Bernanke. No obstante, en las últimas décadas -después de la crisis financiera de 2008-se ha construido un indicador de tasas FED, que se basa en los precios de los futuros sobre fondos de la Reserva Federal a 30 días, el cual se está utilizando como un barómetro para indicar la probabilidad de los cambios en las tasas de interés de Estados Unidos en función de la política monetaria de la FED. Esta herramienta permite a los usuarios calcular las probabilidades de que se materialice una modificación de las tasas de interés de la Fed (Barómetro de las tasas FED en Investing.com). Con las operaciones de futuros financieros, la idea de Bernanke y Blinder adquiere un estatuto científico más sólido, pero no alcanza el nivel de excelencia de una contribución como, por ejemplo, la ecuación Black-and Scholes para valuar opciones financieras. El ensayo “Systematic Monetary Policy and the Effects of Oil Price Shocks” (New York, University, 1997), que escribió Bernanke con Mark Gertler y Mark Watson, intenta mediante la técnica de modelaje de descomposición del VAR, identificar los efectos totales de un choque económico exógeno en la porción imputable directamente al choque, y en la parte que, actúa como respuesta de política monetaria a dicho choque exógeno. La contribución científica de este ensayo está en una escala menor y, no dejaría huella alguna a no ser por que participó en el ensayo un Nobel de economía y un expresidente de la FED.

Los dos textos más famosos desde el ámbito de la contribución analítica de Bernanke son “Essays on the Great Depression” (Princeton University Press, 2004). Este texto, no es más que una extensión analítica del artículo sobre efectos no monetarios de 1983, solo que con un añadido efectuado por Bernanke a saber: la tesis según la cual, los países que abandonaron el patrón oro salieron más rápido de la Gran Depresión de 1929-1933, en virtud de que permitió a las autoridades monetarias expandir el stock monetario. No hay, sin embargo, en este texto una contribución de nivel comparable a la de un premio Nobel de economía. El otro texto analítico famoso fue “Inflation Targeting: Lessons form International Experience” (Princeton University Press, 2001). Es una obra escrita por diversos autores, en la que Bernanke recopila las contribuciones propias y las de otros autores como Thomas Laubach, Frederick Mishkin y Adam Posen en torno a la nueva política monetaria, que se instauró por los bancos centrales en el siglo XXI. Inflation Targeting, convirtió a Bernanke en el profeta de la Política de la Gran Moderación (PGM), sobre todo a partir de su nombramiento como presidente de la FED (2006-2014). Con la Inflation Targeting, obtuvo cartas credenciales la PGM, al asumir Bernanke su activo promotor la presidencia de la Fed, y con ello llevó a la ortodoxia monetaria, su creencia de que eliminando la discrecionalidad de los gobernadores de los bancos centrales y de los miembros de la junta de gobierno, y proponiendo una regla fija, un piloto automático como “la famosa regla de Taylor”, se reduciría la principal fuente de inestabilidad macroeconómica, y la economía seguiría la senda del pleno empleo bajo agentes económicos racionales, los cuales contarían con información relevante, y habría flexibilidad de precios (salarios a la baja), y el corolario sería la existencia de neutralidad monetaria (P y M serían variables cointegrantes), y la consecuencia sería una volatilidad económica de las principales variables macros, cada vez menor hasta su extinción. Además, bajo Inflation Targeting habría mucha transparencia. En síntesis, en el texto sobre Inflation Targeting, se sientan las bases de la Política Monetaria conocida como la Gran Moderación en el que esperaban sus autores que, con su aplicación se iría eliminando la volatilidad macroeconómica, Se proclamó entonces el fin de los ciclos económicos. Sueño o ilusión que duró apenas un lustro (2003-2007). Para remediar esta equivocación Bernanke escribió recientemente el libro “21st Century Monetary Policy: The Federal Reserve from the Great Inflation to COVID-19”, en el que intenta infructuosamente combinar la política monetaria conservadora con un objetivo más orientado al crecimiento económico. Dado todo lo anterior, es claro que las contribuciones científicas de Bernanke al ser magras y no revolucionarias en el campo científico, están muy por debajo del output científico de un premio Nobel auténtico como Paul Samuelson, por ejemplo.

Bernanke ante la gran crisis financiera de 2008.

En retrospectiva, el expresidente de la FED sin duda no vio venir la crisis financiera. Así, cuando algunos economistas planteaban dudas sobre el esquema monetario asociado a la Gran Moderación, Bernanke fue tajante en su rechazo. Al respecto, señaló lo siguiente: “los economistas han alcanzado un conocimiento tan preciso de la economía, combinado con una sutil claridad de análisis, que las fluctuaciones macroeconómicas han sido dominadas con relación a la experiencia previa”. En 2006, Bernanke expresó que la mejor forma de conseguir un control aceptable de los peligrosos hedge funds, es por medio de la disciplina de mercado […] creo que la disciplina de mercado ha demostrado su capacidad para mantener a los hedge funds sometidos. Como presidente de la FED, siguió los consejos de Milton Friedman la de expandir la oferta monetaria de manera agresiva y, evitar el deterioro del valor de las acciones bancarias, mediante dispensas fiscales y mediante el uso de recursos públicos. Es lo que se llama Dilución Negativa de Capital (DNK). Bearn Stearn es el mejor ejemplo de cómo actúa la DNK. En la adquisición de Bear Stearns por JP Morgan, la FED de Bernanke avaló en la transacción una cartera de activos tóxicos por 30 mil millones de dólares. Con esta garantía, las acciones de Bear que se cotizaban a 2 dólares por acción se revalorizaron a 10 dólares, que en la práctica significó un maná financiero (ganancia de 8 dólares por título accionario) para los propietarios de Bear Stearns, y constituyó también un maná financiero para JP Morgan al comprar un banco a precio de ganga. Las pérdidas de esta transacción (y de otras similares) las absorbió el gobierno. Por otra parte, es relevante señalar, que Bernanke, no siguió el protocolo de Inflation Targeting que recomendaba la máxima transparencia y rendición de cuentas. Ante las peticiones de Bloomberg y de la General Accountability Office (GAO) que acudieron a la ley de transparencia y a las normas vigentes de fiscalización respectivamente, Bernanke luchó tenazmente para ocultar operaciones que serían muy cuestionadas por su nula transparencia y, por estar dirigidas a favorecer a la elite financiera de Wall Street (fueron opacas verbigracia 21 mil transacciones financieras entre otras muchas que no llegaron a conocerse). Después se supo que la FED otorgó 7 billones de dólares en calidad de préstamos a instituciones financieras (a tasas de interés de casi cero) sin exigir contrapartida alguna. No tardó la FED en otorgar permisos para pagar dividendos y recomprar acciones bancarias en lugar de exigir aumentos de capital. Todos estos datos fueron expuestos por el gran economista, filósofo e historiador de la universidad de Notre Dame Phillip Mirowski, quien realizó una profunda crítica del Bail Out con la pretensión de desmitificar el papel de héroe de Bernanke en el Rescate del sistema financiero de 2008-2009, en el ahora célebre texto “Never Let a Serious Crisis Go to Wate: How Neoliberalism Survived the Financial Meltdown (2014), una obra invaluable y por lo tanto imprescindible.

The Courage to Act: A Memoir of a Crisis and its Aftermath

Este es un libro escrito por Bernanke sobre las acciones instrumentadas por él y la FED para mitigar la crisis. Es un libro de autoelogio, no se percibe rastro alguno de autocrítica por la falla de la FED y los reguladores financieros en anticipar la crisis y diseñar los mecanismos preventivos, para mitigar los costos fiscales de las acciones de salvataje a las que tuvo que recurrir la FED una vez desencadenada la crisis financiera de 2008. Es un libro escrito regido, por la creencia indubitable de Bernanke de considerarse salvador del sistema financiero (en un momento de grave crisis), y por ende del sistema económico. La reseña que mejor le agradó seguramente a Bernanke sobre su libro es la de Martin Wolf, quien después de su lectura expresó lo siguiente: “The Courage to Act: A Memoir of a Crisis and its Aftermath” es un relato fascinante por salvar al mundo de otra catástrofe (como la Gran Depresión) bajo la presidencia de Bernanke en la Reserva Federal, cualesquiera que fueran sus errores previos a la crisis, ayudó a salvar a Estados Unidos y al mundo de un desastre. La humanidad debería estar agradecida”. Un sincero elogio de Wolf que fortalece la creencia de Bernanke de percibirse como financiero salvador del mundo. Ignora este elogio, que el profeta de la Gran Moderación fue uno de los arquitectos del incendio financiero que, desencadenó la segunda mayor crisis económica de la historia del capitalismo.

¿Por qué obtuvo el premio Nobel de economía Bernanke?

El modelo de economía ortodoxa neoclásico, incluido el ámbito de la política monetaria de la Gran Moderación experimentó sin duda una catástrofe científica en 2008, con el estallido de la crisis financiera y económica mundial de una gran envergadura tan grande, como no se había visto en décadas y cuyos efectos después de 15 años perduran, lo que debió poner en crisis el modelo económico neoclásico. Esta ortodoxia económica había sobrevivido a la explosión de más de 100 crisis financieras y económicas (algunos computan 400) después del colapso del sistema de Bretton Woods. Luc Laeven y Fabio Valencia en su artículo “Systemic Banking Crisis Database II”, IMF Economic Review, Vol. 68 (2020) registran la existencia de 151 crisis sistémicas bancarias entre 1970 y 2017. La crisis de 2008 fue tan severa que requería una cirugía científica mayor y, la reconsideración de la validez del modelo neoclásico. Esto no ocurrió, por el contrario, no obstante, la severa crisis de 2008 con efecto mundiales en más de una década, el modelo neoclásico se consolidó totalmente para estupefacción de muchos científicos sociales, tal como lo demostró con detalles abundantes Phillip Mirowski en uno de los libros esenciales del siglo XXI que ya se citó. Es oportuno recordar, que el 24 de septiembre de 2010, Bernanke pronunció en la universidad de Princeton, una conferencia absolviendo a la teoría neoclásica del cargo ominoso de estar ausente durante la crisis y antes de ella, para Ben, sólo había estallado la Gran Crisis por un fallo de ingeniería económica y de gestión; para él, ni antes ni después de dejar la FED, esta institución había incurrido en errores mayores.  En este contexto, el conservador Comité Nobel de Economía decidió ser aliado de la escuela neoclásica de economía, se alió para luchar contra toda peligrosa heterodoxia económica, que significase un cambio de política pública, menos en favor de las elites y más en el combate a la desigualdad. Con más solidaridad humana y mucha más piedad. Valores que deben internalizar los hombres progresistas preocupados por la mejoría en el bienestar de los seres humanos. Queda a la regulación financiera un pendiente trascendental, establecer las normas, que impulsen incentivos poderosos para que los participantes se orienten por el camino de la solidaridad y la piedad. ¿Se puede? La contestación es categóricamente afirmativa. La regulación laboral de la actual administración que tiene ese propósito logró disminuir de manera importante el outsourcing laboral, e incrementar significativamente el salario mínimo en términos reales.

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