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¿Regresará la magia del cine?
Hasta antes de la pandemia de Covid-19, México tenía a dos de las cadenas de exhibición cinematográfica más destacadas a nivel internacional, Cinépolis y Cinemex, ubicadas entre las 10 más importantes en el ranking mundial de la industria, gracias a un crecimiento vigoroso en el mercado nacional y a su expansión en territorios insospechados. En tiempos recientes, las compañías eran las protagonistas de una batalla en los EUA por conquistar el mercado del segmento de lujo, mediante una oferta basada en salas de gran equipamiento y alimentos de calidad.
Las historias de ambas organizaciones son casos de éxito y de estudio en las escuelas de negocios. Por ahora me referiré a Cinemex, empresa que nació de la creatividad de tres estudiantes, dos mexicanos y un estadounidense, que cursaban un programa de estudios en negocios en la Universidad de Harvard a principios de los años 90.
En aquellos años, la industria del cine agonizaba. Desde la década de los años 60, el gobierno implementó una política de intervención directa, mediante COTSA, empresa exhibidora que fue nacionalizada. En los años 70 la intervención llevó al control de precios, con la promesa de acercar la cultura a la población.
Hacia la década de los 80 el panorama era desolador. Los cines, particularmente los estatales, eran espacios deteriorados, y no existían incentivos para la inversión. Las distribuidoras tampoco tenían grandes estímulos para atender un mercado que no generaba utilidades interesantes. La producción nacional de películas probablemente tuvo su peor época.
Los estudiantes referidos elaboraron un plan de negocios como parte de su programa académico. El objetivo era relanzar la industria de la exhibición en México, mediante un modelo de exhibición multiplex, con horarios escalonados, salas de dimensión inferior a las tradicionales pero dotadas de las características tecnológicas más avanzadas del momento. Esto ocurrió tiempo después de que se promovió la desregulación de la industria, mediante la entrada en vigor de la Ley de Cinematografía en 1992.
Los fundadores de Cinemex lograron atraer inversión privada, en un acuerdo que resultó histórico, pues se trató de la mayor aportación de inversionistas institucionales para la creación de un negocio, al menos en México, y en una de las experiencias más sonadas a nivel internacional. El primer complejo fue inaugurado en 1995 y de allí se sucedieron otras aperturas. En poco tiempo, el grupo logró hacerse de una participación cercana al 80 por ciento en el mercado de la Ciudad de México, gracias a que Cinemark, su competidor, fue cauto en su estrategia de crecimiento. Por su parte, el otro grupo importante, Organización Ramírez, que después se convertiría en Cinépolis, estaba enfocado aún en el mercado tradicional, particularmente en el interior del país.
Cinemex, y Cinépolis más tarde, aprovecharon el auge inmobiliario que propició la construcción de plazas comerciales modernas en muchas ciudades. Cinépolis se proyectó como un jugador importante, al ingresar al mercado de la Ciudad de México en Perisur, en una decisión que cambió la estructura de la industria y le permitió desplazar a Cinemex.
Cinemex cambió de propietarios un par de ocasiones y creció, en parte, por la vía de las fusiones. El mercado terminó consolidándose en torno del duopolio de Cinépolis y Cinemex y, contra los augurios de algunos, se generó una dinámica competitiva que permitió a los consumidores mexicanos gozar de salas de exhibición entre las mejores del mundo con precios relativamente bajos. Las empresas demostraron el potencial de las salas de cine en un mundo invadido por las plataformas.
Hace unas semanas Cinemex anunció el cierre indefinido de la mayor parte de sus salas de exhibición, debido a los estragos económicos ocasionados por la pandemia. Aunque la situación es compleja, espero el resurgimiento de esta organización que, en distintos momentos, nos ha brindado enormes lecciones de negocios y entrañables momentos de entretenimiento.
*Consultor de Ockham Economic Consulting, especializado en competencia económica y regulación y profesor universitario.
@javiernunezmel