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Opinión

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Relación de AMLO con EU: operativa, nunca diplomática

La relación del presidente López Obrador con Estados Unidos ha estado muy lejos de ser diplomática.

La relación ha sido más bien operativa: programas improvisados y sin mecanismos de seguridad (“Quédate en México”); aceptación de facto de decisiones tomadas por la Corte Suprema de Estados Unidos (los jueces obligaron al presidente Biden a restaurar el Título 42 como si Estados Unidos no tuviera fronteras; México bajó la cabeza); agradecimiento humillante del presidente AMLO a Trump supuestamente por el buen trato dado a los mexicanos (los mismos a quien el estadounidense llamó “violadores” y “narcotraficantes”); ausencia de AMLO en la Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles debido a que el anfitrión no invitó al trío de dictadores Maduro, Ortega y Díaz-Canel; promoción, por parte de AMLO, al fenómeno migratorio como un estatus aspiracional en un intento de restar importancia a la crisis de seguridad que se vive en México, entre otros capítulos.

Ayer, el presidente mexicano ponderó el costo/beneficio de su presencia en la Cumbre de los Líderes de Norteamérica a celebrarse en Quebec el próximo abril.

"Si no hay un trato respetuoso no participo (en la cumbre), además, ya me faltan nada más siete meses (de mandato) y no me gusta viajar mucho", comentó AMLO en su conferencia de prensa.

Sabemos que al presidente mexicano no le gusta viajar, pero algo más, y sin pudor alguno, nos revela que le quedan pocos meses de gestión y que quizá la Cumbre de los Líderes de Norteamérica ya no tenga ningún valor para su persona. El país es lo de menos.

El presidente mexicano ha mostrado rasgos de intolerancia frente a entes que no puede controlar. Por ejemplo, lo que publican sobre de él periódicos internacionales o decisiones que toman empresas como Google con base a códigos deontológicos.

AMLO cree que el presidente Biden puede controlar el Congreso y a la Suprema Corte de Estados Unidos; que tiene facilidades para modificar los códigos deontológicos de YouTube o del New York Times. Pero, lo peor, AMLO se desespera con los entes exógenos; jugadores que no puede controlar.

Este es, quizá, el eje central de su política no-diplomática, pero sí operativa, que AMLO construyó en su relación bilateral con Estados Unidos: acepto aliviar la inmigración en tu país a cambio de que la Casa Blanca no obstruya mi ruta crítica de la 4T.

La oferta que le hizo Marcelo Ebrard al secretario de Estado Mike Pompeo en noviembre de 2018 demuestra lo anterior: bienvenidos los inmigrantes en el México más sangriento de la historia contemporánea y con un grupo de narcotraficantes apoderándose del control del territorio.

En efecto, la política exterior de AMLO fue fallida de manera voluntaria. La relación bilateral con Estados Unidos fue operativa, nunca diplomática.  

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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