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Opinión

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Replanteando la ayuda humanitaria en alimentos

Apenas el lunes pasado, siete cocineros pertenecientes a la organización humanitaria World Central Kitchen, fueron asesinados por un ataque aéreo israelí en la Franja de Gaza. La noticia tuvo notoriedad internacional en parte, por la trascendencia de la organización del Chef - celebridad José Andrés, el responsable del esfuerzo de la organización para llevar alimentos en zonas de desastre. 

El tema de la ayuda humanitaria en zonas de desastre es interesante desde un punto de vista sociológico, pues además de atender necesidades básicas para la sobrevivencia de comunidades, se evidencian algunos aspectos de las sociedades contemporáneas, como la forma en la que se tejen redes de solidaridad, los mecanismos de reciprocidad, altruismo y la reconstrucción del tejido social a partir del reflejo de otros en la crisis.

Si bien, la ayuda humanitaria a nivel mundial está representada por diversas asociaciones, World Central Kitchen se distingue entre otras cosas, por poner el acento sobre la importancia de la cocina. No se trata solo de enviar alimentos para consumo de los necesitados en zonas de guerra o de desastres naturales. Se trata de proveer alimentos que puedan dar confort a quienes los necesitan por medio de su significado e importancia dentro de la cultura de esa comunidad. Es decir, en la constitución de esta Asociación se buscó que los platillos y comidas para los necesitados se hicieran a partir de recetas e ingredientes que tengan una importancia y significado local. 

Si bien es cierto que ante una catástrofe, se busca primero satisfacer el hambre, cuando las comidas son culturalmente significativas se pueden lograr otro tipo de experiencias para quienes lo necesitan.

Sin embargo, no es tarea fácil lograr este tipo de enfoque, tomando en cuenta la logística no solo de los ingredientes y la cocción de los alimentos a la manera local, muchas veces realizada por voluntarios dispuestos a aprender los modos locales de cocinar. El desplazamiento de voluntarios de cocina para zonas de desastre, involucra también un análisis de riesgos que no siempre es fácil de asumir. Los riesgos en zona de desastre, pueden incluir desde un simple amotinamiento, hasta lo que ocurrió en días pasados, donde se pierden vidas.

Las lógicas de distribución de la ayuda son sumamente complejas y aunque se hagan esfuerzos para que la ayuda llegue a quienes realmente la necesitan, siempre habrá áreas de oportunidad para un mejor aprovechamiento de todos los recursos. 

¿Hasta qué punto poner en riesgo la vida de voluntarios? ¿Cómo evaluar sistemáticamente este riesgo para que no quede en la subjetividad, y haya parámetros objetivos por los que se pueda evaluar la acción o inacción ante diferentes circunstancias en zonas de desastre? ¿Cómo transportar la ayuda? ¿Cuál es la mejor manera de entregar las preparaciones, tanto para su transporte como para su inocuidad? ¿Cómo concentrar y distribuir los esfuerzos de la manera más óptima? ¿Cómo cuidar de los recursos humanos involucrados en las acciones?

Sin duda son preguntas cuyas respuestas son complejas y se formulan con base en experiencias previas que deben ser evidenciadas de manera sistemática para poder tomar decisiones a futuro. Además del esfuerzo humano que significa estar en la acción, es necesario un esfuerzo humano de verdadera investigación y sistematización de esfuerzos anteriores para que en la medida de lo posible, se puedan minimizar los riesgos, que desgraciadamente siempre existirán en este tipo de acciones con un propósito noble.

Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.

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