Resistencia antimicrobiana: la pandemia silenciosa

La resistencia antimicrobiana (RAM) es un fenómeno que ocurre cuando los microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, desarrollan resistencia a los medicamentos que se usan para tratar las infecciones que causan, denominados antimicrobianos, que incluye a los antibióticos, los antivíricos, los antifúngicos y los antiparasitarios. La RAM es un enorme riesgo para la salud humana y animal, y se ha convertido en un problema global de salud pública. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (“OMS”) ha declarado que la RAM es una de las 10 principales amenazas mundiales para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad, y que actualmente es responsable de más 700,000 muertes anuales, las que podrían llegar a 10 millones  al 2050 (más personas de las que actualmente mueren de cáncer), salvo que tomemos medidas urgentes.

La RAM se produce de forma natural con el paso del tiempo, normalmente a través de cambios genéticos. Los organismos resistentes a los antimicrobianos se encuentran en las personas, los animales, los alimentos, las plantas y el medio ambiente (en el agua, el suelo y el aire). Pueden propagarse de persona a persona o entre personas y animales, incluso a partir de alimentos de origen animal. Los principales factores que impulsan la resistencia a los antimicrobianos son el uso indebido y excesivo de antimicrobianos; la falta de acceso a agua limpia, saneamiento e higiene, tanto para las personas como para los animales; la deficiente prevención y control de infecciones y enfermedades en los centros sanitarios; el acceso deficiente a medicamentos, vacunas y diagnósticos de calidad y asequibles; la falta de concienciación y conocimientos; y la falta de aplicación de la legislación, especialmente con relación a la supervisión médica en el uso de antimicrobianos.

La RAM puede hacer que las infecciones sean más difíciles de tratar y aumentar el riesgo de complicaciones graves, como la sepsis y la neumonía. En casos extremos, puede causar la muerte. Adicionalmente, la prolongación de la enfermedad conlleva estancias hospitalarias más largas, la necesidad de medicamentos más caros y una mayor carga al sistema de salud.

En el caso de las infecciones bacterianas comunes, se han observado en todo el mundo elevadas tasas de resistencia frente a los antibióticos utilizados con frecuencia para tratar estas infecciones. Por ejemplo, la tasa de resistencia al ciprofloxacino, un antibiótico utilizado habitualmente para tratar infecciones urinarias, osciló entre el 8.4% y el 92.9% en el caso de Escherichia coli y entre el 4.1% y el 79.4% en el de Klebsiella pneumoniae en los países que informaron al Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia y el Uso de Antimicrobianos (GLASS).

A medida que la RAM se vuelve más común, se necesitan soluciones desde las políticas públicas para abordar el problema.

Primero, el uso responsable de antibióticos, lo que implica prescribirlos sólo cuando sea necesario y asegurar que no se vendan por ningún motivo sin una receta médica, ya sea en la atención médica humana y/o veterinaria, y por parte de los pacientes, adheriendo a su terapia. Asimismo, es urgente el desarrollo de nuevos antibióticos, que a juicio de la OMS se encuentra estancado, para tratar infecciones resistentes a los medicamentos existentes, para lo cual, diversos países han establecido incentivos económicos, como el Generating Antibiotic Incentives Now Act de Estados Unidos de América, y la actual discusión sobre los denominados transferable exclusivity voucher en la Unión Europea. De igual forma, urge mejorar la vigilancia de la RAM, para identificar las tendencias y patrones de resistencia y para informar las decisiones sobre el uso de antibióticos. Finalmente, es esencial la cooperación internacional para abordar la RAM, ya que ésta es un problema de salud global que afecta a todas las regiones del planeta.

En este sentido, diversos estados se han comprometido con el marco establecido en el Plan de Acción Mundial 2015 sobre la RAM durante la Asamblea Mundial de la Salud de ese año y que busca elaborar y aplicar planes de acción nacionales multisectoriales. Ello fue refrendado además por los órganos rectores de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). También la industria farmacéutica se ha agrupado en torno al AMR Industry Alliance para empujar la agenda vinculada con la RAM.

Un rol clave juegan las campañas de concientización sobre la RAM, como la World Antimicrobial Awareness Week (WAAW) que se realiza en el mes de noviembre de cada año. A pesar de ello, todavía hay escaso conocimiento sobre el grado de entendimiento sobre la RAM que existe, especialmente a nivel de profesionales de salud, por lo que es relevante medirlo, a fin de enfocar los esfuerzos, así como lo proponen algunos estudios.

En buenas cuentas, la población mundial se enfrenta a un enorme desafío que silentemente nos amenaza y que requiere esfuerzos coordinados globales para poder enfrentarlo adecuadamente, ya que corremos contra el tiempo. Entre más conciencia exista y no se queden atrás las soluciones frente a otras urgencias, estaremos en una mejor posición para  enfrentar el urgente problema de la RAM y poder seguir contando con antimicrobianos eficaces para aquellos pacientes que los requieran.

*El autor es experto en políticas públicas en salud, Director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.