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Opinión

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Sanción a turistas rusos: provocación al odio

Finlandia limitará las visas turísticas a ciudadanos rusos al 10% del volumen actual a partir del 1 de septiembre. "No es normal que los ciudadanos rusos puedan entrar en Europa, en el espacio Schengen y ser turistas (...) cuando Rusia está matando a gente en Ucrania", declaró el día de ayer la primera ministra finlandesa, Sanna Marin.

El 9 de agosto, el primer ministro de Estonia Kaja Kallas, sorprendió a la Unión Europea con una petición: “Es hora de acabar con el turismo ruso”. Y agregó: “Visitar Europa es un privilegio, no un derecho”.

Para Marika Linntam, directora general de Asuntos Europeos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia, cerrar las fronteras a los rusos es “una cuestión moral” porque “Rusia ha iniciado una guerra injustificable; ¿por qué sería tan fácil para sus ciudadanos venir de compras a Europa? La vida cotidiana de los ciudadanos rusos no debe continuar como si nada hubiera pasado” (Le Monde, 11 de agosto).

¿Las sanciones impuestas en contra de los políticos tienen que ampliarse a los ciudadanos?

Marika Linntam se refiere como cuestión moral el hecho que recaigan, las sanciones en contra del presidente Putin, en los ciudadanos rusos.

La humanidad tiene una moral doble: una, que predica y no practica, y otra, que practica, pero no predica. Lo dijo Bertrand Russell. Introducir la moral para justificar una dura sanción en contra de la población civil rusa suena antes que nada a una injusticia. Lo es por diversas razones. Una de ellas es considerar a toda la población rusa como ejército civil del presidente Putin; una visión totalitaria sobre el concepto de una sociedad plural.

Se trata de una visión injusta porque, en lugar de extender las sanciones a lo largo del ámbito diplomático, el castigo se extrapola inclusive, en ciudadanos rusos que se han manifestado en contra de su presidente.

Para Andre Breton la moral es una gran conciliadora, no es motivo de una riña.

Una de las búsquedas cotidianas de Albert Camus era encontrar la manera de luchar en contra de la violencia sin hacerse violento.

El siguiente paso de la sanción en contra de turistas rusos sería el odio. El odio entre todas las partes. Propagar el odio a través del disfraz de la moral. Ya no será un conflicto entre políticos, sería un conflicto entre civiles de un determinado pasaporte frente a propietarios de otra bandera.

¿En verdad es lo que desea Sanna Marin?

Una vez que el odio se expande, ya no se le puede regresar al interior de la lámpara de Aladino.

La Unión Europea tiene sobre la mesa la petición de los países bálticos sobre una nueva ronda de sanciones en contra de Rusia, especialmente, en contra de turistas rusos. Alemania está en desacuerdo.

Regresando a Camus: si la persona fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo.

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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